Luz del silencio
Los ecos de la noche
se ahogan
mientras los matinales
emergen
conciliando querellas;
idilios
que se desnudan
al contacto de la luz
desbaratando palabras.
Julio César Güemes Calderón
Los informes secretos
Novela fundamental de Carlos Montemayor
Armando Alonso
La muerte de un autor marca un hito en el transcurso; no habrá mas obra con ciertas características muy peculiares, únicas. Es interesante la reflexión sobre lo que una obra es y el concepto de autor y autoría, sobre la pertenencia de la obra. Esta reflexión sobrepasa este medio y los fines de éste. Sólo mencionaré que perdimos a uno de los más grandes seres humanos creadores de este país; sumergido en la música, en particular por el camino del canto, narrador, poeta, traductor (del griego y latín, entre otros, actividad que le servía de fuente para la creación poética), ensayista, investigador, historiador, difusor-promotor de las lenguas nativas, enfocó su reflexión en los movimientos sociales y en la respuesta represiva del Estado. Nada más. Así… hemos perdido a un grande.
Motivación suficiente para revisar una de sus novelas. Los informes secretos.
Novela situada en su tiempo, tanto en tema como en forma. Una forma difícil por el riesgo que asume el autor; experimento de amplio espectro, una novela que es una serie de reportes de un agente del servicio de seguridad interna. El agente tiene una misión que se va deshebrando con el transcurso narrativo, tensiones difíciles de sostener, tensiones que se suceden una tras otra o/y transponiéndose una sobre otra, resistencia y maestría del manejo de información, los tensores están ahí, en el manejo de la información clandestina, robada, ajena y cercana al mismo tiempo, el objetivo es uno y somos todos, multiplicidad en las lecturas, en las posturas y en las perspectivas. Una historia de los movimientos clandestinos en México. Trotsky, Siqueiros, Revueltas, la KGB. Juego de mostrar y ocultar, un juego de reflejos y reflexiones.
La fuerza de este trabajo reside en la totalidad del complejo entramado del contenido, si intentamos asirlo por alguna de las puntas del hilo oscuro con que está tejida podemos perder mucho más que si la observamos en su totalidad. Un trabajo maduro donde el autor se permite explorar los extremos de la novela, los extremos de la historia nacional, las lindes de la individualidad, de la intimidad, de la libertad, de la legalidad. Trama que multiplica los distintos intereses y motivaciones por distintas rutas. Hasta el agente en cuestión se permite hacer propuestas dar opiniones personales, suponer sobre cómo logar un mejor trabajo dentro de una estructura rígida y represiva por definición. La policía secreta, instrumento represivo del Estado desde el nacimiento del mismo, expone sus limitaciones y alcances, sus errores y aciertos como si se tratara de un gerente bancario. Una radiografía de las tensiones sociales en un período que cubre decenas de años.
En gran parte, el país es el país que es, fundamentalmente, por las tensiones dibujadas, seccionadas y diseccionadas en esta obra, multiplicadas en la realidad, cierto. Grande, en su minuciosidad, en su universalidad y actualidad. Es de notar que la crítica en el país pierda de vista los fundamentos. Esta obra permanecerá en la obligatoriedad de los anales futuros, ajenos a las limitaciones de visión por parte de la crítica y la fugacidad intrínseca del periodismo.
Practica Educativa: Ética y Estética
Nuestra ética es la revolución,
nuestra estética la vida.
Roberto Bolaño
Si es verdad que la formación educadora jamás termina en nuestras vidas, si es necesario hacer una pausa reflexiva y cuestionar los modelos de la principal fuente de formación tanto cultural como educativa, es decir, la academia.
Es preciso aclarar que no todas las aulas están formadas por cuatro paredes y un sujeto llamado profesor ni el clásico alumnado que se sienta a escuchar de forma pasiva.
El tema de la ética y estética en la práctica educativa es sumamente extenso, sin embargo, trataré de centrar el tema en las aulas y la relación ejercida día con día entre alumno y profesor; estas son las bases de las relaciones más influyentes en los niños en su formación primaria y consecuente con la visión que irán formando de la realidad y el mundo que los rodea, claro que esta formación, no depende totalmente de las horas en la academia, responde también a la atención en casa, con su familia y amigos, a la hora del juego y de otro tipo de prácticas (deportivas, artísticas o simplemente recreativas)
y sobretodo, mantener la atención de las inquietudes del niño en su desarrollo cognoscitivo con la acertividad de los límites y la no represión.
El profesor como sujeto y guía, es la parte fundamental de la formación del alumno, puesto que es quien construye los puentes con las herramientas necesarias para cada uno de sus neófitos, puentes y herramientas que son la práctica educativa que forman individuos próximos a la reflexión, critica y autonomía, elementos que para mí, son esenciales en el rumbo de cada ser humano.
¿Pero qué beneficio tendrá un guía con estas expectativas e impulsos?
La respuesta está en las generaciones que simplemente no cuestionan su entorno,
ni tienden a reflexionar el por qué ni el para qué de las cosas; seres que carecen de toda actividad política, cultural o creativa, seres adormecidos en la pasividad y dependencia de las imposiciones culturales y opresoras de su sistema. El guía debe despertar esta fuerza creadora y de constante reflexión ante las distintas problemáticas sin imponer su óptica sobre el entorno, lo adecuado es proveer las herramientas que faciliten la edificación del conocimiento con dichos elementos mencionados anteriormente.
He aquí donde la ética y la estética encaminan al individuo, pues más allá del bien y el mal, es la creación de una conciencia donde podamos aproximarnos al otro, es decir, “comprender antes que juzgar”, esta práctica sugiere un constante camino de reflexión y actividad espiritual, lo cual es un camino directo a la ética y crecimiento de la conciencia colectiva desde un ente individual como nos reconocemos una vez adquiriendo herramientas de experiencia propia y experiencias estéticas.
La estética es la visión de cada uno de los sujetos implícitos en la creación de una realidad, la formación y manifestación de las ideas y las acciones que delinean a cada individuo en su andar, es por eso, que la guía de un profesor, hará que estos elementos crezcan y se acentúen a lo largo de la vida de cada individuo; así la formación de las generaciones será cada vez más desarrollada e independiente para todos los posibles cambios y utopías que serán derrumbadas con la fuerza de la refle-acción diría Marx.
Para concluir, creo que la formación de cada individuo, es responsabilidad de él mismo.
Los cambios tendrán que surgir de abajo, de arriba, sólo podemos esperar mentiras y chantajes. La ética tendrá que ir más allá de las aulas y las buenas conciencias que solamente muestran la hipocresía de una sociedad devastada por los temores y la opresión, sociedades hambrientas de prestigio material y “moral”.
- Nuestra guerra es espiritual-
Diría: Chuck Palahniuk.
-ángel armenta lópez
Gethsemani, Ky.
Ernesto Cardenal
Estos poemas fueron redactados, en parte, en el monasterio benedictino de Santa María de la Resurrección, en Cuernavaca, al inicio de los años sesenta, con base en apuntes hechos un poco antes por Ernesto Cardenal durante su estancia como monje novicio en el monasterio trapense de Gethsemani, Kentucky, lugar que da nombre al libro y mismo que es, sin duda alguna, uno de los más hermosos y diáfanos que han sido escritos en las letras hispanoamericanas.
Aquí la poesía es naturaleza –la de adentro y la del prado, como Gonzalo de Berceo y San Juan de la Cruz- y la naturaleza es el lenguaje en su más depurada transparencia: veo, oigo, recuerdo, contemplo; y celebro la creación, y el amor como elemento inseparable de todo lo creado, y mis seis facultades sensoriales como la experiencia más pura y directa de ese amor.
Gethsemani, Kentucky. Es la expresión en verso libre de eso, y más: de manera accesoria es también testimonio de la ferocidad y avides del tiempo que hemos creado –representado por los anuncios luminosos del mercado del mundo y la figura del dictador-, una contemporaneidad que nos alcanza a todos y todo lo devora ya que, como dice el salmo al hablar del Reino delos Cielos, también el caos “está dentro de nosotros”. Más habremos de resurgir. Junto a la materialidad del mundo y de sus cosas, un segundo nacimiento nos aguarda. Estos hermosos poemas de contemplación le señalan al lector una salida. El poeta la llama “Resurrección”.
Sergio Mondragón
Ha llegado al cementerio trapense la primavera,
al cementerio verde de hierba recién rozada
con sus cruces de hierro en hileras como una siembra,
donde el cardenal llama a su amada y la amada
responde a la llamada de su rojo enamorado.
Donde el reyezuelo recoge ramitas para su nido
y se oye el rumor del tractor amarillo
al otro lado de la carretera, rozando el potrero.
Ahora vosotros sois fósforo, nitrógeno y potasa.
Pero cuando el cosmos vuelva al hidrógeno original
-porque hidrógeno somos y en hidrógeno nos hemos de convertir-
no resucitaréis solos, como fuisteis enterrados,
sino que en vuestra carne resucitará toda la tierra:
la lluvia de anoche, y el nido del reyezuelo,
la vaca Holstein, blanca y negra, en la colina,
el amor de cardenal, y el tractor de mayo.
En Pascua resucitan las cigarras:
millones y millones de cigarras
que cantan y cantan todo el día
y en la noche todavía están cantando.
Sólo los machos cantan:
las hembras son mudas.
Pero no cantan para las hembras:
porque también son sordas.
Todo el bosque resuena con el canto
y sólo ellas en todo el bosque no los oyen.
¿Para quién cantan los machos?
¿Y por qué cantan tanto? ¿Y qué cantan?
Cantan como trapenses en el coro
delante de los Salterios y sus Antifonarios
cantando el Invitatorio de la Resurrección.
Al fin del mes el canto se hace triste,
y uno a uno van callando los cantores,
y después sólo se oyen unos cuantos,
y después ni uno. Cantaron la resurrección.
Danza Contexto
Sincretismo de tres mundos
Algunos piensan que la danza es una actividad únicamente física, corporal, cinética, que los bailarines no saben contar más que del uno al ocho, que son incapaces de elaborar un discurso. Incluso hay quien dice que por tantos saltos y giros tienen el cerebro en los pies. Es por eso que a través de éste espacio me gustaría ir haciendo pequeños recuentos de los momentos y personajes más importantes de la danza en México y en el mundo, y contextualizarlos con los acontecimientos históricos que les dieron origen, ya que para un mejor entendimiento de nuestra realidad actual, es necesario indagar toda una serie de eslabones causales. En este número comenzaré a pintar un poco el panorama del país (como punto geográfico de encuentro entre tres culturas) durante los procesos de conquista y colonización y cómo influyeron en el arte en general. Y en el siguiente número ahondare en las repercusiones directas de dichos factores en la danza.
Tanto para los pueblos indígenas como para los europeos, fue muy difícil el periodo de transición entre la conquista y la colonia. Europa se encontraba inmersa en grandes cambios políticos, económicos, sociales y culturales, y dentro de los últimos, los religiosos constituyeron un factor detonante para la gestación de un nuevo periodo en la historia: el barroco. Por otro lado en América, se pretendía llevar a cabo una organización de sociedades utópicas, que tras su fracaso en Europa, el paraíso terrenal que representaba el nuevo mundo, resultaba una oportunidad inigualable: tierra fértil, paisajes verdes con todo tipo de vegetación y fauna, abundancia en oro y plata, y lo indispensable, trabajo esclavo para establecer colonias en beneficio de la metrópoli.
Después de un largo periodo en el que se busco darle cada vez mayor forma y organización a la nueva sociedad compuesta por españoles e indígenas, se estableció formalmente la Nueva España como colonia dependiente de la corona española. . Las colonias europeas en América funcionaban a partir de un régimen esclavista, y tras haber exterminado en muchos casos a las poblaciones nativas, los colonizadores trajeron varios miles de negros para realizar el trabajo duro.
Inevitablemente, la Reforma por parte de la iglesia católica, la Contrarreforma por parte de la ortodoxa, y el barroco como su producto en el arte, fueron trasladados de Europa a América, adquiriendo aquí características muy peculiares debido a la confrontación entre realidades. Tenemos la fusión de tres culturas (que a su vez presentan rasgos de otras culturas a las que dominaron o por las que fueron dominados). Tres cosmovisiones, idiosincracias, lenguajes, historias, tres lecturas, valores, gastronomía, costumbres, tres colores, corporeidades y ritmos que se fueron entretejiendo para darle origen a una nueva identidad y expresión novohispana oscilante entre lo sagrado y lo pagano.
El arte barroco representó en lo abstracto y en lo concreto la realidad emocional y psicológica que se vivía. Contenía la fusión de elementos sacros de lo católico, con la cosmovisión del mundo indígena, en donde el dolor del proceso de conquista quedo registrado como por un manuscrito histórico. Se recurría a representaciones muy ostentosas, de ornamento complicado y desmesurado, arte de la abundancia basado en la necesidad y el deseo. Una expresión que mostraba notoriamente el miedo al vacío en el exceso de elementos plásticos y arquitectónicos, este vacío que provenía en primer lugar, de una España debilitada por su incongruencia con el resto de Europa al aferrarse a modelos socioeconómicos medievales, en segundo, el vacío en los indígenas ocasionado principalmente por la conquista espiritual e ideológica, y por último, en el caso de los afros, por las vejaciones, el maltrato y la manera en la que habían sido arrancados de sus tierras y trasladados a un continente desconocido, de lengua usos y tradiciones ajenas. La suma de estos y otros factores fue lo que en el campo de la danza dio origen a nuevos ritmos y bailes, a las danzas mestizas también conocidas en esa época como “sonecitos del país”.
Las Quince Letras - Benjamín Nava Boyás
Las dos muertes del General de la O*
La vida como guerrillero de Genovevo no comenzó cuando enfrentó a los capataces de la hacienda de Temixco, que llegaban hasta los bosques de Santa María para hacer tumbadera de árboles para la leña del trapiche y luego pretendieron hacer un aserradero particular y vender la madera por su cuenta; tampoco empezó cuando se escapó de la leva a que lo habían sentenciado por pelear contra el despojo y la deforestación –además de haber sido castigado por rebelde– hasta que llegó la revuelta de 1910. Y ni así empezó a vivir, sino hasta la noche del 9 de febrero de 1913, en la que los guachos marihuanos de Juvencio Robles rociaron gasolina al pueblo y le prendieron fuego. De ahí Genovevo no paró en su rabia hasta que la noche en San Bartolo se le apareció en sueños el ánima de su hija y le pidió que se calmara, que ella estaba bien. Gracias a esa visión Genovevo ya no peleó con odio sino con una alegría que disimulaba bien para que sus hombres no lo creyeran loco, y el enemigo siguiera pensando que tenía pacto con el Diablo y que los suyos siguieran imaginándolo como un consumado nagual que aprendió a hacerse invisible, a no dormir y no comer y aparecerse en dos lugares al mismo tiempo y hablar con los guajolotes que invocan al nahual Tezcatlipoca, brujo mayor del humo y el viento nocturno, reverenciado en la gruta de Chalma antes de que los frailes gachupines lo sustituyeran por un Cruficado. (…) Porque entre el nacimiento a la vida física y el despertar a la vida del espíritu o del nagual –como le llamaban los antiguos habitantes de Tamoanchan a los curanderos, granizeros y brujos que habitan desde Malinalco y Chalma hasta Tepoztlán y Amatlán– hay de por medio el sufrimiento de la carne y el apagón del alma. Un sufrimiento de odio que Genovevo de la O no descargó en cada muerto que su Winchester y su puntería hacían caer, o por el filo de su machete de monte, sino contra dos o tres personas en vida, como contra Francisco Pacheco, su enemigo de los bosques de Huitzilac y Antonio Barona, el general de Ahuatepec que marihuano y borracho atacó a mujeres de Cuernavaca hasta que lo mandó matar en la calle de Degollado y arrastraron su cuerpo hasta el panteón de La Leona. No, no era odio lo que empujaba a la guerrilla a Genovevo, era el poder del nagual mexica que proporciona al mirarse al espejo ya sin humo y saber a toda conciencia que se está muerto a las engañosas tentaciones del odio y del espanto. Ese mismo poder que adquirían los guerreros águila y ocelote mexicas en Malinalco, después del ritual del ayuno, la confesión de sus errores, el baño de temazcal y la ingesta de la carne de los dioses, el peyote, para poder escucharlos y entender su mensaje y la misión que se le asignaba a cada guerrero que sobrevivía a las atrocidades de lo oscuro y desconocido de sí mismos. Esos terrores que los naguales-sacerdotes-militares les metían a los aprendices de guerreros en el templo-cueva tallada en la roca de la montaña sagrada de las cumbres de Malinalco. Ahí también en la casa de las águilas y ocelotes donde los guerreros ganaban y perdían el pánico para poder dominarlo y hacerlo su aliado. Los conjuros del nagual del viento nocturno y del humo en el espejo, Tezcatlipoca dictan la vida y sus hechos que son sólo lecciones por aprender. Genovevo, aparte de magnífico guerrillero fue un consumado aprendiz del nahual o lo desconocido que abunda en la sierra del Chichináutzin, desde los cerros de Malinalco y Chalma –lugar de Tezcatlipoca y señor de los naguales negros– hasta las barrancas y alturas de Tepoztlán y Amatlán, cuna de su hermano gemelo, el Señor del Tiempo-Serpiente de Plumas Preciosas, chaman de los graniceros y rezanderos blancos. (…) Por eso la vida y la muerte de Genovevo no eran cosas o entes distintos. Convivían amigablemente entre batalla y batalla y en las noches de calma en los campamentos de El Tepeite o entre los cerros de Santa María o Buena Vista del Monte y Ocuilan. Pero cuando el recuerdo aprieta la garganta y una lágrima se escapa como vaporización de aquel incendio deliberado y criminal; entonces el General Genovevo pedía que viniera el cantor de la tropa y con su bajo quinto o la vihuela le cantara “La hija del enterrador”, y entre los versos volvía escuchar la voz de su hija que lo colmaba de consuelo y ante aquella sonrisa de su ángel de la guarda se quedaba dormido para despertar antes del amanecer cabalgando de nuevo entre los cerros del Chichinautzin o en las lomas de Mexicapa, Cuentepec o Tetlama o en las riberas de la laguna Coatetelco y las hondonadas de Miacatlán hasta subir de nueva cuenta por los lomeríos de Tetlama, las barrancas del Tembembe y asomarse desde Cuentepec a Temixco y no parar de cabalgar y echar bala hasta desalojar de nuevo a los guachos de El Tepeite y descansar entre los árboles de ciruelos y aguacates de Ahuacatitlán.
*(Extracto de la novela Desterrados Errantes de próxima aparición)