PORTADA
02
03
Adagio contra mi país
Adán Santamaría Ochoa
… dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor
hoy se niega a beber en la fuente clara del honor.
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor
hoy se niega a beber en la fuente clara del honor.
v
Alfredo
Zitarrosa, Adagio a mi país.
El sabor de desconsuelo y la certeza de que en México no
puede ocurrir nada limpio en política, quedan al ver en perspectiva el periodo
de las campañas electorales y de las elecciones para designar a diversos
funcionarios públicos, ocurrido en julio de 2012. La pobreza de las propuestas
hechas por candidatos que -el que más, el que menos- son o ignorantes, o
delincuentes sociales o miembros de cárteles políticos coludidos con lo peor
que tiene el país: su clase política. Me da asco y vergüenza ser mexicano.
Tengo la certeza de que lo que queda del país es un proyecto de suicidio
colectivo muy exitoso. Tengo miedo de salir a la calle, de encontrarme con el
vecino que anda armado o con los jovencitos que me pusieron una pistola en la
sien para sacarme casi nada de la bolsa en la puerta de mi casa. No he hecho
nada para que esto ocurra, mi vida ha transcurrido en la cultura, el fomento a
la lectura, la difusión de las ideas, de la libertad intelectual, de la
inteligencia. Los panistas de El Yunque me han despedido de mi trabajo ¡por no
declararme creyente de Cristo crucificado! Veo el país que habito y no es en el
que yo nací. Las cosas están de plano descompuestas y lo único que habita en mi
ser son las ganas de huir a algún lugar a donde no conozcan el nombre de
México.
Lo ocurrido en las elecciones de 2012 lo único que ha
logrado en mí son las ganas de no hacer nada más por México ni en México y no
me he ido porque no tengo dinero para hacerlo. La noticia de que el ganador de
la presidencia de la
República es un personaje de telenovela que nos hará padecer
un régimen de neofascismo en versión charra, me asusta, me desanima, me aterra.
El cártel priista que dice que ganó las elecciones, pero que hizo trampa, nos
amenaza con una pax draconiana o porfirista: el que se mueva no sale en la foto
y se va a la cárcel, como en Atenco, previa violación con tolete. López
Obrador, con todo y el tufo de zurda -porque en México falta mucho para que
haya izquierda- que lo acompaña, no era el proyecto de Estados Unidos ni de sus
aliados. La etapa superior del imperialismo, que eufemísticamente llaman mercado, ha decidido que el pueblo no
existe, que no debe contar ni participar en la elección de sus servidores, que
no autoridades.
México está en un momento muy delicado, porque no cuenta con
los elementos para hacer un cambio que signifique el bienestar de la mayoría.
Lenin, aunque a muchos no les guste, dijo una gran verdad: la masa está
desarticulada, desinformada, debilitada, ignorante, desorganizada. Su estado no
es capaz de sustentar ningún cambio permanente y consistente hacia un mejor
país. De hecho, esto no es un país, sino una parcela de más de 2 mil kilómetros
cuadrados, encomendados a un cártel que usufructuará los beneficios de sus
recursos, humanos, materiales y financieros. El epiléptico de Simbirsk dijo que
para que la masa se convierta en pueblo había que hacer un trabajo de
educación, para que el pueblo esté articulado, informado, fortalecido, sepa qué
hacer con su destino y sepa organizarse para lograrlo. Este trabajo de educación
estaría a cargo del Partido Comunista Soviético. Lamentablemente este órgano
educativo se volvió un Estado represor, absolutista, corrupto, enorme e
ineficiente. Pero la tesis de Lenin es brillante: convertir la masa en pueblo.
No suena mal. Gabriel Zaid, el hombre de quien Octavio Paz dijo que era la
persona más inteligente que había conocido, dijo que México no necesita otro
gobierno: necesita otro pueblo. Y para que esto ocurra, lamentablemente creo
que deben pasar cosas punto menos que atroces, descarnadas. Algo así como un
baño de sangre, una catástrofe que abarque a la nación entera para que
recapacite. Europa recién se está integrando más o menos pacíficamente después
de un sinnúmero de conflictos armados locales y tres continentales que pusieron
en riesgo la integridad hasta física de los países de este continente.
La vocación de masoquistas de los mexicanos
es notable, es detestable. Odio a los pobres. ¡Pobres pobres! Han cambiado una
tarjeta de Soriana por una
oportunidad de desarrollo. El proteccionismo del asistencialismo le ha ganado a
la promesa del desarrollo, de la posibilidad de tener organización y trabajo.
La huella de Martha Sahagún y de los panistas ha hecho mella en la masa. Odio
su mezquindad, su cortedad de miras, su debilidad. Son la masa sin cantera. Son
la vergüenza de la desorganización, del miedo colectivo, son los padres/madres
de los lidercillos, de los padrotes de los grupos sociales, de los que los
desprecian y, sin embargo, los utilizan y les son indispensables para lograr
sus cochinadas. ¡Qué vergüenza de gente tenemos! ¡Qué indignante ver a estas
masas de imbéciles ante la gloria que tuvimos en las magníficas culturas de los
olmecas, de Teotihuacan, de Tenochtitlan, de Cacaxtla, de Tula! Nuestro pasado
prehispánico nos habla cada vez más fehacientemente de grandes culturas
organizadas sabiamente. Sin pretender que fueron supermanes con plumas ni
participar del esoterismo barato de los mexicayotes de la mexicanidad, estos
ancestros nuestros comportaron un desarrollo sorprendente. Teotihuacan era tan
compleja, guardando las proporciones, como Nueva York, ¡una ciudad
pluricultural y pluriétnica que sostenía relaciones con gente de Alaska y de
Tierra de Fuego y que trazó línea política, religiosa, militar y comercial por
más de 900 años en Mesoamérica completa! Supieron armar un mosaico político
ordenado y digno. No desprovistos de abusos y de los subproductos de las
guerras, el saldo entre ellos fue mucho más positivo que negativo. ¿Cómo se
perdió? ¿Qué ocurrió para que hoy tengamos estas masas de holgazanes,
ignorantes, imbéciles, manipulables, prescindibles? Son como los describe
Eduardo Galeano en Los nadies:
Sueñan las pulgas
con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún
mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena
suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en
lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o
empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
(El libro de los abrazos, Siglo XXI
Editores, México 1991, pág. 59.).
Hace unos años yo pensaba que Carlos Fuentes había
exagerado, como a veces muchos escritores lo hacen, abusando del lenguaje y
acentuando una realidad quizá perceptible para seres hipersensibles como él.
Hoy pienso que se ha quedado corto en este trozo de postal que nos ofrece hace
no mucho tiempo:
Las heridas de México se
asoman por todas partes. Unas son muy antiguas y parecen haber cicatrizado.
Otras, a pesar de su antigüedad, aún no se cierran. Las más recientes se
confunden con las más viejas. Las más dolorosas son las que laten bajo la piel
del país, a punto de brotar y mezclar su sangre con la de las demás; México es
una sola, larga herida, un muro tatuado de metralla, un nopal cortado a
navajazos, un altar de lágrimas doradas.
(Les carnets mexicains d´Henri Cartier-Bresson 1934 - 1964. Escrito
en 1995)
Hoy pienso que México es como los alcohólicos: nunca hará nada en su
propio beneficio hasta no tocar fondo. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero
si se revisa la historia, México se parece mucho a pueblos que no aprendieron
la lección de la pacificación y del acuerdo social y político hasta no padecer
dictaduras como las de la
Cortina de Hierro o la de España, por ejemplo. Que Dios los
bendiga. Yo me voy a la primera que pueda…
… en mi país somos duros
el futuro lo dirá.
el futuro lo dirá.
Alfredo Zitarrosa, Adagio
a mi país.
04 y 05
Editar a
Malcolm Lowry
Son varias las
razones por las que un libro como el Archivo
Lowry, de Raúl Ortiz y Ortiz (Instituto de Cultura de Morelos, 2011)
trasciende las circunstancias temporales de su publicación. El motivo principal
es que este libro representa un nuevo acceso a la obra del autor de Bajo el volcán que sirve para dar otra
lectura a ciertos aspectos de esta novela tan importante para México.
Malcolm Lowry
(1909-1955) es el tipo de novelista que logra dar en sus libros una experiencia
de lectura orgánica en estrecha relación con su experiencia vital, lo que lo
ha mantenido vivo en el interés de sus
lectores no sólo por su calidad literaria, sino también porque parece mostrar
siempre un ángulo nuevo desde dónde observarlo a él y a su obra. En este
sentido, “Bajo el volcán”, el cuento que
Lowry escribiera en 1936, en su primera visita a México, es un punto de quiebre
a partir del cual cambiará toda su obra narrativa. Escrito a partir de una
experiencia personal, la narración puede verse como el testimonio de un hombre
muerto a la orilla de la carretera, circunstancia que será el germen de una
cantidad de rasgos que más adelante Lowry desarrollaría a plenitud en su gran
novela y en obras posteriores como Oscuro
como la tumba donde yace mi amigo y La mordida, al igual que en muchos
poemas de tema mexicano. Se trata del
famoso capítulo VIII, del que el mismo Lowry había dicho a su editor Johnathan
Cape en 1946: “…pienso que se trata de uno de los mejores capítulos; a pesar de
que requiere una lectura cuidadosa, el lector quedará recompensado. El hombre
que muere en el camino junto al caballo herrado con el número 7, es, por
supuesto, el individuo que habíamos visto sentado en la pulquería en el IV, que
ha aparecido cantando en el VII cuando el Cónsul se identifica con él. Es
evidentemente la humanidad entera que agoniza…”
En 2006 el
Instituto de Cultura de Morelos publicó en un pequeño volumen el cuento “Bajo
el volcán”, traducido por Raúl Ortiz y Ortiz, quien es también el traductor de
la novela, con un ensayo del novelista mexicano Juan García Ponce. Ambos textos
habían sido publicados por primera vez en el número monográfico que organizó
Jaime García Terrés en la Revista de la
Universidad, como un
homenaje al escritor inglés en noviembre de 1964 para celebrar la traducción de
Bajo el volcán, publicada por la
editorial ERA. A partir de la edición del cuento en 2006, en el estado de
Morelos y en particular en el Fondo Editorial del ICM, ha habido un renovado
interés por publicar nuevos materiales de la obra de Malcolm Lowry y dar a
conocer facetas poco conocidas de su obra y su persona.
La elaboración de
un libro como el Archivo Lowry implicó diversos trabajos y la participación de varias
personas. A partir de una idea que se fue modificando a medida que se elaboraba
el libro, al tiempo que iban apareciendo nuevos materiales en los archivos del
maestro Raúl Ortiz y Ortiz, el resultado acabó siendo muy distinto de la
propuesta inicial. Como participante en la elaboración de este libro, además de
haber tenido un peculiar acercamiento a la obra de Lowry debido a las
circunstancias de edición, pude darme cuenta del enorme trabajo que hubo que
realizar para llevar a cabo un libro como éste, en el que todo un grupo de
gente participó en la consecución de una cantidad de aspectos convergentes.
En primer lugar,
cabe mencionar el trabajo que el poeta Alfonso D’Aquino realizó en la
coordinación de los distintos aspectos que estuvieron en juego para la
consecución del libro: desde el impulso inicial para llevar a cabo esta
edición, la asesoría en cada uno de los trabajos técnicos, hasta la realización
del diseño editorial, en el que cobra relevancia lo que podríamos llamar el montaje de los distintos materiales que
componen el libro. Por su parte, Ángel Cuevas, coordinador editorial del
Instituto de Cultura de Morelos, y quien ha estado encargado de organizar y
clasificar los distintos materiales que componen el archivo del maestro Ortiz y
Ortiz, hizo de ellos una selección de los más atractivos para armar, escribió
las notas a la correspondencia entre Margerie Lowry y Ortiz y Ortiz y elaboró
la bibliografía y la cronología de Malcolm Lowry. También contribuyeron de
distinta manera las siguientes personas: Francis Marmandre y Carlos Miranda, en
las entrevistas hechas a Raúl Ortiz y Ortiz;
Bob Schaljkwijk, con las fotografías de distintos sitios de Cuernavaca;
Óscar Menéndez, con los fotogramas de su documental Malcolm Lowry en México (1987). En la parte técnica se contó con la
colaboración de Julia Jayme en la digitalización de manuscritos y con la de
Elvia Campuzano en el retoque de las imágenes. Asimismo, cabe señalar que la
traducción de la correspondencia entre Raúl Ortiz y Ortiz y Margerie Lowry fue
realizada por Ezequiel Ramos Aparicio. En cuanto a mi participación, además de
encargarme de los aspectos técnicos de formación y cotejo de los materiales,
trabajé como asistente de D’Aquino en las distintas etapas del proceso
editorial, entre las que destacan la selección y la organización de los textos
y los materiales gráficos a fin de diseñar con todos ellos el libro tal y como
quedó.
Cabe señalar que el
Archivo Lowry, publicado dentro de la
serie La Sombra del Viajero, participa de las características que dicha
colección impulsa desde hace más de tres años al publicar obras poco conocidas
de escritores mexicanos y extranjeros que han vivido en el estado de
Morelos, presentando junto con ellas,
textos indirectos y materiales gráficos que de otra manera seguirían permaneciendo
ignorados y volviendo a poner en circulación
a sus autores en el panorama editorial actual. Así, los títulos que la componen
van abasteciendo una llamativa y acertada serie de libros sobre tema mexicano: Homero en Cuernavaca, de Alfonso Reyes, Gethsemani Ky, de Ernesto Cardenal, Pueblo rechazado, de Vicente Leñero, Un drama en México, de Julio Verne y Fascinación por México, de Gutierre
Tibón, así como la primera edición de El
Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano en Morelos. De esta forma, Archivo Lowry integra casi todos los
registros que un lector contemporáneo requiere para enriquecer su experiencia
de lectura: evidencia documental de la labor de traducción al español;
herramientas bibliográficas para acercarse a su lectura; entrevistas; una
nutrida sección iconográfica e incluso, debido al montaje de los materiales,
una trama novelística latente.
Además del deleite
que implica la lectura y el acceso a ciertos documentos y materiales de la
célebre biblioteca del traductor de Bajo
el volcán, el Archivo Lowry abre
algunos grados más el ángulo de perspectiva con que se lee la obra del escritor
inglés en nuestro país. Este impulso editorial va rindiendo frutos al marcar
una pauta que ha derivado tanto en la reanudación de la entrega del premio de
ensayo “Malcolm Lowry” (interrumpido
desde 2006), como en la publicación de distintos libros, como es el caso de Cuauhnáhuac: el bosque de símbolos (ICM,
2009), de Francisco Rebolledo y la publicación de México y otros infiernos (ICM, 2011) integrado por poemas de Lowry
de tema mexicano en una edición bilingüe traducida por el novelista Juan Tovar.
A los libros publicados se suman diversos proyectos en proceso que prometen
seguir sorprendiendo a sus lectores con materiales desconocidos del escritor
inglés durante sus distintas estancias en México, tanto en Morelos como en
Oaxaca.
El logro de los editores ha consistido en
haber hecho que los materiales no sólo tomaran la forma de libro sino que
además fuera un volumen que se puede leer como un archivo real dentro de una
dinámica de documental cinematográfico, que ofrece tanto nuevos acercamientos a
aspectos ignorados de Lowry y su obra, así como momentos enigmáticos que
invitan a su relectura, haciendo eco de recursos novelísticos que enlazan de
manera inusitada los materiales. En este sentido, el Archivo Lowry es fiel al trabajo creativo y editorial que el
escritor inglés dedicaría a su principal novela, quien decía a su editor
Johnathan Cape que Bajo el volcán lo había “diseñado,
contradiseñado y soldado de tal modo que puede leerse un indefinido número de
veces, sin agotar todos sus sentidos, su drama o su poesía…”.
Marco Antonio
Cuevas
Archivo
Lowry
Raúl Ortiz y Ortiz
Instituto de
Cultura de Morelos, 2011
p.p.288
Lo que el diablo me dijo…
Osvaldo Bayer, Antorcha y la Expropiación Anarquista
-ángel armenta lópez
Osvaldo Bayer es uno de los periodistas más importantes,
pero no por ello aceptado en la Argentina, es uno de los anarquistas más
constantes en América Latina; estudiado en Alemania, regresa a su país para
dirigir algunos periódicos como “El Clarín” y “La Chispa”, fue quien
autodenominó el primer periódico independiente de la Argentina y la revista “Todo
es historia”. La cúspide de su carrera e ideología se vio reflejada en esta
misma revista donde publicó las primeras investigaciones de la matanza de
obreros en su país natal, investigación
que más tarde se convertiría en el eje de su primer libro “La Patagonia
Rebelde” y tiempo después, una de sus obras más importantes para los
anarquistas “Los Anarquistas Expropiadores”, una obra que registra los sucesos
ocurridos en Argentina, Uruguay, Cuba y México, con respecto a la violencia y
el intento de revindicar la anarquía en el sur del continente. Osvaldo Bayer
cuenta con un sinfín de libros, artículos y guiones para cine, por ejemplo “La
Amiga” y “Amor de América” en 1989, en el 91, “El
Vindicador” en una coproducción Alemania-Argentina, y regresando a las letras,
en 1998 se reedita en editorial Planeta, el libro “Severino Di Giovanni, el
idealista de la violencia” donde se plantea el uso de la violencia en contra
del Estado.
Y aquí, la segunda parte importante de este texto, la
banda de rock mexicana Antorcha, quien en el año de 1976 deciden separarse, no
sin antes hacer un disco de rareza para los temas de aquel tiempo, es verdad
que bandas como Pace and Love o Love Army, ya hacían rolas de protesta y
mensaje subversivo, pero ninguna como tal había empleado un disco completo a la
ideología anarquista. Así Agustín
Cortés, Gonzalo Lara, Chantal López y Omar Cortés junto con Víctor Motta y
Alberto Salcedo, en un periodo de 5 meses aproximadamente, lograron copilar
diálogos de la película “La Patagonia Rebelde”, que proporcionó Ricardo Mestre,
fragmentos de la canción “Hijos del Pueblo”
así como la canción “Amarrados a la Cadena”, canción que compusieron
anarquistas presos en Montjuich Barcelona y que gracias a Bayer el material fue
utilizado de un modo más accesible a los jóvenes, y a todos aquellos a quienes
les caía el disco en las manos.
Esta disco titulado “Anarquismo” recopila desde canciones de rock, milongas,
tangos y breves explicaciones de cómo nació y se propagó el movimiento
anarquista, una obra realmente tentativa y sugestiva para estos tiempos y los
que vienen, los anarquistas son a los que más ha temido el Estado, y es que ya
no se trata de cómo luchar o cómo no luchar, sino de como VIVIR, buscar a toda
costa la conciencia y la humanización de nuestra vida, ante la deplorable
situación del Estado. La música, la palabra, la reflexión y el acto serán las
mejores armas contra el orden establecido, definidamente, en estos tiempos tan
oscuros para nuestro país, debemos cerrar el puño y preguntarnos, ¿Qué hacer
con aquellos que nos quieren destruir?
06
Estado laico en México
Entrevista con fray Julián Cruzalta
Ricardo
Venegas
Teólogo y especialista mexicano en temas de
fe, política y Estado laico, fray Julián Cruzalta es profesor de moral social y
moral sexual. Participó recientemente como experto en Estado laico en la
Asamblea constituyente de Bolivia y en la de Ecuador.
Comentabas
que el Estado laico tiene nociones más amplias…
Empiezo por decir qué no es el Estado laico,
se dice que es un Estado sin valores, sin ética, lo cual no es cierto. Sí tiene
valores, lo que no tiene es una moral religiosa, que es diferente. Es una ética
de mínimos, y estos mínimos valores son un conjunto que forman el patrimonio
común de una sociedad, independientemente de su religión, por eso la República
se construye con una ética pública que va más allá de las morales religiosas,
no va contra ninguna moral religiosa, pero el Estado laico no se basa en ninguna
moral religiosa sino en una ética pública. Es un Estado de valores y son los de
la democracia, de respeto al mundo plural diverso: pluralidad religiosa,
sexual, étnica, cultural… Sus valores son cada uno de los derechos humanos y
todos los derechos humanos en sí. Sí tiene valores y ética.
Se ha
dicho que es un estado anárquico, ultra libertino…
Eso no tiene sustento, ya que permite el
máximo desarrollo de las personas y de los grupos porque sujeta al marco de la
ley a todas las personas y a todos los grupos, recordemos que el Estado es una
abstracción jurídica, por lo tanto, no puede tener creencias, son las personas
las que tienen creencias, tampoco va a misa, van las personas, el Estado laico
respeta la libertad religiosa y la libertad de conciencia. No es un estado
antirreligioso. Las iglesias tienen derecho a participar proponiendo leyes,
pueden opinar pero no pueden imponer su visión, por lo tanto, el Estado no
puede apoyarse en las iglesias.
Se dice
que es relativista, sin valores absolutos, sin ninguna verdad fundamental…
Acordémonos que este es un problema
epistemológico, las verdades se construyen, se analizan, se interpretan, se
observan dependiendo de la situación, de la edad de la persona, de la edad del
conocimiento fechado y sexuado, no hay una verdad absoluta y plena. El Estado
trata de respetar todas estas interpretaciones de la verdad, por eso las
democracias son regímenes deliberativos donde se respetan todos y cada uno de
los derechos humanos, ahí está precisamente el asunto de la libertad de
pensamiento, de expresión, de la libertad de asociación, son valores
democráticos, por eso es el que promueve el ejercicio de las libertades, lo
afecta, es un proceso y es diferente a
la secularización, este es un asunto de las personas en una sociedad, el
Estado laico es una institución del estado. Para ser democrático, tiene que ser
laico, sino, no es democrático. Entonces sí hay una separación orgánica de
funciones y autonomía administrativa entre las iglesias y el estado. El Estado
laico tiene neutralidad e imparcialidad ante los contenidos religiosos, no
opina en asuntos religiosos.
Sin
embargo se le ha visto con una óptica católica, se le ha canonizado…
México en América Latina es uno de los países
con más tradición. Esto no significa que sea un valor absoluto, no somos un
estado religioso, pero en los últimos años nos hemos comportado -no de
derecho-, pero sí de hecho, como un
estado religioso, en el cual las diferentes iglesias tratan de que sus verdades
religiosas, los contenidos de su religión, sus dogmas, pasen a las leyes; un
estado sin dogmas no lo puede permitir porque la moral de quién se va a volver
la moral del Estado, se agrede a otras morales, porque en el terreno de la
moral hay muchas morales y la ley es una para todos; un Estado que basa sus
leyes en la moral agrede otras morales, a veces se nos dice en México que se va
a privilegiar la moral de la mayoría, el problema es que el Estado está para
garantizar los derechos humanos a mayorías y minorías, está obligado a
garantizarlos a todos. Se violaría esto cuando la moral de las mayorías se
vuelve la moral del Estado. Está muy clara en el Estado mexicano la separación
de funciones, las iglesias pueden opinar y participar en procesos electorales,
pero no pueden imponer ni pedir nada a los votantes, lo que no existe es el
voto católico.
Asistimos
a una gran campaña del feudo religioso, para muestra tenemos la visita de Benedicto
XVI a México, que Carlos Fazio ha llamado “la guanajuatización de México” en su
libro más reciente…
A los organismos del estado les toca
garantizar el Estado laico, el COFIPE es muy claro en los asuntos de delitos
electorales, a la Secretaría de Gobernación le concierne garantizar esto, pero
en los casos en los que ha habido violación en asuntos electorales ha
permanecido en silencio o han sido insignificantes las multas, es muy parcial porque
se le olvida que estamos en un Estado laico y funciona como institución de Estado
Católico Romano. Se tiene que tener mucho cuidado en la participación activa de
las iglesias, pero sin violar la ley.
Ha
perdido credibilidad la Iglesia por sus intervenciones contra el Estado laico…
Hay una serie de problemas que traen un
grave desprestigio a la imagen pública de la Iglesia católica romana. Hay una
relación entre el desprestigio de esta iglesia y los derechos humanos: Hoy la gente no quiere caridad sino respeto a
sus derechos, una institución que se proclama maestra en la defensa de la
dignidad humana está siendo golpeada porque resulta que es incoherente, hay una
incongruencia entre lo que dice y lo que hace, por desgracia son muchas
iglesias las que la acompañan en esta incongruencia del bien común, de la
búsqueda de la verdad, hay intereses de parte de todas las iglesias y el Estado
debe ser el garante en esta separación entre la Iglesia y el Estado, porque aún
en esto hay diversidad.
07
Inauguran “La Aventura” de
Leonel Maciel en el Borda
El pasado viernes 13 del mes en curso, en las salas José
María Velasco y Rufino Tamayo del Centro Cultural Jardín Borda, se dieron cita
decenas de espectadores -entre los que se encontraban familiares, amigos y
miembros de la comunidad artística-, para acompañar al pintor guerrerense
Leonel Maciel en lo que fuera la inauguración de “La Aventura”, muestra de su
obra pictórica que estará abierta al publico hasta el domingo 19 de agosto.
Maciel
Leonel Maciel nació el 21 de marzo de 1939, en el
municipio de Petatlán, Guerrero. Estudió en la Escuela de Pintura, Escultura y
Escultura “La Esmeralda”, del Instituto Nacional de Bellas Artes, en México,
D.F.
Es un dedicado lector e investiga los temas que se
propone manejar, sean históricos, mitológicos o de otra índole. Aunque siempre
hay lugar para la fantasía y los aportes de la naturaleza, como ocurre en esta
serie barroca hasta el delirio, delirante hasta la ternura. La pintura de
Leonel Maciel es puro gusto. Este antropólogo de las comidas atesora las
especias recetas y saberes sin tener que viajar hacia las Indias, si no
llegando directamente desde el corazón de América. En sus trabajos, la
luminosidad es clave. Orgullo indígena ancestral habita en la personalidad de
Leonel y se revela como estructura de sus obras.
Ha expuesto su obra en diversos países: Islandia, Estados
Unidos, Francia, Japón, Portugal, Venezuela, Brasil y Guatemala. Así como en
diferentes estados de México: Guadalajara, Morelos, Michoacán, Aguascalientes,
Ciudad de México, por mencionar algunos.
Actualmente Leonel Maciel vive en Morelos, donde asegura
haber encontrado un espacio tranquilo que le permite inspirarse en sus
creaciones.
Leonel Maciel
Dionisio Morales
La obra pictórica de Leonel Maciel, después de más de
cincuenta años de labor, y de haber viajado por varias partes del mundo,
recorre algunos registros temáticos que nos hablan de su visión interior nacida
en la mirada natural de sus ancestros; también nos hace partícipe, con formas,
coloridos y resoluciones modernas y extraordinarias, de un universo vasto,
atrapado en la contemporaneidad de sus propuestas con técnicas –pintura,
dibujo, grabado, sobre todo- de siempre, pero con un aliento libertario y
novedoso.
Desde sus inicios, los temas de su obra son variados, es
cierto, pero nunca pierde, abandona, o deja de lado su reciedumbre pictórica
basada en un dibujo íntegro y solidario y en un deslumbrante conocimiento de
los colores. Los colores de Leonel Maciel –no importa que sean oscuros-, desde
siempre, nos hablan de una luminosidad esplendorosa, como un canto a la vida,
un tributo a la naturaleza. Dentro de este panorama, ha sabido manejar con
maestría el arte figurativo y el arte abstracto, dos puntos que algunos consideran irreconciliables en un
mismo pincel.
El viaje por la exposición de la obra de Leonel Maciel
nos sumerge en un mundo diversificado por sus temas, en donde encontramos
manejadas con maestría, gracia y sapiencia, las técnicas más cercanas a su expresión:
el íleo, la acuarela, el collage, el grabado, la serigrafía, el dibujo, entre
otras. Dentro de estas propuestas
pictóricas sobresalen su pasión por el eterno femenino; el paisaje de la
naturaleza que se funde con el paisaje humano y del corazón; la sensualidad, el
erotismo, la cachondería, y la pornografía –que no son la misma cosa-, y que
van, con un sentido nuevo, de la célebre dibujística japonesa al Kama-sutra
indio. En casi toda esta obra acompaña a los cuadros de Maciel su corrosivo y
divertido sentido del humor, que trastoca todo lo que toca, todo lo que ve,
todo lo que imagina.
Leonel Maciel inicia su obra pictórica cuando estaba en
su apogeo, con varios años de retraso en México, el abstracto, allá por los
años sesenta. En las pinturas abstractas que en esta ocasión nos presenta el
artista, nacido guerrerense pero con un relevante sentido universal, estamos
ante una obra deslumbrante, moderna, visionaria, geométrica en sus
profundidades, que con el conocido dominio de su paleta y de un talento
expresivo que lo sitúan en un primer plano en la pintura contemporánea de
México, hurga el no siempre conquistado mundo de la poesía.
08
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