lunes, 24 de septiembre de 2012

Edición especial de fotografía

Artetipos # 72. 
Desde algún lugar de las barrancas morelenses.

Portada



02

A sabiendas de que en el mundo del arte, septiembre es por excelencia el mes de la fotografía–a pesar de que Fotoseptiembre como festival se realiza formalmente cada dos años-, en esta edición número 72 de Artetipos les presentamos una muestra del trabajo de 8 fotógrafos contemporáneos radicados en Morelos. Asimismo les acercamos un texto introductorio del fotógrafo y psicólogo Efrén Galván, que lleva por título “La fotografía como arte visual (un punto de vista)”. Sin más preámbulos y esperando que sea de su agrado, damos paso al material visual.



03

Observar, un talento
Ricardo Vinós

Es cosa sabida que entre los recursos de composición del fotógrafo figura un sentido de la oportunidad. En lenguaje sencillo, un buen fotógrafo es un fotógrafo con suerte. El mejor fotógrafo compone mediante la suerte, su suerte, que ha de ser consistentemente muy buena en lo que a captar imágenes se refiere. La suerte no se aprende, pero puede ser buscada. Y fotografiar tiene que ver con observar, un talento que puede cultivarse: dime qué miras y te diré quién eres.

Observar algo que sucede es ya labor compositiva del fotógrafo en trance de captar una imagen de eso que pasa con su cámara. Observa, invade, registra. Rasga el tiempo. Le saca la foto a la historia de la gente y las cosas, succiona su alma, y si el fotógrafo ha tenido suerte, el alma sacada del tiempo se transmuta en una imagen que produce emociones, que penetra el ojo y se incrusta en el corazón a la velocidad de la luz.

Sabina Berman en su casa. México DF.
Raúl Busteros, en el Panteón Español de México DF.
Ana María Pecanins con un cuadro del pintor Bartolí, en su galería, México DF.





04 y 05



La  Fotografía como Arte Visual
(un punto de vista)

Efrén Galván

Cuernavaca se conoce prácticamente en todo el mundo por su (casi siempre) maravilloso e indiscutible clima templado y primaveral. Sin embargo, actualmente es mucho más que eso (tanto positiva, como negativamente). Pero Cuernavaca podría  ser reconocida  también y más justamente por su ambiente  cultural, por su variada atmósfera estética. Por su clima… artístico.
Cuernavaca (todos lo sabemos) es cuna y/o refugio de artistas, tanto nacionales como extranjeros; prácticamente en todas las disciplinas hay tantos artistas como taxis… o más, afortunadamente.
Dentro de este abanico de disciplinas artísticas, particularmente las artes visuales ocupan un lugar destacado en Morelos, y dentro de las artes visuales, la fotografía  tiene un lugar justamente ganado, tanto por el número de fotógrafos, como por la calidad de los mismos.
La fotografía es hija de la pintura y madre del cine. Es un invento sorprendente, una herramienta fantástica que por su utilidad y versatilidad, ha transitado y servido de manera (yo diría imprescindible) en muchas disciplinas, a lo largo de su muy corta historia. Es una herramienta fundamental en: La fotografía científica, que tiene como objetivo la realidad. La fotografía de prensa, que tiene como objetivo la verdad. La fotografía publicitaria, que tiene como objetivo la venta de un producto. Finalmente la fotografía de autor o artística, que tiene como objetivo la creación estética (y no con esto me refiero a lo bello, solamente). Sin embargo, intentar situar a la fotografía como arte no ha sido fácil. Para esto tendríamos que diferenciar y aceptar que “La  fotografía como técnica, fue un recurso que primero resolvió diversos problemas prácticos, y que tal vez por su origen  “técnico -pragmático”, tuvimos tanto problema para aceptarla como capaz de generar arte.
La fotografía de autor o artística mira hacia otro lado, es un fin y un bien en sí misma. El arte es “inútil” (no utilitario). Pero, fundamental, en y para la vida del hombre,  como individuos, nos expande y sobretodo nos humaniza. De esta forma, desde este lugar, lo que define lo artístico es la calidad, la cualidad, la creatividad, la originalidad y/o el aporte plasmado en su resultado, en su producto ético-estético, y su objetivo está en su más alto nivel en la creación.
Pero una disciplina y su técnica por sí mismas no pueden determinar el carácter de artístico o no artístico de un producto, esto lo da -fundamentalmente- su ejecutante,  aunque también en ocasiones, es verdad… el azar.
Me explico… El arte no puede surgir de la técnica solamente, ésta es más bien su herramienta, su vehículo, un recurso más que aprovecha el artista. También es claro, y tenemos que aceptar, que el arte, y por lo tanto el artista, tienen de principio un problema  grave, su definición.
Es muy complejo lograr definir estos dos conceptos (como cualquiera de las  preguntas fundamentales del hombre: La vida, el amor, la muerte  etc.).
El artista, ¿nace artista? No lo sé… Pero lo que sí podemos al menos plantear, es que el artista se hace a través de sus distintos quehaceres en el tiempo, y en sus distintos espacios, en ellos se moldea y se modela su particular y singular historia, a partir de todas sus vivencias, en su entorno físico en su entorno social, sexual, económico, cultural y etcéteras. Éstos conforma su personalidad, intelectual, emocional y por supuesto -y por lo tanto- su ética y desde ésta… su estética. A esto se suman los estudios formales, las disciplinas aprendidas y técnicas ejercitadas. La técnica es de esta forma (y en muchas ocasiones) la que facilita, la que permite la aparición del resultado estético. Sí, pero no es con ni con mucho, su único origen, ni el principal factor que determina lo estético, o lo artístico. El artista (sea lo que queramos entender por esto) es el factor base, el motor principal del milagro de la creatividad, de la creación, indicador y objetivo final del arte.
La técnica (como ya mencionamos) es una herramienta y como tal, está al servicio del artesano, del científico o del artista; con ella se pueden hacer estupideces o maravillas, es  neutral. Y es el ejecutor (en nuestro caso el fotógrafo) quien se sirve de ella para crear un producto,  sea una maravillosa y creativa imagen, o una imagen mediocre o banal. Dentro de la técnica, el instrumento base del fotógrafo, como sabemos, es la cámara (con sus muy diversas características), y puede ser muy importante, sí. Pero el fotógrafo es lo  fundamental, lo esencial para un resultado, no la cámara (solamente).
Es por esto que un artista visual tendrá que enriquecerse con muchas vivencias de toda índole, y también convivir con otras disciplinas, como la poesía, la literatura, la música, el teatro, el cine, etc., etc., para conformar -y a través de mucha, mucha chamba- moldear y modelar su sensibilidad, su esencia estética, que posteriormente, al reunirse con la técnica  -en este caso fotográfica-, poder lograr así conformarse, configurarse como un artista visual; sin esto será un técnico visual y esto (es muy importante aclararlo), no es malo, ni menor, es simplemente distinto, y con otros objetivos generalmente útiles y prácticos (como ya mencionamos), actualmente indispensables para la vida practica del hombre . De este modo el artista visual tiene que tener clara su diferencia en cuanto a objetivos y comprometerse en su compleja y variada formación técnica, sí, pero también  preocuparse de su enriquecimiento cultural, así como de su compromiso social y humanista.


06



TE MIRO 
Irma Zermeño ©

Te miro. Vuelve la infancia. Esa emoción agridulce de lo circense.
Te miro y los ojos gritan lo que el maquillaje camufla o crees que logra esconder.
Ese blanco, empastado, te frunce; ese sombrero lleno de sirenas y conejos, tan de mago en el que pareces llevarlo todo como una petaca de tu vida entera, en el que cargas héroes, ardillas; sombrero que aspira a escalera al cielo, a ruta de los sueños.

Tus ojos gritan, no puedo evitarlo; a mí, eso siento, que gritan para mí de una manera que vivo como exclusiva. Tu mirada me pesca.
Parecen sostener mi atención las arrugas, los surcos de los años, lo torcido que asoma en tu dolor, lo ajeno y lejano que te encuentro, un coctel entre lo absurdo y lo ridículo, a ratos.

El lugar tan común del payaso triste, la imagen tan manida del payaso y la lágrima que le escurre, que le corre el maquillaje, más que eso, el acento en la emoción desgastada.

Tu gracia, me digo, radicará en los días que no has de untarte la piel a contracorriente; estará en los gestos de tu piel sin disfraz; en las noches que te tiras, cerveza mediante, sin esperar que tu colorida cara haga reír a alguien o haga llorar a otro alguien. O a nadie, ni tu risa forzada ni tu, tan estudiada, espontánea bribonería.
Quizá ahí está tu gracia, cuando no apelas al escondite, cuando tu lucha es la de los hombres que pagan renta y besan al hijo antes de dormir y el niño no tiene que aplaudir ni darte unas monedas.
Cuando dejas el sombrero y muestras las canas; los años que adoloran en la suma, cuando sueltas el peso de los huesos cansados, de los chistes gastados, cuando la mano puede olvidarse de agraciar con ademanes; cuando te permites ser ese que se lava la cara y a quien no acompañan ni la gracia ni la chispa, y que sabe, aun, que no lo consigue por mucho que repita el intento, que no, que lo sabes, que dueles más de lo que quieres aceptar. Que no, que ser payaso no tiene tanto chiste, que no es chiste vivirte así y que es ahí, ahí mismo, donde está tu herida, donde mana ese espectáculo que hiciste propio, ése, que te inventas.
Y que dejes ese rojo labial. Y que dejes de resanarte la fachada y, que tus cejas sean sólo unas cejas y en ese sombrero dejes los daños. Y te olvides de perseguir conejos.


07


 El río de tu gracia
 Irma Zermeño ©

El hambre y la coquetería, de la mano. El exceso de adorno y la frescura de la juventud, abrazados. Contrasta tu transparencia con tu pintartetanto, con la gracia que te inventas y, es curioso, que ni falta te hace, que aun, bajo del disfraz, asoma tu frescura, tu aroma a nuevo, tu abrirdeojos, el rabillo de asombro que la niña no dejó de lado, el milagro de ver en ti que crecer no lo echó fuera, que tu niñez, aunque pretendas tanto, huele a reciente, que tu imagen travesuraytrabajo, tu urgencia y tu aquémededico, y tu miraquécoquetasoy  y tu miraesmichamba y que no, que no, que no has soltado a la niña o mejor: que la niña no supo soltarte.

Y ahí, bajo el overol, tu chispa; el río de tu gracia que corre y tus ojos que bailan. Y no necesitan la máscara de pestañas ni ninguna otra, sólo tu risa toda. Cuánta dignidad hay en tu intento, cuánto arcoiris en tu brillo, cuánto sol, cuánta primavera y color a nuevo.


08







No hay comentarios:

Publicar un comentario