viernes, 3 de septiembre de 2010

Obturador...

Obturador del Tiempo


Héctor Parra González

Cristos            



Huele a mar.
Las olas rompen el silencio.
La arena se confunde con tu rostro.
Tu barba alargada arrastra años de castigo en esa isla que aún encierra tu libertad.
Ahí estabas Cristos, casi crucificado entre el tronco seco contándonos historias que difícilmente se pueden contar allá.
No dejabas de mirarnos.
Un mar distante que día con día contemplabas para tramar tu huída.
¿Pero…?
Te confesaste con nosotros en esa iglesia que tú mismo construiste con la arena, sin embargo, fue la misma ola la que la arrasó para perderse entre la espuma y la sal.
Recuerdo las leyendas y aventuras que dictaste al paso de nuestro encuentro, pero jamás las escribimos porque esa fotografía había quedado en el viejo obturador del tiempo.
Hoy la rescato.
Regreso el tiempo y parece que no se perdió.

-Héctor, busco mi salida, mi libertad y quizá mi propia crucifixión si me detienen, pero no aguanto más el martirio y la libertad condicional a la que me han sometido. ¡No aguanto! Quiero huir entre el silencio y oscuridad de la noche; y aunque estoy cierto de que el mar, el sol y la misma luna serán mis cómplices, tengo miedo de perderme entre el horizonte y no encontrar la salida hacia mi libertad. No me importa si muero ahogado, por deshidratación o por cualquier otra causa, pero yo aquí estoy más muerto que vivo.

- ¿A qué te refieres Cristos?
- ¡Voy a huir de la isla!
- Pero ¿cómo le vas a hacer?
-¡Hermano! Llevo días, semanas, meses y quizá años contemplando el mar, esperando el momento de mi partida, y creo que será muy pronto, ¡ya lo verás!

Jamás volvimos a conversar al respecto de su viaje ni el destino que tomaría. Brindamos con cerveza y tequila por su reencuentro con la felicidad y su propia libertad.

Tomé mi cámara. Le pregunté si podía tomarle una fotografía. ¡Accedió! Se levantó de esa alfombra de arena y caminó sin rumbo, pero su mirada jamás se despegó del mar.

Regresamos del viaje.
Pasaron los días…
Me acerqué al puesto de periódico. Observo una fotografía en la portada del periódico “El Universal”.
…y volví a ver a Cristos una vez más:

“Detiene la marina estadounidense a
indocumentado cubano cerca de Miami”

“…será deportado a la base naval de Guantánamo”.

El silencio me invadió de inmediato.
No supe qué hacer. Incluso ni el periódico compré.
No quise saber más de esa historia ni lo que le depararía a Cristos.
Hoy está en mi obturador del tiempo, y aún no se nada de él.


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