viernes, 3 de septiembre de 2010

La novelesca vida de Nellie Campobello




en la visión de Margo Glantz



Benjamín Nava

Erudicción literaria, memoria de escritora, candor de una mujer cuya capacidad de sorprenderse crece conforme estudia, investiga, lee; pero sobre todo buen humor y mayor don de gentes despliega Margo Glantz, a quien muchos recordamos por haber bautizado como “literatura de la onda” –aunque no les haya gustado– al grupo de jóvenes escritores que a mediados de los sesenta eran considerados contraculturales.

Pero Margo Glantz es más, mucho más que ese recuerdo. Es sus Genealogías, autobiografía-homenaje a sus padres de nacionalidad judía ucraniana; Margo Glantz es su asimilación e interpretación de la Décima Musa de Nepantla en Sor Juana ¿Hagiografía o autobiografía?; Margo Glantz es, como lo publicó el jurado de la FIL al otorgarle su premio de este año “el referente de las nuevas generaciones de escritores” y es también la lectora que nos invita a conocer las sesenta y tantas narraciones que integran Cartucho de la escritora-bailarina de Parral, Chihuahua cuyo nombre de nacimiento es Francisca Ernestina y después lo cambia por el de Nelli, porque así se llamaba una perrita que se le murió.

Nombres creadores y personajes desfilan en la alocución de la maestra Margo Glantz, quien de entrada advierte a su público:

–No vengo a hablar de la novela de la Revolución Mexicana, más bien de una escritora que se insertó en la narrativa de ese acontecimiento con textos muy breves, pero que son la visión de una niña quien vive y describe a los acontecimientos que le llegaron prácticamente a la puerta y ventanas de su casa.





Se refiere a Nellie Campobello y su libro Cartucho, el cual se publicó por primera vez en 1935 y cuyos cuentos se basan en hechos sucedidos entre 1915 y 1919 en la ciudad natal de la autora, Parral, Chihuahua. La alocución de la galardona con el premio de la FIL Guadalajara 2010, la adereza con comentarios de su contacto personal con escritores, críticos, protagonistas de la literatura mexicana y de otras latitudes. No ahorra elogios a la prosa breve y directa “como balas de escopeta” del libro de Nellie Campobello y en el cual se entrelazan lo épico con lo cotidiano para elevar al orden de la estética literaria las descripciones de la muerte, los cadáveres, las batallas que se libraron ante los ojos de la niña que mira todo eso con una “mirada amoral”, pues una niña de seis años –la edad de la protagonista– no juzga lo que ve, sólo atina a describirlo con frases y oraciones que son “como el tableteo de la metralla en una batalla de la Revolución”.

Anécdotas, polémicas en torno a la autora analizada o su época desfilan en la charla de la autora de El jeroglífico del sentimiento: La Poesía amorosa de Sor Juana; Bioy Casares y la percepción privilegiada del amor; Kafka y Job: los dos hermanos y Borges: ficción e intertextualidad, entre otros ensayos.

Es decir, en la conferencia aparecen Martín Luis Guzmán y El águila y la serpiente; Mariano Azuela y Los de abajo; Elena Garro y Los recuerdos del porvenir; Rafael L. Muñoz, Vámonos con Pancho Villa; Los Contemporáneos y la polémica sobre la literatura “afeminada” como la calificaron los detractores de Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Salvador Novo, entre otros.

Yo me quedé con ganas de preguntarle a la maestra Margo Glantz, –aunque su conferencia no hubiera sido sobre la novela de la Revolución Mexicana– sí, en efecto, Tropa Vieja de Francisco L. Urquizo era la única novela escrita desde la perspectiva de un “guacho” o “pelón”, es decir, desde la del ejército federal, contrario a la bola revolucionaria.

No tuve tiempo. Otro día escribiré el por qué. Pero más bien, ni vale la pena dedicar tinta a quienes asisten a estas conferencias para hacer “comentarios-conferencia” para intentar lucirse a costillas del invitado. Además, con aquella rechifla fue suficiente.

Adenda: Hay que buscar a Nellie Campobello y deleitarse con su Cartucho. Recuerdo el reportaje de Proceso de hace años sobre el enigmático final de la artista a manos de unos vivales que la mantuvieron secuestrada y esquilmaron sus bienes. Trágico final.

2 comentarios:

  1. Hay que irse con tiento a la hora de hablar sobre la "reivindicación" o lo "novelesco" de una figura literaria como es el caso de Nelly Campobello. Para no caer en confusiones es importante distinguir de la escritura un estilo y con ello la posición del autor. Campobello narra desde una perspectiva infantil, con un lastre de escritura "viril", sin embargo su escritura es singular dado que describe una realidad violenta en un juego de voces narrativas que no sólo se caracteriza por lo "amoral", sino por el uso del lenguaje. Recursos de los que pocos escritores de la época echaron mano...
    El artículo me parece más completo comparado al que apareció el fin de semana en La Jornada Morelos.

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  2. Dzoara:
    te agradezco el comentario y comparto el criterio de "irse con tiento"; tanto en materia literaria como en la historia, las generalizaciones son el camino fácil hacia la improvización y mediocridad, en una y otra disciplinas.
    En cuanto a la comparación con el artículo de La Jornada Morelos sobre el tema Glantz-Campobello, yo creo como dice José Emilio Pacheco: "todo lo escribimos entre todos..."

    Gracias,

    Benjamín Nava

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