lunes, 27 de agosto de 2012

Seminario cultural

Artetipos desde Cuernavaca, Morelos. México. #70

PORTADA



02




Lo que el Diablo me dijo…
FREE PUSSY RIOT

Ángel Armenta López

La música, así como las demás expresiones artísticas a partir del siglo XVIII, pretenden cumplir con funciones sociales, culturales y políticas; sinceramente, yo no lo creo necesario. Existe todo un debate en relación a si existe la obligación o no de llevar acabo dichas funciones. Lo que me queda claro es que la música se ha llevado de punta a punta, los hilos de esa falsa máscara de la sociedad. Creo que de eso se trata a la hora de pensar en voz alta, creo que de eso se tratan las formas de convivencia entre nosotros, la tolerancia, el respeto y la honestidad nos encaminarán a formar una sociedad libre, la cuestión aquí es, qué tanto de ello ejercemos, no sólo como músicos, como pintores o escritores, sino como seres humanos.

Quede claro que en el aspecto social, ya no se trata de cómo luchar o cómo no luchar, sino de cómo vivir, es decir, hoy en día nos vemos superados por la información de masas, por el acceso a ella y las múltiples formas de “comunicarnos” donde la imagen ha sustituido al símbolo, donde lo mediático ha superado al autoconocimiento y donde todo ya está prefabricado; sí, incluso las artes y las formas de protesta y de lucha… tal como lo dijo Nietzsche: “Hablamos como debemos, comemos como debemos, escribimos como debemos y hasta hacemos revolución como debemos”, y es verdad, en el mundo observamos formas de protesta que se quedan en los tinteros.

En el caso específico de la banda de punk Pussy Riot, la cosa va un poco más allá. Si somos cuidadosos, nos encontramos con la transgresión de un lugar “sagrado”, de un espacio moralmente restringido, un altar que para los ortodoxos, lo es Todo, sin embargo, es hora de que en pleno siglo XXI y en un país de “primer mundo” como Rusia se dé por enterado, y aún más, que se asuma un carácter de pluralidad y no de hegemonía. Alguien tiene que explicarles a estos señores, dueños de la religión y la fe, que su Dios, no es el mío ni el de mucha gente, es decir, que existen las diferencias y se tienen que hacer vale. No podemos seguir permitiendo y solapando actos de uniformar a la sociedad y mucho menos a la cultura, esta última como un fenómeno dinámico y cambiante.

Habrá quien diga que las tres integrantes de las Pussy Riot se merecen su condena de dos añotes, por transgredir a la religión y a la fe de los creyentes… otros no, sobretodo aquellos que creemos que para el desarrollo sano de una sociedad y de cada uno de los individuos, se tiene que ejercer el libre albedrio. Analizando los hechos ocurridos en el pasado mes de febrero, donde en ropa interior las Pussy Riot cantaron una “oración” en contra de Vladimir Putin dentro de una iglesia hortodoxa, por las muestras de apoyo de la iglesia hacia su campaña, me pregunto, ¿qué no es más ofensivo que la religión siga teniendo que ver con el gobierno de todo un país? ¿Bajo qué normas morales y éticas se gobernará a un pueblo?  ¿Con las de la religión del presidente?

En México este tema ya lo conocemos, el PAN, siendo un partido político mocho y agachón, se escudaba en la religión católica para decirnos que los abortos eran malos aunque la madre corriera riesgo, aunque se quemaran libros de sexualidad en primarias, sumándole el terror que causaba entre sus filas, los matrimonios gay, y todo, porque la religión no se ha emancipado del Estado.

Entonces, estimado lector, hasta dónde se puede enjuiciar el acto de las Pussy Riot como un acto de atentar contra la fe, contra los creyentes, ¿no es, mejor dicho, que un sector dominante nos hace creer que ellos poseen la verdad, y los demás estamos tarados?  A mí se me hace mucho más grave y peligroso el hecho de no aceptar las diferencias en una sociedad, que cantar contra los mismos manchados de siempre. La iglesia y el Estado están a la orden de la hipocresía, del poder y de las mentiras.

Para finalizar, creo que es importante señalar que si queremos ser realmente subversivos, tendremos que actuar lo más humanamente posible, vivimos en un sistema tan deshumanizado, donde las diferencias no existen, donde la intolerancia predomina, y sobretodo, el poder sigue en manos de quienes en nombre de la política y de Dios, siguen haciendo de este mundo un lugar de mentirosos, fascistas y tiranos.


03


Memorias del Subsuelo
Mario Salazar Parra

*¿Tiene algún color la melancolía?


La lluvia moja la ciudad. Las calles se encuentran semidormidas teñidas de gris.

No es un día domingo de sol y fiesta. Es sábado 18 del mes de agosto de 2012. Antes de salir de casa leí un poco los periódicos para espantar el tedio en un acto de disimulación  contra los fantasmas que siempre vuelven para recordarme que sigo preso y a merced de las imágenes perdidas en un tiempo laberintico y sin salida.

Sin embargo, hay imágenes que parecen retratos cada vez más amarillos como una naranja cuando se pierde en un azul en lontananza… desde niño supe y sentí que la vida en la mayoría de las ocasiones va contra nuestros más vivos deseos:

Es el campo de fútbol de la Estación. Esa tarde llovía. Nuestro equipo infantil se preparaba para disputar un campeonato. Nos vestíamos para la pequeña guerra, en el fondo las casas de cartón, los perros aullando a nadie… los viejos y altivos árboles esperando con paciencia el ferrocarril eran el escenario para el desarrollo del partido. Pero algo fallaba; el árbitro no aparecía. La lluvia continuaba persistente  con necedad fastidiosa.

Nos metimos a la cancha. El balón de cuero y correa no botaba encharcado en el agua barro… yo levantaba la mirada a cada momento en busca de un guiño de sol entre las nubes… ¡no aparecía!
Pasó un poco más de media hora esperando que las cosas cambiaran. El frío dilataba nuestros movimientos cada vez más torpes.

Regresamos a vestirnos cuando nos ordenó el profesor de la escuela, con las cabezas mojadas y los rostros de no haber encontrado algo perdido parecido a un hito de alegría y sol. Se suspendió el partido. Mientras nuestros rivales se retiraban vi a lo lejos unos jóvenes  que buscaban entre la basura residuos de cerveza y alcohol…

Tiempo después, cuando ya no podía correr a la misma velocidad de un niño o de un joven, leía en un libro (Genio y Artista de Emil Ludwig) sobre las obras escultóricas y las pinturas de los grandes artistas plásticos sobre la melancolía, expuestas en los grandes museos de la vieja Europa. Con toda su belleza y plasticidad no se comparan a la vivencia infantil que me hizo conocer el sentimiento frustrado de aquella tarde y que dicen se parece a la melancolía. Existen cosas imposibles de explicar, sin embargo, desde ese tiempo cuando escucho esa palabra la veo vestida de un color amarillo pálido.

La imaginación no tiene ni conoce límites, va más allá de nuestra razón… al menos en apariencia, sale fuera de contexto y vuela sin brújula y sin control, nos hace sentir un estado placentero o nos pone un muro infranqueable.

Juan Carlos Onetti  construyó su Puerto de Santa María, otros escritores han inventado ciudades, sitios, que en un principio sólo a ellos les pertenecía.
A mí se me pierde un lugar entre un sueño o algo inventado que de manera reiterada aparece cuando menos lo espero: Son las tres de la mañana. Camino por varias calles de la Ciudad de México… hay muchos negocios abiertos y, cierto, no hay mucha gente… Se supone que estoy en un sitio algo escondido frente a la Avenida Juárez. Veo los aparadores donde venden libros. Me asombro de tanta iluminación en estas horas de la noche. Veo títulos y busco el nombre de los autores. Sin embargo, tengo la tentación de entrar a una cafetería que recién descubro. No lo hago. Sigo caminando y descubriendo colores fuertes en medio de la madrugada. Todo es una rara armonía. Escucho el chirriar de los viejos tranvías de los años cincuenta y sesenta. Transitan lentos con sus colores amarillos, con franja verde. No descubro a través de sus ventanales ningún rostro; Todo es silencio y el tiempo no se resbala con la velocidad de un reloj con su segundero ruidoso… me pongo enfrente de una galería admirando un cuadro que se llama la embarcación de los locos; todos sus rostros se encuentran exaltados, frenéticos y decididos desafiando el mar que amenaza con hundir la nave. Su ropaje es del siglo dieciocho. Llevan laureles en las cabezas.

Finalmente, entro a un lugar lujoso donde existen muchos libros en los anaqueles. El compendio del mundo, me dice una joven mujer que se encarga de atenderme al tiempo que me pregunta sobre el título del libro que busco. Me encuentro asombrado, no atino a responder a su pregunta de inmediato. Ella insiste, le sugiero lo que busca la mayoría de nuestros clientes al tiempo de mostrarme una lujosa pasta de uno de ellos. Veo el título: Cómo regresar al excitante mundo de los sentimientos en pleno siglo XXIII. Parece un recetario en donde se muestran muchos colores de las pastillas. Al verme petrificado por la falta de saber en realidad de qué se trata, me explica; El asunto es muy simple, señor. En el siglo pasado la humanidad entró en la plenitud de la robotización y hoy pagamos las consecuencias los más jóvenes y los niños. Hemos perdido en nuestro cerebro –la neurociencia- dicen los científicos ancianos, las fibras más delgadas que lo habitan y en donde radicaban nuestras sensaciones y sentimientos. Los robots nos siguen desplazando… ¡hoy son los que mandan y gobiernan en nuestras acciones! Como ve, este libro es clandestino y pocos saben de su existencia…

Me pierdo en la ubicación del tiempo y del espacio. Prometo volver a la brevedad posible para darme tiempo y reaccionar sobre los últimos acontecimientos. Con desenfado se retira dándome la espalda al ver que no reacciono.

Me retiro del lugar buscando el centro de la ciudad. Camino mucho y me voy por las calles extraviadas sin encontrar el sitio de referencia o de algún edificio conocido, sigo admirando sitios y lugares.

Cuando desaparecen las imágenes me interrogo sobre la posibilidad de haber estado en dicho lugar o es un sueño recurrente, me produce un sentimiento de melancolía cuando me desprendo de las imágenes pero de algo estoy cierto, existe un hilo conductor y amarillo entre el juego de fútbol cuando niño y la ciudad nocturna que no acabo de descubrir y sigo inventando cobijado en el mismo sentimiento de melancolía infantil perdida en un campo de fútbol.

P.D. Para mis amigos Francisco Flores Castro y Enrique Provence; también para Armando Espejel y su esposa Virginia Martínez… para Concepción.


Ochentas "reloaded"
Por Carlos Freeman
caufree@hotmail.com


La trama parece lejana. Lo es. Data de mediados de los años 60, cuando nuestro país se preparaba para entrar en una vorágine social, económica y política que no conocía. Atrás habían quedado los sueños ácidos de nuestros padres -sobre todo de aquellos cosquilludos - y el mundo laboral los reclamaba; cambiaron sus pantalones acampanados, rasuraron sus melenas y se alargaron las faldas. Las oficinas se llenaron y ahora era Travolta y no los "Rolling" quienes rifaban. "Saturday Nigth Fever" fue también en México, un despertar amable, de la tremenda cruda sesentera. Insertados de improviso en una agenda urbana/laboral que a muchos les pareció monótona, se dedicaron al fino arte de la procreación, amparados por el mítico Manual de Carreño.

Después del acelere y a causa también de él, llegó por fin la famosa Generación X, los nacidos entre finales de los 60 y hasta principios de los 80. Éramos muchos y se nos acusó de ser apáticos, desertistas, agachados, apolíticos, etc. Incluso se nos bautizó como los resultados imprecisos del "babyboom", un directo resultado de la teoría de la transición demográfica. Nuestra infancia era moderna desde lo tradicional, pues aún nos tocó jugar físicamente con otros niños en las calles, con juguetes de madera y plástico; los juegos eran todos de una simpleza, que rebosaba una felicidad tangible en cada rostro sucio, en cada par de manos ansiosas. Muy pronto llegó esa época cosmopolita que significaron los 90, cuando aquellos otrora cosquilludos melenudos, faldascortas de los 60, mostraron las primeras señas de una adultez, que se vio acelerada a causa de la entrada en flor de sus primeros hijos. Los primeros visos de una modernidad acelerada y lo primero que dio claras muestras de nuestro próximo futuro electrónico, fue el legendario "Atari". Con él crecimos, con él nos sentimos groseramente modernos.

La trama es ahora. Comienza con los primeros puentes que creó el "Internet", la inmediatez de la comunicación, el contacto barato que después terminó siendo "a tiempo real", cuando las citas personales se fueron convirtieron en citas "on-line" y al final, también rescatando el cara-a-cara, mediante el video. Aquel "latinmail" cavernícola ha evolucionado al "Facebook" y al "Twitter", excelentes embajadores de la nueva realidad, que impone nuevos cursos. Hoy, una nueva mentalidad socio colectiva ha empezado a desechar, los viejos paradigmas de la oscuridad próspera, que significa el pasado. Pasado viejo, antiguo. Pasado sabio que tuvo que re-crearse y volver a nacer, dueño ya, de estos nuevos paradigmas que dictó la vida moderna. Y la vida es dura para el intelectual moderno; la vida es ruda con aquellos "babyboomers", quienes vimos al pasado, juntarse con el ahora. La vida de los libros vs las redes sociales. El aquí y el ahora y allá lejos, la primitiva manera de compartir y acceder a la información.  Pensándolo bien, estimo que nuestros años ochenta han regresado; seguimos siendo testigos de una revolución tecnológica, que también entonces nos impactó y nos sacó de una realidad para insertarnos en una nueva.

Hoy ya son lejanas muchas tecnologías y regresa el sentimiento de soledad, ahora enmarcado en un torbellino de comunicación. Hoy es difícil estar aislado; pero también es complicado encontrar esos momentos de soledad que reivindican el carácter del hombre. Vivimos hoy una época similar a nuestros ochenta, pero al revés, pero desde otro pináculo. Hoy los ochenta regresan, sólo que ahora lo hacen, conectados a una red global y reproducen viejas estéticas, viejos mercados, viejas maneras de hacer política y sociedad acelerada. Hoy vivimos los ochenta recargados. Ojalá aquel "babyboomer" tenga los elementos necesarios para sortear la tormenta.


04 y 05




Sin límite de tiempo
¡Lucharán… de dos a tres caídas…!
                                                                                                                   

Efrén Galván   
  
La lucha siempre ha existido; existe desde los orígenes del mundo, es de hecho, uno de los motores  que ha permitido el desarrollo y la evolución (tanto filo, como ontogenéticamente) de la vida en la tierra, es por ella que sobrevivió el más fuerte, el mas hábil: "el mejor". También producto de ella, el hombre (y la mujer por supuesto) se han desarrollado y sofisticado, a través de la lucha. Luchamos por el alimento, el territorio, el sexo y la reproducción. A esto le podemos agregar otras refinadas luchas...  morales, religiosas, intelectuales, sexuales, de género, sociales, culturales y políticas. Aunque algunas  de estas luchas (habríamos de reconocer) no siempre son éticas, no siempre justas, y en ocasiones francamente absurdas. 

Pero La Lucha como deporte-espectáculo (que es la que nos ocupa) junto con el Atletismo, son probablemente los deportes más antiguos y populares de la humanidad, sus orígenes se pierden en el tiempo y el espacio, ya que todas las culturas y en todas las épocas, de una u otra forma se han practicado. Pero tal vez, el origen de la lucha se encuentre en los Egipcios, los Etruscos , los Griegos y particularmente (por su majestuosidad e importancia social ) con los Romanos, en el imponente Coliseo, con sus gladiadores luchando por su vida y/o su libertad ,contra  esclavos y /o contra una muy variada gama de bestias.

Los Romanos estaban claros, sabían que un pueblo tiene dos necesidades básicas. La primera es la del cuerpo, sin alimento muere el hombre. Sí pero el hombre tiene otra necesidad, y ésta es probablemente la que nos define como seres humanos. Esta necesidad no radica en el cuerpo solamente, se encuentra fundamentalmente en el alma (sea lo que queramos entender por esto). El hombre sin diversión, sin entretenimiento, sin fiesta, sin arte, sin alegría, y sobretodo sin cultura, también muere; se muere de hastío, de aburrimiento de tristeza y depresión, sumido en sus múltiples problemas, dolores, penas y carencias cotidianas.

Actualmente La Lucha Libre (término aportado por México ), además de ser parte de la cultura del pueblo, es un vistoso deporte- espectáculo que (y no por decir espectáculo sugerimos que es falso sino todo lo contrario), nos representa y se nos muestra como metáfora de muchas actividades que realizamos diariamente , La Lucha es entre El Bien y el Mal, entre el héroe y el villano ,entre los rudos frente a los técnicos, entre la máscara y la cabellera, finalmente nos presenta y representa nuestra propia vida, con sus glorias y sus tragedias, con sus triunfos y  sus derrotas.

Así, la lucha como espectáculo (supuestamente distinto a nuestra realidad) paradójicamente actúa (como en pocas actividades) igual que una metáfora de nuestra propia realidad: La lucha Libre lo tiene todo, y como cualquier otro espectáculo (o como nuestra realidad cotidiana) cuenta con un escenario, poderosas luces, suntuosos vestuarios, máscaras, capas, botas, todo esto realizado por expertos, con gran creatividad y vistosos colores, para dar paso a la acción, al happening de arte efímero, ya que todo esto puede ser destruido, desgarrado o roto, se puede perder la cabellera o la máscara  y con cualquiera de estas pérdidas... el poder  (como Sansón). Pero de entre todo este mágico mundo, particularmente la máscara nos fascina, de entrada, por ese misterio que imprime,  por la curiosidad y el des-control que nos produce, lo que en ella se oculta. Sí... oculta pero al mismo tiempo revela, es otra cosa, nos muestra lo que oculta, se cubren para revelarse ante sí, lo que  oculta nos oculta, sí… pero así nos permite mostrar el misterio y la profunda intimidad de nuestro alter-ego. La mascara permite ser lo que no se es en el mundo real, pero que también somos, permite exhibir lo que ocultamos y ocultar lo que exhibimos  y como un psicoanálisis instantáneo, nos cubre para por fin así descubrirnos.

Quiero agradecer a los hijos de La Saeta Morelense y a su familia, por las fotos, programas y revistas prestadas, así como por la valiosa información, útiles datos y enriquecedoras anécdotas, de su padre ya fallecido. Sirva pues, esta modesta reflexión, como merecido reconocimiento a la lucha libre en México y particularmente a los luchadores (en todos los sentidos) del estado de Morelos.   


06




07


Todos los fragmentos…
Mar Gasca, pintora


Mi trabajo se centra en las formas orgánicas y en los materiales encontrados en la naturaleza. Me atraen las formas, los colores y las texturas en los cuerpos de los organismos vivos, la trama estructural de los mismos, que simulan una red, que muestra pero contiene lo que hay detrás o dentro de ella.

Cuando comienzo a pintar, pienso en un elemento primordial de la imagen, patrones corporales, y a la par decido qué soporte conformará la composición, para que la forma final de la pieza tenga una congruencia con el elemento que elijo al inicio, y que voy desarrollando conforme trabajo la pintura en su totalidad. Al emprender el trabajo, doy espacio para que la pieza hable por sí misma, que las estructuras y sus fragmentos tomen presencia.

En el caso de las piedras, me interesan por sus elementos estructurales y formales, sus colores dan pie a la pintura, me atraen por ser un soporte natural y más allá de poder singularizar a una piedra, la descontextualizo y le doy otro uso, me gusta mover el material hacia un campo distinto al suyo, pero que de algún modo pertenece.



Semblanza

Mar Gasca Madrigal, nace en México D.F., el 22 de marzo de 1986. Cursa la carrera en Artes Plásticas en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. En 2009 recibe la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en Morelos, categoría jóvenes creadores en la disciplina de gráfica. Ha trabajado en el Taller de Grafica La Siempre Habana en la manufactura de grabados de artistas como Sergio Hernández y Vicente Rojo. Colabora en la exposición titulada "Homenaje Nacional a Adolfo Mexiac". Jardín Borda, Cuernavaca, Morelos. Ha publicado su obra en diferentes medios impresos y electrónicos. Actualmente vive y tiene su taller en Cuernavaca, Morelos.



Fichas técnicas de las obras.


Obra reciente.

·        Cera, 2012
            Encausto sobre piedra

·        Seda, 2012
Encausto sobre piedra
29 x 26 cm

·        Ceronte, 2012
Encausto sobre piedra
24 x 36

·        Bajo el agua, 2012
Encausto sobre piedra
29 x 21 cm



Obra anterior.

·        Telaraña, serie “Fósiles Primeros”, 2011
Acrílico sobre piedra

·        Mosca, serie “Fósiles Primeros”, 2011
Acrílico sobre piedra.



08



No hay comentarios:

Publicar un comentario