miércoles, 14 de diciembre de 2011

Seminario Cultural Artetipos No. 52. Se autoriza cualquier reproducción total o parcial de estos contenidos.


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Queridos lectores: A continuación, el contenido del seminario cultural Artetipos No. 52.
EDITORIAL
Descanse en paz el maestro Luis Lombardo


EL CASCANUECES, ¿Una versión Moderna?
Gina Ancona A.
Como es tradición en esta época de fiestas decembrinas, el Ballet de Cámara de Morelos se encuentra ofreciendo funciones de “EL CASCANUECES, Una versión moderna”, para cerrar el año con su temporada de invierno en el Teatro Ocampo. Las funciones, que comenzaron el fin de semana pasado, continuarán durante este fin de semana para que los niños y adultos del Estado puedan ser partícipes de este espectáculo que involucra a la primera y única compañía de ballet en Morelos, a niños y niñas de diferentes escuelas de danza de Cuernavaca, así como en las dos últimas funciones, a la Orquesta de Cámara de Morelos y a los Niños Cantores.
La realización de este montaje tiene sus méritos. La invitación realizada a estos chiquillos para participar en la puesta en escena, tiene como finalidad la búsqueda y el apoyo hacia las futuras generaciones de bailarines morelenses, así como la creación de un nuevo público para el ballet y la danza en general. Ahora, hay que ver el panorama completo. En cuanto a coreografía se refiere, el producto final es una mezcla bastante bizarra entre jazz, comedia musical, ballet, danza contemporánea y elementos de danza aérea, que lamentablemente no terminan de cuajarse. Hay que recordar que la experimentación, la innovación y la búsqueda de nuevos lenguajes son importantísimas, sin embargo, también sabemos que el hilo negro ya fue inventado, por lo que a mi parecer, cuando alguien se mete con los clásicos debe de ser muy cuidadoso. Y es que para cualquier coreógrafo es bastante obvio el compromiso y la responsabilidad que se adquiere al realizar adaptaciones sobre una obra que ha recorrido el mundo con las mejores compañías por más de un siglo, por lo que en cuanto a este tema se refiere, hay que decir que no fue precisamente un acierto. Es una lástima que siendo el BACEM una compañía con bailarines de mucha calidad, con la infraestructura y la solidez económica –en especial durante esta administración, en la que Martha Ketchum, cofundadora de la compañía, fungió como Directora del ICM- así como con el apoyo de muchas otras instituciones gubernamentales y privadas, se encuentre actualmente realizando montajes que en boca de muchos, dejan bastante que desear.



La Tómbola
“La Vida es una Tómbola,
tom, tom, tómbola.”

Manuel Salazar Ávila

Hoy por la mañana vino a contarme Ventura lleno de regocijo, lo de la muerte de la Tómbola, el causante de nuestras desazones y congojas de la primera edad. Mira nada más como acabó ese temible ganapán –nos dijimos con los ojos- que ensombreció los días azules de la infancia a más de cuatro compañeros de clase, precisados a soportarlo a lo largo de seis interminables –o, al menos eso nos parecieron acosados por los abusos de ese grandulón- cursos de instrucción escolar.
Al término de tantos años, la memoria parece flaquear y perder el registro de los hechos, y aún los recuerdos van dejando de hacernos daño. Vana ilusión, pues ellos permanecen escondidos en los resquicios del alma, esperando la ocasión de jugarnos una mala pasada con su rostro feroz.
-¡Vaya! No sabía que aún viviera ese mequetrefe, me concentré a decirle a Ventura, mi apreciado amigo, que seguía sosteniendo en los labios un rictus triunfador: Y ¿cómo fue eso? Continué.
-Resulta que, tardíamente, agarró el oficio de curandero y en el caso extremadamente difícil de un sujeto al que una mujer despechada tenía embrujado, no hubo más remedio que darle a aquel una limpia de aura a conciencia, de acuerdo con el rito más antiguo de los hechiceros aztecas, en cuyo tratamiento era necesario que, La tómbola y un ayudante de su secta, se metieran al baño de temazcal de yerbas medicinales para sacarle el mal aire que se había metido hasta los tuétanos del individuo, pero, siendo el daño tan profundo, paciente y brujos sucumbieron ante los efectos del terrible maleficio, con lo cual quedó demostrado que no siempre es redituable ponerse al servicio del maligno, como lo pretendió la Tómbola desde niño.
Ventura y yo guardamos un largo silencio relamiendo nuestras viejas heridas: los golpes a mansalva; la humillación infamante; la burla sangrienta por la falta de destreza en las actividades físicas –sobre todo físicas en las que cifran su superioridad los valentones-; la cuota en dinero o en especie por el honor de ser adlátere del fanfarrón; la osadía de reventarse el pedo más sonoro en clase; los desafíos a la moral infantil (tocarle el trasero a las niñas); mofarse de los afeminados; y, el más temido de todos: las competencias para ver quien tenía el pito más grande, que mortificaba en grado sumo a los que la naturaleza negara sus favores en esos menesteres. El hecho de que La Tómbola nunca haya mostrado el suyo , nos hizo sospechar a varios de que, lo más probable, es que careciera de lo que tanto presumía, pero él era el jefe, quién podría obligarlo amostrar su pingajo? En fin, menudencias que, en ese entonces, nos parecían verdaderas tragedias. ¿Que por qué no se acude a los papás? ¿Alguien en su sano juicio infantil podría aventurarse a ser tildado de rajón?
La Tómbola que se había rezagado un par de años atrás, parecía, y lo era en realidad, más grande que nosotros. Alto y fortachón, tirando a obeso, pudo alzarse por encima de todos los que componíamos esa generación, y dominarnos fácilmente. Por ese tiempo la academia había puesto de moda un nuevo discurso, a tono con la ideología dominante, respecto al trato que debía darse a los niños “problema” mandando al carajo a los “normales”. Dando por descontado que estos no requerían mayores cuidados, eran aquellos con los que debía acentuarse afectos y consideración. Ayunos de semejantes atenciones, ero lo único que necesitaban para resolver al redil.
Niños “problema” ¡ajá! Que venían de hogares desintegrados y todo eso ¿verdad? Por lo tanto proclives a la delincuencia. Había que reivindicarlos a tiempo, pues. Sólo los pedagogos sabrán si esto habrá dado óptimos frutos, pero a la distancia podemos apreciar que, los métodos actuales implantados por la insigne maestra Alba Aurora, han resultado ser más efectivos que aquellos, pues los mismo están conduciendo a nuestra país a un ineludible feliz término; esto es, educar a los mexicanos desde la más tierna infancia en las artes de la simulación y la marrullería, sin inhibiciones, sin cortapisas, sin complejos de culpa ¡vaya! ¿Para qué tanta hipocresía? Ándenles escuincles sálvese el que pueda: A prepararse para la guerra. ¿No es hasta el mismo himno del preclaro Santa Ana nos invita de ello?
Pero regresemos al comentario del método educativo de los tiempos de María Canica. Resulta que La Tómbola, so pretexto de estos experimentos pedagógicos fue a parar a manos de una profesora neurasténica y rabiosa, solterona por la gracia de Dios, que tomó como misión salvífica encauzar por el camino del bien al bellaco incorregible; de modo que la dicha Tómbola se volvió intocable dentro del claustro de la escuela, a menos que alguien quisiera enfrentar la furia de la maestra Mode, es decir, Modesta, que defendía a capa y espada los excesos del grandulón, con la esperanza de volver a verlo, algún día, el modelo a seguir de todos los escuelantes. Vano afán. La Tómbola siguió siendo a lo largo de su vida un penitente incorregible. Y aquí es donde viene la duda bien fundada de que no hay redención posible, o lo que es lo mismo, el que tómbola nace, tómbola muere.
Llegó la hora de demostrar nuestra hombría. La decisión fue tomada: los más aguerridos no asistíamos a clase yéndonos de pinta. Era preciso enfrentarnos al llamado de la carne. Por vez primera –nos dijo La Tómbola, con ese dejo de villano de película que habría tomado de alguno de sus hermanos mayores, famosos en el barrio por avezados malandrines- iríamos con las de tacón alto. Así, pues, Salomón, Ventura, Pepe, Castañeda y yo, fuimos tras los pasos de La Tómbola, temerosos, trémulos, invadidos por una extraña emoción. Pasamos la parada del ferrocarril; enfilamos hacia la colonia nueva de anchas calles sin pavimentar; rodeamos la vieja hacienda azucarera desmantelada ya desde antes de la Revolución y llegamos por fin a un terraplén de los campos del salitre, y ahí, desde un altozano señalando con el índice de su mano a una manada de burras, La Tómbola nos dijo imperativo y desdeñoso: Órale, allistán las de tacón alto, escojan la que quieran.
Pasado ese susto vendría otro más alarmante. La Tómbola nos dijo a sus adictos que había que acompañarlo a ver las suripantas que él regenteaba. (¿A quién le habría oído decir esa bobada?) Que no se nos ocurriera llamarlo Tómbola, pues ellas lo conocían como su Simón Blanco. Y a las entrañas de la perdición fuimos, pues, para ver a nuestro héroe de lo que era capaz.
Efectivamente, llegamos a las afueras del pueblo, hasta un tugurio de mala muerte, El Atorón, que atendía una señora menudita de pelo oxigenado conocida como La Zanahoria, y que creía haberla visto en algún lugar, lo cual sobresaltó a mi corazón. La Tómbola, entonces, llegó aparentando una seguridad en sí mismo evidentemente sobrada, y llamó a La Zanahoria, misma que de inmediato apareció nada más para llenarnos de improperios y vejaciones:
-Y ustedes ¿qué mierdas se les perdió por acá, pinches mocosos cagones? Lárguense antes de que llame a la policía. Y dirigiéndose a mí: Mira nada más a quién tenemos ¿eh? Oloverás güerito le voy a decir a tu papá dónde andas metiéndote.
En ese mismo momento emprendimos fenomenal  carrera hasta legar cada quien a nuestra casa con el alma de fuera, presas de un terror desconocido y deleitoso a la vez. Resulta que la tal Zanahoria y todas las señoras de su oficio acudían cada sábado al negocio familiar: los baños públicos de la ría lucha, antes de pasar revista en el Centro de Salud de la localidad. Hasta entonces recordé en dónde había visto esa maniquí de labios y mejillas pintarrajeadas y pelo oxigenado: La Zanahoria.
A partir de ese día La Tómbola perdió prestigio de héroe entre la comunidad estudiantil. Sin embargo, no se quedaría con esa espina dentro. Hoy La Tómbola ha muerto, qué lástima que hayan debido pasar tantos años para que un inocuo baño de temazcal terminara abruptamente con los instintos patentemente incivilizados de La Tómbola.

¡Y con Ustedes!, el personaje principal… ¡El libro!

Vidas malas hacen buenos libros,
buenos libros hacen vidas malas. 
Henry Miller


Ricardo Ariza

Existe una anécdota, según la Wikipedia enciclopedia libre (ese oráculo de Delfos contemporáneo) relacionada a la intolerancia con la quema de libros, que en nuestro país se ha vuelto el tema central en estos últimos días: “Se repite en Chile una anécdota no comprobable acerca de los militares pinochetistas, que buscando libros de carácter marxista, por error encontraron en una biblioteca de Arte Pictórico, libros sobre cubismo, y creyendo que estaban relacionados con la Cuba castrista los quemaron todos”.
La regidora panista de León Guanajuato, Hortencia Orozco Tejada, que junto con las afiliadas de la Coalición Ciudadana por la Familia y la Vida (Cofavi), así como la presidenta de “Suma tu Voz”, Lourdes Cázares, deshojaron ejemplares de libros de biología del primer grado de secundaria de la SEP, -los cuales arrojaron a una tina de metal y les prendieron fuego-, se han sumado –y muy probablemente sin saberlo (porque para eso tendrían que haber leído)- a una larga lista de intolerantes históricos. Fanáticos de todas las edades y colores se han incluido en esta lista negra de Jueces Implacables y Custodios de la Moral.
Las panistas de Guanajuato, sin duda, han de ver el tratamiento de la sexualidad en los libros de texto de la SEP como un signo más del Apocalipsis ahora. Imagino el bochorno e intolerancia que mostrarían ante un texto como “La Historia del Ojo” de Georges Bataille,  (que por cierto -habría que informarles- se escribió hace casi cien años), quien como el Marqués de Sade llevó el erotismo a paroxismos cuasi divino-demoniacos. Un libro sumamente erótico pero que entre líneas contiene un misticismo único.
En México ha tomado revuelo el tema por la acción de estas militantes panistas, todas pro vida y esposas de los caballeros de Cristo, seguramente; y por las declaraciones fuera de lugar del candidato priista Enrique Peña Nieto. Ya antes Vicente Fox se encargó de darle en la madre a nivel mundial a la débil reputación de México respecto a la lectura. Y recuerdo a una diputada de Zacatecas, creo, hace algún tiempo, poner el grito en el cielo y prohibir la lectura de “Memorias de mis putas tristes”, la novela de Gabriel García Márquez. O aquella profesora de una escuela para “señoritas” aterrorizada por “Aura” de Carlos Fuentes. Válgame…
La quema de libros es una práctica auspiciada generalmente por los líderes políticos o religiosos para demostrar su repudio a otras formas de pensar. Simbólicamente es lo mismo quemar libros que quemar seres humanos. El ejemplo contemporáneo más famoso sucedió durante el régimen Nazi en la Alemania de Hitler, en el Bebelplatz en Berlín, el 10 de mayo de 1933. Quienes se oponen a la quema de libros, generalmente, comparan este hecho con lo ocurrido durante el gobierno de Tercer Reich.
A continuación presentamos la lista de los ocho grandes éxitos en la quema de libros que ofrece Wilkipedia relacionada a estos hechos en la historia de la humanidad:
La quema de libros y la destrucción de bibliotecas tienen una larga historia y pertenece a los lamentables capítulos de la censura, el fanatismo, la guerra y la estulticia. Estos son algunos de los sucesos documentados:
1.- La quema de libros y asesinato de académicos en la China de Qin Shi Huang en el año 212 a. C.; muchos intelectuales que desobedecieron la orden fueron enterrados vivos.
2.- Los libros de alquimia de la enciclopedia de Alejandría fueron quemados en 292 por el emperador Diocleciano. En el año 367, Atanasio, el obispo rebelde de Alejandría, emitió una carta de pascua en la cual exigía que los monjes egipcios destruyeran todos aquellos escritos inaceptables, excepto aquellos que él particularmente etiquetó como aceptables y canónicos. Esa lista es lo que actualmente constituye el Nuevo Testamento. Los textos heréticos no aparecieron como palimpsestos, borrados o sobrescritos como los textos paganos; de esta manera muchos textos de principios de la era cristiana se perdieron como si estos hubieran sido públicamente quemados. El Evangelio de Judas recientemente redescubierto en Egipto, fue un libro que se perdió mediante esta práctica de destrucción privada de información.
3.- A finales del siglo XV se produjo en Florencia una importante quema de libros y obras artísticas de considerable valor, considerados todos ellos inmorales, en la llamada "Hoguera de las vanidades", promovida por Girolamo Savonarola.
4.- Quema de los ídolos y códices mayas por Fray Diego de Landa. Mural del pintor yucateco Fernando Castro Pacheco. La quema de los manuscritos o códices mayas por el sacerdote Diego de Landa en la localidad de Maní (Yucatán) el 12 de julio de 1562.
"Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, (...)"
Diego de Landa

5.- A comienzos del siglo XVI, los andalusíes de la península ibérica tenían la obligación de entregar a las autoridades castellanas los libros escritos en árabe, siéndoles devueltos los que versaran sobre medicina, filosofía o historia, y quemados los demás.
6.- La quema de libros de autores judíos durante la época nazi, desde 1930 hasta 1945 en Alemania.
7.-Declaraciones hechas por John Lennon en 1966 acerca de que los Beatles "eran más populares que Jesucristo" ("We're more popular than Jesus now") fueron mal interpretadas, lo que ocasionó que muchas personas que residían en el "Cinturón Bíblico" o "Bible Belt" en Estados Unidos se dieran a la tarea de quemar sus discos en señal de protesta a la declaración antes citada.
8.- En Chile después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 los militares chilenos requisaron y quemaron miles de libros de política, aunque en febrero de 1987 el Ministerio del Interior chileno sólo admitió haber quemado 15.000 copias de Las aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile el 28 de noviembre de 1986 en Valparaíso bajo órdenes del dictador Augusto Pinochet.
El 29 de abril de 1976, Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército a cargo del proceso de reorganización Nacional (Golpe de Estado Argentino) con asiento en Córdoba, ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano... Dijo que lo hacía "a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas... para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos". Y agregó: "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina". (Diario La Opinión, 30 de abril de 1976).

Carta del Doctor Héctor Zagala a Paulina Peña Pretelini:
No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?
Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no me preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.
¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?
Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!
“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos ni quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben de hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben de comer carbohidratos (tortillas), deben de estudiar en salones sin computadoras, deben de apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.
Cuando leas estas líneas haz el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?
Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.
Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?
Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños (ojalá no fuese así, dicho sea de paso).
Paulina, has puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: si los
jóvenes pudientes de México piensan como tú, ponen en peligro en riesgo el futuro de México.

La cura
De: Roa Juárez
Habíamos coincidido en la clínica. Al principio éramos unos siete u ocho pero cuando se pasó la voz, no se dieron abasto y tuvieron que hacer una selección. Como lo dije, unos quedaron fuera del proyecto, y fue triste, pero esto era experimental, tampoco se podía arriesgar a todos; otros desistieron por decisión propia, y los más valientes, según yo, nos quedamos a expensas de lo que resultara. Éramos personas que fácilmente nos identificábamos, y no es que lleváramos uniformes o algo parecido, sino que había un síntoma esperanzador que se hacía visible en nuestras caras. También llegamos a dudar, pero tantas veces lo hemos hecho que esta vez ya no fue relevante.
Era un tratamiento que prometía nuevos panoramas en la ciencia. Me enteré de la propuesta por el anuncio del periódico. Cuando me la leyó don Sebastián Covarrubias, el vecino de enfrente, pensé que era una tomada de pelo, quizá una broma de los editores, pero no hubo en los siguientes días fe de errata alguna. Al llegar, nos dijeron que llenáramos unas formas protocolarias, ya saben: el nombre, fecha de nacimiento, que si uno es alérgico a esto, a aquello; también dejamos el número telefónico. Mi madre hizo favor de llenarlas, pero, pobre, sé el trabajo que le costó ver todas las preguntas. Según ella, venían en tamaño de hormiga. Tengo suerte de tenerla, cuando menos, con todo y sus años, todavía alcanza a distinguir lo que hace mucho dejé de mirar. Lo interesante sería saber si detrás de esta vida que cargamos, ella se compadece de mí, o es mera costumbre la que nos mantiene unidos, porque hemos estado siempre así. Es muy parecido a los pájaros enjaulados que de fuera, se les mira como dos aves que íntimamente se han adaptado, sin embargo, si no estuvieran dentro, si tuvieran la libertad a la mano, uno no podría vivir lejos del otro, porque así se les ha condenado. Entonces, pienso, somos algo parecido.
Pasaron unos cuantos días y luego me llamaron, una voz delgada me dijo que debía presentarme en la clínica con maleta hecha. Cuando colgué, sentí una punzada en el pecho al pensar que mi vieja por primera vez se quedaría desamparada, digo, a su edad ya no se puede hacer mucho, pero seguramente le llegará esa sensación que quizá debía tener en otro momento, al tener mi primer empleo por ejemplo, o al independizarme. Algo similar a un alivio, un desahogo. Sí que me preocupa.
Los dormitorios eran cómodos, sin lujos, estaban distribuidos en tres literas por habitación. Nadie tuvo tiempo ni oportunidad de escoger su cama, podría asegurar que ellas nos escogieron a nosotros, mas sólo es una simple idea romántica que comparto. El nutriólogo, después de pesarnos y ver nuestro estado de salud, dictó a las jóvenes enfermeras: “dieta rigurosa de verduras y cereales, ¡nada de embutidos!”. Ellas apuntaban en una libreta. Es increíble que no las doten de sacapuntas, a simple oído se distinguía lo chato de los lápices. “A ver, usted, abra la boca, diga ahh”, decía el médico. Luego nos estiraba los párpados como si fueran de látex. No se abstuvo de mencionar obviedades lastimosas como: “sí, este ciego viene con anemia”, o, “¿cuántos dedos ves?”, decía en broma, mientras las enfermeras soltaban escuálidas risitas. Hacíamos como que no lo escuchábamos. Comprendemos tal falta de sensibilidad. Su profesión es cuidar del cuerpo, como experto en la palabra, digamos, poeta, otra cosa sería. Bastaba con saber que de este mal todos queríamos deshacernos.
Muy pocas eran las actividades que hacíamos, realmente parecían unas vacaciones de verano con todos los servicios pagados. Por la mañana, tomábamos la medicina, aunque también las tomábamos a las tres y de ahí hasta la noche, antes de dormir. Luego de las pastillas, nos colocaban gotas que nos vaciaban los ojos de malos espíritus. Ardían un poco al principio pero a peores cosas nos hemos acostumbrado. Tuvimos tiempo de platicar nuestras experiencias, todos hicimos nuevos amigos; Esteban y Mariano eran hermanos, ciegos de nacimiento. Les encantaba escuchar las historias del señor Fabián, que durante su vida viajó por el mundo. Rita era la única mujer del grupo, sencilla y tímida. Cantar en voz baja, al vestirse, en la merienda, en todo momento, era su distracción. Cantaba en susurros, como si temiera ser escuchada. Al menos yo, conocí cada una de las historias, me di cuenta que siempre hay uno más jodido que tú.
Una tarde me pareció bien salir a dar unos pasos al patio; estaba fresco, pues ya se acercaba la noche. A mí tampoco me gusta el frío, por eso comencé a trotar. Tropecé con una lata, alguien la había tirado, traté de jugar con ella. Enseguida escuché pasos. “¿Qué haces?”. “Aquí, pateando un rato para quitarme lo tieso”, contesté. La voz de uno de ellos saltó, “a ver pásala”. Pateé a ninguna dirección y luego escuché el arrastre del aluminio. “Ay te va”, me dijo. “¡Regrésala!”, exigió otro. Inmediatamente se distribuyeron en el pequeño espacio como si les hubieran dado una posición en el campo. Tú, portero, y tú, defensa, yo seré delantero. Por la precipitación algunos chocaron, pero no pasó de un “disculpa hombre, tú entiendes”. Ya imagino la cara de las enfermeras, “¿y a estos, qué mosca les picó?” Y es que fue algo tan momentáneo. Sin planearlo ya estábamos dentro de una cancha con la afición brava, eufórica. Dábamos indicaciones a lo bruto: “¡tírale, tírale! ¡Vete para allá, Javier!, dale Javiercito, a la izquierda, por la banda, ¡voy yo, ábranse!” Innumerables puntapiés recibíamos al intentar pegarle, pero daba igual, los moretones no los veríamos todavía. Empezamos a sentir la presencia de los demás compañeros; reían confusos, lanzaban uno que otro insulto moderado. Se escuchaba ajetreo y bulla. Retrocedí para dar espacio y esperar la jugada, si es que la hubiera. De pronto, los que en el camino perdimos las luces, pudimos recordar los días en que sabíamos cuál era el humor de Dios, cuando veíamos el cielo, porque cuando se juega cualquier deporte, mirar las nubes te da cierto confort. Abriendo camino los hermanos, Esteban y Mariano, se incorporaron al terreno de juego. No podíamos contener la risa. De improviso, un grito. Muy lejos de sonar doloroso o terrible, fue un instante célebre, como en la mano de Dios. Callaron todas las voces. Brillaba en medio del lugar, en los oídos de los presentes, en el aire, la señal: ¡gooooool, goooooool! Temblando, todos estábamos temblando. Quien con tanto éxtasis prorrumpió en cuclillas, con los brazos en alto y los puños cerrados, fue el primero en recuperar la vista. Su voz quebró y los últimos rastros de felicidad, trémulos, fueron silenciando. Quise ir a abrazarlo pero sus gimoteos eran tan leves que desconfié de su ubicación. Enseguida, ecos de una sola voz, repetíamos sorprendidos: “la ha recuperado, ya puede ver,”. Dejamos de jugar.   
Ha pasado una hora desde entonces. Nos tienen en observación. Ahora cada quien espera lo que le toca, como cuando es Navidad. Nadie comenta, ni siquiera se escuchan los rezos. ¿Será que pensamos en lo que encontraremos al regresar?, porque es como volver de un viaje de años, donde el tiempo que transcurría en nosotros no cambió nada, porque las voces y todos los sonidos conocidos, fueron los mismos; sin embargo, sobre lo visto, al menos hablando de las miradas, se tiene la certeza que serán distintas. Me compadezco de los que verán todo por primera vez. Les creo el temor, pues ellos apenas van, y yo, vengo, ya vengo.















martes, 6 de diciembre de 2011

Artetipos. Seminario cultural No. 51



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Apreciables lectores, a continuación, el contenido del seminario cultural Artetipos No. 51. Esperamos que lo disfruten.



Editorial
Taller libre de Narrativa
Como cada semana, el seminario cultural Artetipos trae para sus lectores temas de total interés para todos. En este nuevo número presentamos textos literarios creados en el Taller libre de Narrativa, que durante doce sesiones se realizó en la Escuela para Escritores Ricardo Garibay, el taller fue impartido por el editor de este suplemento, Ricardo Ariza, quien además de tener dos libros de poesía publicados cuenta con una gran experiencia dentro de los géneros literarios y periodísticos. Estamos muy satisfechos por los resultados obtenidos por los alumnos del taller, quienes lograron abrir más sus horizontes creativos. Ya estaremos informando de los nuevos proyectos relacionados, para que nos acompañen, ya sea a través de las páginas impresas del seminario cultural, en la versión electrónica o acudiendo personalmente a alguno de estos talleres impartidos en la ciudad de Cuernavaca. Saludos, lectores y que disfruten estos contenidos lo mismo que nosotros, hasta pronto.

Ilse F. Pliego Espinosa
S u s p e n s i ó n
                                                A las cinco J ´s 

Fuego místico,
piedras sagradas,
humo de copal,
dolor infinito,
literatura inefable,
teatro bendito,
arte sublime.

Ciclos, que se abren,
que se descosen,
que se cuecen como arroz chino
al vapor que escupe el tren
que pasa encima de mí
día tras día.

Cruz que me ha bendecido
cuyo peso ha marcado de cicatrices mi espalda,
cuyas costillas se abrieron y rompieron,
cuya corona espinó mi pensamiento,
cuyos clavos penetraron mi alma,
cuya iglesia derrumbé
para descubrir el templo maya
de los dioses antiguos,
raíces de la naturaleza
que me aferra a la vida,
besando la muerte,
seducida por una poesía barata
y sublimada por una prosa
que puede volar los sesos de Dios
y unirnos en uno mismo,
en el Universo.
Sin fin.


S u s p e n s i o n
To the five J´s

Mystic fire,
sacred stones
copal smoke,
infinite pain,
ineffable literature
blessed theater
sublime art.

Cycles, that opens
that unravels
 and it´s cooked as chinese rice
steamed winnowed by the train
passing over me
day after day.

Crucifixion has blessed me
whose weight have scarred my back,
whose ribs opened and broke,
whose thorn crown rent my thought,
whose nails penetrated my soul,
whose church I collapsed
to discover the mayan temple
of the ancient gods,
roots of nature
that embrace me to life,
kissing death,
seduced by a cheap poetry
and sublimated by a prose
that may blow brains God
and join to us all,
in the Universe.
Without end.



Los globos
Fernando Salinas


Ver levantar el vuelo de Globos Aerostáticos es indescriptible.
No es necesario ir a Alburquerque, Nuevo México o a otra parte del mundo, los globos llegan a León Guanajuato.
El Globo del Pavo, los globos multicolores, la niña con trenzas, el hermanito de la niña con trenzas, y otros más. El elefante rosa, la casita voladora, el pastel volador, la abeja, la catarina, el tiburón, todos ellos volando por los cielos.
Gente de toda la República se da cita.
El inflado de los globos es a las 6:00 a.m., y el levantamiento a las 7:30 a.m., acampados a las orillas del lugar, los jóvenes disfrutan del espectáculo en tiendas de campaña multicolores. El ambiente festivo afloraba a los rostros. Además de un festival adjunto que completaba el espectáculo. Si quieres ser niño otra vez no te lo puedes perder.




On Lo real de lo virtual
La experiencia de una cotidianidad hipnótica

Gina Ancona A.
La compañía de danza contemporánea Fóramen M. Danza que invita a la acción, tras el estreno mundial hace menos de un mes en la sala Miguel Covarrubias de la Ciudad de México, presentó por tres días consecutivos, el fin de semana pasado en el Teatro Ocampo, el montaje coreográfico multidisciplinario On Lo real de lo virtual. Esta puesta en escena es una pieza de gran formato que aborda la problemática del ser humano desde la búsqueda continua de su lugar en el mundo, como resultado de una realidad hostil, violenta y agresiva, y de las salidas virtuales (entendiendo éstas como todas aquellas que no son físicamente reales, tangibles) que tomamos para afrontar la cotidianidad. La obra cuenta con la interpretación de música y arte sonoro en vivo, con la intervención de voz, piano, percusiones, guitarra eléctrica y electroacústica, en manos de Federico Valdez y Galo González. Otro de los recursos utilizados fue la multimedia a través de la proyección de imágenes en pantallas digitales, imágenes de la coreografía grabadas y transmitidas en tiempo real. Este fue un elemento muy interesante ya que abre una especie de portal hacia un universo paralelo en donde el espectador tiene dos canales diferentes, dos formas de percibir un mismo suceso; uno real y otro virtual.
Hay una parte en la pieza que me parece de lo más relevante, en la que a través del lenguaje corporal, el uso de la palabra y el apoyo de  un recurso escenográfico con múltiples posibilidades –como lo fue la estructura de pantallas giratoria- sumergieron a los espectadores en un trance totalmente hipnótico.
La interpretación en general fue muy buena. Como es característico de esta compañía pudimos apreciar el trabajo de cuerpos plásticos, precisos, expresivos y completos, que con vestuarios nada pretenciosos nos llevaron a los presentes por un viaje a través del cuerpo.
Otro de los ingredientes claves de la pieza es el uso de textos, autoría de los mismos bailarines y el coreógrafo, que abren una pequeña ventana respecto los cuestionamientos existenciales en materia, dentro de la intimidad de cada intérprete.
En la vida –la vida como individuos, como “seres independientes ya formados y conscientes”- todo comienza con un cuento. Y es nada más y nada menos que el que cada quien se cuenta para significar y configurar su realidad; para dibujar los gustos y los límites, para cargar de sentido por un lado y justificar por el otro nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones.
Con el paso del tiempo, la realidad comienza a caer como millones de pedacitos de cristal fragmentado, y no entendemos nada. Todo se desquebraja en cámara lenta sin tomar forma alguna y lo único que nos queda es la confusión, a la que imperceptiblemente nos vamos acostumbrando y en el momento menos pensado, acariciamos suave y cariñosamente el dorso de la mano. Este cuadro no puede ser otra cosa que el resultado de la instalación en la experiencia de una cotidianidad hipnótica; un lugar al que llegamos tras decidir, por omisión, vivir la vida en pasivo, como espectadores del destino ineludible que lleva un tren desrielado.
Luego, tras varios intentos de armar el rompecabezas en ND (n dimensiones) que representa la realidad, nos encontramos cayendo, SOLOS, a través de un hoyo que desemboca directamente en el laberinto abismal del yo.
Éste es el parteaguas. Llegamos a la coexistencia de un mar de sensaciones, pensamientos, emociones (como resultado de la racionalización de lo sensorial) y experiencias, en el limbo de los significados. Todo es cuestionable. ¿Objetividad?, ¿realidad? No hay a que asirse. Y la única sensación clara, clavándose profundamente como una daga al corazón, es la de querer escapar de nuestra propia carne. Y el cuerpo por un lado, deambulando inerte. Y los pensamientos dispersos.
Despiertos, vivimos en sueños la vida que decidimos no vivir, mientras por la noche nos visitan  los espíritus de Scrooge, los fantasmas del tiempo. On lo define como el ahogo del individuo, la búsqueda de su lugar en el mundo; en el microcosmos y en el macrocosmos.
Fóramen M. es una compañía codirigida por Beatriz Madrid y Marcos Ariel Rosi, y que integran seis bailarines, cinco de ellos mexicanos de distintas partes de la República y uno ecuatoriano. Es una compañía con gran presencia y prestigio a nivel mundial. Por su importante labor y calidad artística obtuvo el auspicio del programa México en Escena, programa de excelencia otorgado a compañías establecidas, en las emisiones 2007, 2009 y 2011. En 14 años de labor ininterrumpida de creación, difusión y promoción de la danza, se ha presentado en los más importantes teatros del país, así como en el extranjero en ciudades como Nueva York, Buenos Aires, Seúl, Shanghái, Santiago de Chile, Maracaibo y Quito entre muchas otras.


Viajero, una mirada…
Palacio de Versailles
Miguel Cortés Loyo

Salir de tu dormitorio, abrir las puertas de tu balcón y ver un kilómetro de jardines perfectamente alineados junto con dos lagos, eso difícilmente alguien lo puede hacer en el mundo, ¡claro! pero si eres Luis XIV y tu castillo está en Versailles, eso es cosa de todos los días.
Además, por si fuera poco, tu casa la mandaste construir para estar lejos del bullicio y los problemas, entonces hablarías de tener el complejo monárquico más importante de Europa.
Mientras que Luis XIII mandó construir una modesta vivienda de ladrillo y piedra, Luis XIV no satisfecho con el Louvre, Vincennes y Saint Germain decide remodelar un poco el hoy Palacio de Versailles. Luis XV siendo un niño custodiado por Felipe de Orleans intentan demoler Versailles una vez de vuelta en el Louvre, finalmente Luis XVI solamente contribuye con algunas cuantas edificaciones y para finalizar después de la revolución el 6 de Octubre de 1789 es tomado por el pueblo y el rey y su familia obligados a instalarse nuevamente en París, posteriormente cientos de datos pasan por este castillo, hasta que finalmente se firma el Tratado de Versalles el 28 de Junio de 1919 poniendo fin a la Primera Guerra Mundial, así que imaginemos lo que no ha visto este pequeño castillo, cabe señalar que es un castillo de tamaño modesto, no siendo así sus jardines, que a decir verdad no tienen comparación.
Por orden de Luis Felipe Camille Bachasson se crea el museo en 1837 que ahora es conocido como “Museo de la Historia de Francia”, que con un total de 18 mil m2 es considerado el museo más grande de historia del mundo, la colección de cuadros encargados por Luis Felipe se encuentra separada por series históricas, podemos encontrar do secciones principales, la de los museos y la de los departamentos de la familia real, es decir, podremos observar en el piso bajo cómo era Versailles cuando era ocupada por los mismos reyes en persona.
El Palacio de Versailles o Versalles sin la “i” está compuesto por tres palacios a la vez, Versalles, el Gran Trianón y el Pequeño, incluyendo las caballerizas grandes y las caballerizas pequeñas, el Hotel de los Pequeños Placeres, la sala de juegos de la Palma entre otros.
A pesar de haberles mencionado que es un pequeño palacio, este cuenta con 700 estancias, 2 513 ventanas, 352 chimeneas, 67 escaleras, 483 espejos con una superficie total de 67 mil 121 m2 de los cuales sólo podemos visitar 50 mil; ahora, hablando de los jardines, éste cuenta con 800 hectáreas, divididas en 300 de bosque, dos de jardines y 372 estatuas.
Los 55 estanques se subdividen respectivamente en: contando con 24 ha el gran canal, 180 mil m2 del estanque de los Suizos, existen 35 km2 de canalización y 600 surtidores, así solamente para darnos una idea de este pequeño jardín que identifica el poderío que una sola persona puede tener, es necesario estar aquí para poder identificar lo que significa tener un jardín que tenga solamente 1 km de largo.
Indispensable la visita a la Galería de los Espejos construida por Jules Hardouin, contando con 73 metros de largo por casi 11 de ancho y 12 y medio metros de altura, siendo en su totalidad 357 espejos los que son bañados por 17 ventanas en cuyos dinteles se detuvieron a disfrutar de la vista grandes personajes de la historia, como dato curioso aquí nace la afamada empresa de Vidrio denominada como “Saint-Gobain” misma que fue creada para adornar las paredes de esta sala por encargo de Luis XIV.
En tu visita es necesario contar con ropa cómoda, zapatos confortantes y agua, por supuesto no olvides nunca tu cámara, hay mil fotos que tomar.
Se recomienda el paseo en lancha por el gran canal, por unos cuantos euros podrás pasear en una pequeña embarcación impulsada por ti mediante remos.
Es importante que si viajas en tren sepas que de la estación del tren a el Palacio de Versailles sólo restan 10 minutos a pie, es agradable poder conocer también esta pequeña ciudad encantadora que se encuentra bendecida por el encanto de los Reyes y es sitio predilecto de turistas.
En aproximadamente dos horas y 30 minutos podrás visitar en su totalidad el interior del castillo, dejando a tu libertad el tiempo que gustes pasar en los jardines, es recomendable guardar un día completo para la visita a esta hermosa construcción, cabe señalar que de París a Versailles, son alrededor de 25 minutos en tren y deberás iniciar a primera hora de la mañana si es que quieres disfrutar de paz y tranquilidad antes de que se abarrote de gente curiosa, si vas en verano debes extremar precauciones.





Escuela de escritores Ricardo Garibay

Estimados lectores, a continuación presentamos la primera entrega de una selección de textos escritos por los alumnos de la Escuela de escritores Ricardo Garibay, que durante doce sesiones se desempeñaron dentro del Taller libre de Narrativa, impartido por Ricardo Ariza. Esperamos que los disfruten tanto como nosotros.


CHEPITA
Historias reales de una niña mixteca
Ñu´v Savi
Luz María Ramírez

El pueblo de la lluvia

Tirados sobre la hierba, los niños del pueblo veíamos felices las estrellas brillantes en el cielo negro. Nos gustaban las noches de calor cuando no había lluvia porque don Celso se sentaba en la plaza a platicar con nosotros, y contaba muchas historias. Primero nos invitaba a admirar el cielo, contar las estrellas, y acariciar la hierba, tan fresca.
Luego comenzaba:
-“Nuestros antepasados recorrieron las montañas, las cañadas, las lomas y construyeron grandes palacios en muchas partes. Aquí vinieron y se quedaron porque tenemos mucha agua, el Río Grande, el de las Piedras Lisas, muchos ojos de agua, árboles, matorrales, flores, frutas y hierbas comestibles. Ellos nos enseñaron a  cocinarlas, por eso el pueblo mixteco come de lo que nos da la tierra”.
“Nosotros vivimos en la mixteca baja”,-decía- “Nuiñe o Tierra cálida; pero hay otra parte que se llama Mixteca alta, Ñudzavuiñuhu , Tierra de Dios o estimada, y también la Mixteca de la Costa, Ñunama o Ñundaa ,Tierra llana, o Ñundeui, de horizonte. Todas son hermosas, llenas de flores y con mucha agua. Las lluvias son aguaceros torrenciales, hay muchas cabras y animales fuertes y sanos por el buen pasto de la tierra. Cuando visité esas tierras me tardé un año en regresar. Dormía en las cuevas cuando llovía, pero en tiempo de secas admiraba las estrellas y el cielo negro azulado. Comía de las plantas y animales del campo. Traje piedras de jade, bordados y tejidos que llegan por allá. Ustedes, cuando aprendan a leer y escribir, deben ir a trabajar allí para aprender y regresar a enseñarnos a todos”.
-“Somos  el pueblo  Ñu´v Savi y nuestra tierra es la mixteca, somos mixtecos oaxaqueños Nuiñe nacidos de los dioses:
Cuenta la leyenda que un año hubo un día de obscuridad y tinieblas donde todo era caos y confusión; la tierra estaba cubierta de agua que dejaba sobre la faz de la tierra sólo lama y limo. En aquel tiempo, apareció un dios que tuvo por nombre  Uno Venado Culebra Puma y una diosa muy linda y hermosa, que su nombre fue Uno venado Culebra Jaguar. Ellos hicieron una gran peña, sobre la cual edificaron unos palacios muy suntuosos  en un cerro muy alto, junto al pueblo de Apoala  que era lugar de paraíso y gloria, donde había suma felicidad y abundancia de todo bien”. 
De allí venimos todos, decía don Celso, un viejito muy sabio lleno de canas y grandes bigotes. Caminaba ayudado de una rama de sabino por bastón. Sus huaraches estaban remendados no sé cuántas veces, su pantalón y camisa de manta blanca  brillaban en la noche. Mi mamá  nos decía que nos bañáramos como don Celso, siempre tan limpio que albeava –decía. Y es que su mujer doña Chonita, le lavaba todos los días, y las lavanderas del rio Piedras Lisas decían que su tendedero parecía lleno de nubes, de tan blanca su manta. A mí me gustaba ver su ropa, parecían flores blancas en un árbol.
Sus historias las aprendimos de memoria porque cada año las contaba todas de nuevo. Todos los del pueblo las sabían, pero nadie las contaba como él. Dicen que tiene más de 100 años. No entiendo cómo puede vivir tanto, yo apenas tengo nueve, pero lo conozco desde que tengo a mi mamá. Cuando platicaba se sentaba muy derechito en la sillita que le ponía mi madre, su voz parecía salida de las barrancas, pero era suave y dulce que nos envolvía en sus palabras hasta que soñábamos lo que nos decía.
De todas las historias recuerdo una en especial que nos contaba cuando subíamos a la loma a disfrutar la puesta del sol con sus colores naranjas, rojos y amarillos:
-“En la nación Mixteca, existe la leyenda de un héroe mixteco llamado Tzauindanda, (también conocido como Yacoñooy o Mixtecatl), quien demostró que la fuerza de la voluntad y el amor a su tierra hizo posible que pudiera librar la batalla más difícil y con ello vencer al enemigo más fuerte que cualquiera pudiera tener. Este héroe es mejor conocido como El Flechador del Sol, y la leyenda dice:
Eran dos árboles gigantes que existían en el fondo de una misteriosa cueva en tierras de Apoala, que llegaron a amarse tanto, que entrelazaron sus ramas y unieron sus raíces, de este gran amor, nació el primer hombre y la primera mujer mixtecos. Con el tiempo, aquellos seres tuvieron hijos y los hijos de los hijos fundaron la ciudad de Achiutla, lugar donde nació Tzauindanda.
La población de Achiutla creció tanto que ya no cabían, entonces Tzauindanda decidió salir a conquistar las tierras que necesitaba su pueblo para asentarse, así que tomó su arco y flechas y partió una mañana, dispuesto a disputárselas a quien fuera.
Por días, no descansó un sólo instante hasta que llegó a una vasta y deshabitada extensión en donde no halló nada que estorbara su paso, sólo el sol brillaba esplendoroso como dueño y señor de aquellas tierras; tierras que Tzauindanda codició para él por frescas y hermosas.
Tzauindanda alzó la vista, no había una sola nube que le tapara el sol. Después de un rato sediento y cansado, sentía los rayos del sol como cuchillos, como flechas que se clavaban en cada parte descubierta de su piel. Entonces comprendió: ¡El Sol era el señor de aquellas tierras!, por lo que levantó su arco y lanzó muchas de sus flechas contra el sol.
Por fin al atardecer se dio cuenta de que el sol se había debilitado, ya no herían sus rayos con la misma fuerza y el cielo tenía un ligero tinte rojo. Poco a poco el sol empezó a caer y el cielo se puso más y más rojo, hasta que por fin cayó tras los montañas, el cielo estaba teñido con la sangre del sol, indicaba donde había caído vencido el poderoso señor; ¡Tzauindanda, lo había derrotado!; de ahí, creemos que lo imposible, es posible.
La figura del Flechador del Sol significa que nada es imposible cuando se tiene la determinación de cambiar. El héroe de Tilantongo, como dice la leyenda, se enfrentó al sol en desigual combate, hasta que una de sus flechas dio en el blanco y el sol, herido, cayó rendido hacia el abismo de la noche. Tzauindanda temía que renaciera y reclamara sus antiguos terrenos, así que rápidamente hizo asentar allí  a sus paisanos, en la tierra que le había ganado al sol, y los apresuró en esa misma noche a sembrar maíz, para que cuando el sol renaciera al día siguiente nada pudiera hacer. De esta manera los mixtecos fueron dueños de la tierra por derecho militar y divino”.



Nuiñe
(Tierra Cálida)

Apenas aguantaba cargar una cubetita de cinco litros de agua, pero daba vueltas al ojo de agua con mis hermanos, para llenar las tinajas de mi mamá en la cocina; pues antes de ir a pasear y jugar debíamos llenarlas. Tenía cuatro años, pero aunque a mí no me tocaba, lo hacía para convencer a mi mamá de que yo era grande y podía ir a los cerros.
Me gustaba correr con ellos, cuando ya no aguantaba me cargaba Vicente, el mayor. Atravesábamos las eras y en el camino comíamos duraznos, pitahayas, tunas y zapotes. Al llegar al cerro grande, había una cueva que le llamaban del Obispo. Don Celso contaba que hasta adentro había unos ídolos a los que los ancianos les llevaban flores y quemaban incienso porque también había estado allí una virgencita. Nunca llegamos hasta allá porque los murciélagos me asustaban mucho. Huelen muy feo y se siente horrible cuando te pasan junto a la cara. Lo que sientes en los pies está blandito, pero se siente feo, diferente a la tierra del campo. Es peligroso porque puede haber serpientes y otros animales de la oscuridad. Nosotros bajamos nada más hasta el agua a bañarnos. Se siente fresca y está muy limpia, se nos quita el calor.
En una ocasión que regresábamos brincamos el arroyo en la era del Aguacate, todos pudieron hacerlo pero yo era muy chiquita y metí los pies al agua. Sentí algo muy blandito y suavecito que se movía rápido, grité y corrí porque me di cuenta de que era una víbora. Todos se rieron de mí porque la serpiente era pequeña, pero a mí se me hizo muy grande y me asusté.
A veces cortábamos quelites para que mi mamá nos hiciera un caldito sabroso. También cortábamos palma criolla, bueno mis hermanos mayores, Vicente y Nacho. La rajaban en tiras para que mi mamá tejiera sombreros que vendía en la plaza grande del domingo.
Mi mamá nos enseñaba a tejer tenates, monederos, aventadores, animalitos, bolsas, escobas  y dedales. Los más grandes aprendían a tejer sombreros. Siempre me ha gustado tejer, pero cuando era pequeña me cortaba los dedos, porque no podía mover la palma tan tiesa. Para que la palma esté suavecita la mojan. Servía también para disciplinarnos, si  decíamos groserías al pelearnos o desobedecer, mis mamá cogía la palma y nos daba en las piernas, dolía mucho, estuviera seca o mojada. Recuerdo una vez que les dije una grosería a mis hermanos y mi mamá escuchó. Lo primero que encontró fue la escoba de palma, me dio en las pierna y yo corrí, ella iba detrás de mí, dándome y  diciéndome, “muchacha camota, muchacha camota”, mientras mi papá y mis hermanos se reían a carcajadas.
Era muy feliz en mi pueblo, se llama San Juan Nochixtlán, pertenece al municipio de Huajuapan de León, Oaxaca. Está sobre una lomita plana y grande, rodeado de cerros y entre dos ríos. Mi papá se llama Vicente Rodríguez y mi mamá María. Mi papá sembraba la era del aguacate,  la atraviesa un arrollo, es la más alejada del pueblo. Se llama así porque un gran árbol de aguacate está en medio. Se la heredó mi abuelo, pero la compartía con su hermana Chelita. Además era mediero en la era del Tempezquiztle, un árbol que da frutitas verdes chiquitas, que se ponen casi negras y son muy sabrosas. Mi papá decía que era muy buena tierra, seis tareas que producían trigo, maíz y frijol. Era de temporal. A pesar de eso, escuchaba a mi papá hablar con los hombres del pueblo sobre la sequía y la pobreza. No entendía muy bien porque a veces hablaban en castellano y yo no lo entendía muy bien entonces. En mi pueblo todos hablan mixteco, pero los señores también hablan castellano. Yo lo aprendí en Lepan.



Tayr
Aida Robles

      Después de la oración vespertina, las tardes eran libres para el príncipe Anwar, saliendo de la mezquita corría por todo el palacio hasta llegar a los jardines, ahí se sentía libre, lo más libre que podía ser, pues nunca le permitían salir. Su padre, el califa Ashraf consideraba muy peligroso que su único hijo y sucesor se paseara por las calles llenas de bandidos y enemigos.
      Anwar acostado en el pasto, intentaba encontrar diferentes formas en las nubes, pero la misma figura se repetía una y otra vez, por más que girara la cabeza o cambiara de lugar siempre era un pájaro.
    Cuando era más pequeño, su madre le contaba la historia de un hombre que podía ver el futuro de la gente en las formas de las nubes, siempre acertaba y gente de todas partes viajaban para consultarlo. Anwar gustaba de pensar que la historia era cierta pero ¿Cómo un pájaro podría ser su futuro? Las aves eran libres, extendían sus alas y volaban, nada les impedía ir a donde quisieran, pero él estaba encerrado tras las murallas del palacio destinado a gobernar después de su padre.
      Al cumplir 13 años recibió como obsequio un ave que habían traído desde tierras muy lejanas, era de un hermoso color rojo con las alas y el pico dorados, lo aceptó muy agradecido, pero sintiéndose muy enojado al ver a tan hermosa criatura encerrada, decidió dejarlo en libertad esa misma noche. Así que cuando todo el palacio dormía caminó con la jaula hasta la parte más lejana del jardín,  y sentándose en una fuente abrió la jaula para liberarlo, el pájaro salió y voló sobre la cabeza de Anwar, se posó sobre su hombro y susurrando le dijo: duerme.
      Cuando Anwar despertó ya no se encontraba en el jardín, estaba en la cama de su madre, no ponía un pie ahí  desde que ella había muerto, se incorporó y vio al pájaro al pie de la cama el que con una voz profunda le dijo: tengo la edad de mil vidas juntas, he sido regalo de infinidad de reyes y príncipes, he visto y oído cosas que nadie puede imaginar y ahora, mi joven príncipe, tú tienes la oportunidad de unirte a mí en este viaje. Yo puedo enseñarte cosas que sólo has visto en tus sueños, puedo llevarte hasta el último rincón del mundo pero ¿estás dispuesto a dejarlo todo? Tienes hasta mañana para tomar una decisión. El pájaro desapareció y todo se hizo negro.
      Muy temprano, las voces de sus sirvientes lo despertaron para bañarlo y vestirlo como lo hacían todos los días, el príncipe no quería levantarse, tenía mucho sueño, pero se paró de un salto cuando recordó lo sucedido con el ave que seguía en la jaula colgada junto a la ventana en su habitación, se acercó corriendo y lo observó esperando que le hablara, pero no obtuvo nada. Los sirvientes no le dejaron estar más tiempo con el pájaro, tenían que hacer su trabajo y él tenía 10 minutos para estar listo, desayunar y llegar a sus clases, así que tenía que esperar hasta la tarde para poder estar con el pájaro de nuevo.
      Toda la mañana estuvo distraído, sólo tenía cabeza para el ave, aunque no sabía si era real o había sido un sueño pensó mucho en la respuesta que le daría, quería a su padre, pero desde que su madre había muerto lo veía muy poco y empezaba a dudar que él lo quisiera, tenía la obligación de gobernar después de él, pero no quería eso, él quería conocer el mundo, viajar, probar cosas diferentes, pero si se quedaba jamás tendría la oportunidad.
      Cuando por fin estuvo libre de todas sus obligaciones corrió a su cuarto, bajó la jaula y dejó salir al pájaro, cerró los ojos y deseó que todo fuera real y que el pájaro no escapara, su voz le hizo abrir los ojos: ¿Qué has decidido príncipe, cumplir las órdenes de tu padre o ser libre junto a mí? Anwar se alegró de escuchar su voz y dio gracias a Dios de que fuera real, en ese momento supo que las nubes sí mostraban su futuro, él sería un pájaro, lo vio fijamente y muy firme le dijo: me voy contigo, lo deseo con todo mi corazón. El pájaro le dio todas las instrucciones: al anochecer irían al jardín, treparía al árbol más alto que encontrara y saltando debía decir  min faDlak Allah, ‘atiini el umniyat  ya `albi.
Las horas se le hicieron eternas, pero cuando ya se encontraba en el árbol tuvo miedo, el pájaro le dijo que no temiera que él estaba ahí y que juntos se irían volando, Anwar cerró los ojos y saltó pero nada pasó, no le salieron alas y no se convirtió en pájaro sino que cayó al piso rompiéndose todos los huesos, con las últimas fuerzas que le quedaban pudo ver al pájaro volverse negro  y mientras que con las garras y el pico le destrozaba el pecho pudo darse cuenta que el pájaro lo había engañado, alcanzó a balbucear: ¿Por qué? Y el pájaro riendo le contestó: tonto, los corazones puros, de niños igual que tú, me permiten vivir por siglos.