jueves, 21 de agosto de 2014

En donde la memoria arda

Ricardo Ariza: el cotidiano quehacer de memorar

Desde temprano, la poesía de Ricardo Ariza se ha nutrido de una clara y  persistente vocación memoriosa. Atravesado desde el origen por la experiencia y el ejercicio simultáneo de la imaginación, el quehacer de memorar soporta y articula sus poemas. Combinados en dosis minuciosas, el recordar y el recrear disponen la fórmula idónea para restituirle a la existencia una vivacidad inaugural.
Estos rasgos, a su vez, sustentan la precoz y sostenida madurez de su obra: cruzada por presencias cuya raíz se hinca lo mismo en el pasado que en el porvenir, por ella circula una profunda conciencia del devenir y, al mismo tiempo, la convicción de que la vida es mucho más que un mero transitar hacia la muerte. Presencias del pasado, presencias del futuro: la alquimia operada por el autor de estas páginas desemboca en el hallazgo de una temporalidad ajena a la dictadura del calendario.
Aquí, lo que ocurrió y lo que habrá de venir se incorpora sin discordias al caldo sustancioso del poema. “Hoy es siempre todavía”: la divisa machadiana permea cada línea de este libro; y su influjo le transfiere, a quien aprende a detenerse en ellas, una inmediatez y una frescura más bien raras en nuestros días, tan marcados por la imposibilidad y la catástrofe. De la mano del poeta el lector descubrirá, en alianza con su propia historia, que el ayer y el porvenir están cargados de presencias.


Eduardo Hurtado