lunes, 12 de marzo de 2012

Seminario cultural Artetipos N0. 59.


Editorial
El que no tranza no avanza

Es un hecho que dentro de las diversas disciplinas del ámbito artístico se generan círculos y grupos con afinidades que pueden ir más allá del quehacer de la obra, lo que me parece bastante sano para el desarrollo psicosocial de dichos individuos; lo que no está tan sano ni limpio (y mucho menos “divertido” para los más) es que dichas afinidades, que en muchos casos trascienden la amistad, se vean involucradas o se utilicen de manera mediática para obtener premios, becas, contratos, intercambios, plazas y auspicios, entre muchos otros de los reconocimientos, incentivos y oportunidades que supuestamente ofrece el estado al gremio en general. Lo anterior, lo único que nos muestra es que el arte y la cultura no son –y nunca lo han sido- la excepción de la cloaca burócrato-burguesa, que reprocha a nuestra inteligencia la vida de aquellos que entre cocteles y “comiditas” -que la mayor parte del tiempo no son más que clubes de alabanzas mutuas- vivan adheridos a la cada vez más flaca y menos generosa “ubre del Estado”.


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Todo lo que digas se usará en tu contra
Adán Echeverría

Irregularidades en la entrega del premio Clemencia Isaura

Necesario es reconocer que la tecnología y los medios avanzan de una manera mucho más rápida que el pobre cerebro de muchos humanos. Las capacidades extra sensoriales no se activan con la misma rapidez que quisiéramos, y por eso damos al traste con nuestras intenciones, las más de las veces.
Las redes sociales tienen sus propias reglamentaciones que tienen que ser usadas siempre a tu favor, es algo así como los Diez Mandamientos de las Iglesias que todos juntos nos honramos de profesar, que están, las más de las veces, creadas para la protección de uno mismo al volvernos parte del Contrato Social.
Es así, mis compañeros que todo lo que escribamos y publiquemos en las redes sociales o en el mismo correo electrónico, así como en los chats, siempre puede ser usado en tu contra, por una simple razón: jamás tendrás la certeza de que el otro, el recipiendiario te tenga estimación, o use tu información de manera adecuada.
Casos ha que las estadísticas nos informan del número de infieles cachados en las redes sociales tanto como en los celulares. Yo en alguna ocasión el teléfono de una amante lo registré en mi celular como Amigo Tae, ya sabes, para que pareciera que mi Tae Amigo me mandaba un mensaje, y mi aquella de esos entonces no supiera que era “la otra” quien me llamaba o mensajeaba. Así las cosas, es muy cándido andar por la vida peleándose con el mundo, jugando a ser figura pública con ínfulas artísticas y creer que todos los otros son felices de mirar y valorar nuestro triunfo.
La envidia, el egoísmo, la ardidez pulula siempre en los cielos de la sociedad. Y está ahí, al acecho esperando el primer tropiezo para saltar sobre nosotros con sus garras, y despedazarnos públicamente.
Y entonces uno dirá, yo no fui, me hackearon, seguro se trata de otra persona seguro que le llamaron, pero ¿cómo iba yo a decirles “indios” a esas personas?, y así, tratando de justificar, bajo el slogan de lo políticamente correcto, el tropezón que nos echamos. Y ni maíz paloma, diría mi Tía Evelia, el que se lleva se aguanta. Y hay que poner duro el pechito, y reconocer que somos unos verdaderos zopencos.
Un gobernador de Yucatán lo dijo clarito en alguna ocasión: Si compraste magistrados para hacer tus tranzas, tienes que comprarlos a todos, no debe quedar uno solo. Y la tipa protestaba en su defensa, es que el magistrado quería el doble y hasta el triple del dinero que aceptaron los otros; a lo que su patrón le aclaró: estúpida, se lo das. Ahí está tu error, ahora como ese se enteró pero no lo compraste, salió a la luz todo el teatrito.
Y como ese ejemplo, miles hay que todos podemos sacar a la luz.
Bien, en el caso que hoy nos atañe, necesario es ponernos al día. Todo concurso está amañado, (el que no tranza no avanza, es la filosofía en que los mediocres crecen, pero… crecen y ese es su premio), y si sabemos que todo concurso está amañado, tenemos que mirar en claro: o conocemos a alguien del jurado, o nos arriesgamos a enviar nuestro trabajo pensando en que el dios de la ética se digne bajar de su marmoteado Olimpo. Lo cual, en el mayor número de los casos, no sucederá. Siendo así las cosas, los ganadores siempre dirán: de ardidos se quejan, las cosas son clarísimas, pues claro que en muchas ocasiones los escritores pueden conocer a los autores, no son millones los poetas que escriben en este México, apenas unos cientos,  (según el Mapa Poético, la puta vanidad, ja), y pues de alguna otra forma nos tenemos que conocer. Ah, dice el periodista, es cierto, dice el burócrata, mis huevos, dice el poeta que se siente víctima de la corrupción.
El escenario fue: el premio de poesía Clemencia Isaura que recientemente fue adjudicado al poeta Mijail Lamas (sin albur, por favor), y como jurados: Dalí Corona, Alí Calderón y alguien más, me parece que uno que fue ganador igual del premio, que responde al nombre de Álvaro Solís… lo que parece ser que se trató de todo el staff del proyecto virtual Círculo de Poesía.
De esta forma la acusación es: pero por supuesto que aquello de, libro firmado con seudónimo no cuadra, porque es notorio que los poemas de Lamas (con albur si lo desea), de alguna otra forma tienen que ser conocidos por los integrantes de jurado, que no sólo pertenecen al Círculo de Poesía, sino que además, se trata de todos becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas.
Pongamos claro el caso, aceptemos y pensemos que el señor Lamas es un autor honesto, y que los miembros del jurado igual lo son, entonces el tímido Mijail, en su buhardilla y a escondidas de todos sus compañeros escribió, y no le dijo a nadie por pena, que participaba en este premio, por eso ninguno de los tres jurados supo que estaban premiando a su amigo. Claro que puede ser. Lo sostengo.
México es un país transparente. No importa que los burócratas que financian y organizan el premio son unos pobres zopencos que citan a un jurado, el cual está compuesto por chamacos de la generación del 80, o del 70, que no tienen los alcances para ser jurado. No. Sino que lo peor es que se trata de jóvenes que son amigos desde hace poco más de diez cinco años, y que conviven juntos noche y día, grupo al que el mismo poeta ganador pertenece.
No hagas cosas malas y las quieras hacer parecer como buenas, diría de nuevo mi Tía Evelia. Y no bastando, uno de ellos se apendeja, alguien los tuerce, y me llega al correo esto que alguien extrajo de algún correo electrónico:

Subject: RE: Celebraciones del Círculo de Poesía
Date: Mon, 7 Sep 2009 13:11:09 -0500

Perfecto. Sólo agradecería 2 cosas. Una: Se hiciera llegar un mapa/croquis del lugar donde será, ya llevo el Dalímovil (vehículo expropiado a mi mujer en estos 15 días que pasa jueras de la capirucha, y dos: Se nos informe si moramos en puebla o si terminando. cada chango a su mecate. 

Un abrazo fuerte. 

Dalí Corona

PD. Quien se quiera ir conmigo del DF hacia el convite, que avise, hay cuatro lugares. 
Ah, lo olvidaba. De a cuánto es la cuota pal para el partido.      

To: hiperboreos@hotmail.com; jair_cm@hotmail.com; el_oleaje@hotmail.com; masqueonce@hotmail.com; from_liverpool@hotmail.com; rmarquez_m@hotmail.com; aquihaytigreencerrado@hotmail.com; audomaro_h@hotmail.com; dali_corona@hotmail.com; testamoruna@gmail.com; ricardovenegas_2000@yahoo.com; opiumstears@hotmail.com; samuel_macobes@hotmail.com
Subject: Celebraciones del Círculo de Poesía
Date: Sat, 5 Sep 2009 19:03:10 +0000
Mis muy queridas damas de compañia y escorts:

como saben, tenemos dos o tres motivos para sentirnos muy contentos en estos días. Y haríamos mal, seríamos condenados por los dioses, si no los ofrendamos con un poco de vino, carne y algunos excesos.

la cosa es que el sábado 19 de septiembre haremos una pequeña fiesta en puebla. no hemos definido si vamos a las truchas de Atlimeyaya, al pie de los volcanes, o vamos a Ayoa, un poco más allá de Atlixco, o nos quedamos en mi casa. El meteorológico definirá el asunto.
La onda es que hagamos unas carnes asadas. y Que Mijail, que ha demostrado ser versado en el asunto, las ase.

El chiste es que estemos contentos, juntos, bebiendo, siendo felices como siempre hemos sido y debemos seguir siendo. Lo de siempre.

Pues respóndanme a este correo para leer que aceptan y que nos encontramos pronto para comer, beber, grabar algunos poemas en video y subirlos al círculo y a palabra virtual. 
Un abrazo a todas, grande muy.

Alí.

cel: 0442223544433

Círculo de Poesía-Revista electrónica de literatura


El primero es una respuesta del poeta Dalí Corona, respondiendo el segundo correo (que por tiempo es el primero), que está firmado por Alí (Calderón), y usted que es tan ducho, pues puede reconocer muchos de los correos electrónicos a los que fueron enviados.
Bien, pues, segurísimo que de ahí salió el hacker, que producto de sus enojos, o buscando una suerte de complicidad con la sociedad cultural poética, hoy los expone.
Quien me envía a mí el correo, eso es lo de menos, la lectura está ahí, dos jurados platicando sobre los vericuetos culinarios de Mijail Lamas (ese que ganó el Clemencia Isaura y al que quisimos calificar de tímido para sus poemas).
Lea con cuidado. Yo lo hice, porque igual me parece todo esto, fruto de una trapacería más de los mismos involucrados, que en vez de hacer poesía, se dedican a crear sus fantasmas de la mafia que les genere nuevas audiencias. Si no puedo como poeta, pues al menos como chisme a lo Chapoy, se dicen.
Entendido queda aquello de: que se arruinen solos. Junto con el clarísimo: Es el tiempo el que pondrá en su lugar a los poemas, que nunca los poetas. A mí, como a usted, queridísimo lector, eso de las trampas de los premios literarios, nos viene valiendo madre. Pero una cosa es muy clara: el dinero que se entrega forma parte del presupuesto federal o estatal, que de alguna u otra forma, representa impuestos que le quitan a ellos (si trabajan) a usted y a mí.
La pregunta, entonces compañeros, es ¿si las autoridades que organizan y convocan el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura dilapidan por torpes el presupuesto que se les asigna, o lo hacen con dolo porque recibieron su pequeña tajada? Porque una cosa es que un jurado se lleve con el ganador, y otra muy diferente que los tres jurados y el ganador sean del mismo grupo. No me extrañaría entonces que el organizador, sea un poeta y que sea muy amigo también de los poetas que fungieron como jurados y con el ganador. Ouch, ¿será?
¿Alguna vez este tipo de casos que son tan frecuentes en la literatura mexicana nos permitirán ver que al ganador se le retire el premio? ¿Sería un acto de justicia?
Como dice el poeta: Cómo me dan pena las abandonadas, que amaron creyendo ser también amadas.


04-05




 
Arturo Gutiérrez Luna

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
Miguel Hernández

Conjeturo que la poesía inmediata de Miguel Hernández se emparenta con la filosofía para la vida cotidiana que la escuela francesa de pensamiento entregó al mundo. Para apoyar la anterior tesis, habremos de explicar el concepto de poesía inmediata en Miguel Hernández, en especial en sus obras El rayo que no cesa, Viento del pueblo, Cancionero gitano, Cancionero y romancero de ausencias, Poesías últimas, 1933-1941. Poemarios todos de la más alta facturación. Libros profusamente inteligentes. Textos profundamente personales como universales. Según mostraré en las siguientes páginas, las composiciones de este poeta son escritura inmediata y se encuentran emparentadas con la filosofía práctica.
¿Poesía que hable del presente próximo a mí y a ti? Tal es una de las premisas de la poesía española de principios de siglo XX. En ella el pensamiento, la inspiración, las intentonas transitan hacia la experiencia, hacia la realidad, construyendo así puentes de interacción mutua. A ese respecto, Arturo Souto explica que:
Para los críticos y los historiadores literarios, la recién pasada centuria puede compararse en número y calidad de obras poéticas al periodo clásico; si en él destacan Garcilazo, Fray Luís, San Juan, Góngora, Quevedo, Calderón, Sor Juana y tantos otros poetas extraordinarios en el siglo XX se congregan, en un breve trecho de tiempo, poetas no menos notables: Antonio Machado, Juan Ramón, Lorca, Alberti, Salinas, Jorge Guillén, Luís Cernuda, Miguel Hernández,… es decir una serie de generaciones que sitúan a la poesía española entre las primeras del mundo.[1]
Suscribimos íntegramente esta percepción del Dr. Souto; reconocemos con él que existe una alta calidad en la producción de estos siglos. Para ilustrar esta fragua de calidades entre ambos siglos baste la contrastación de unos versos de Miguel Hernández con los de Francisco de Quevedo. El primero expresará:
Aquí está la basura
En las calles, y no en los corazones.
Aquí todo se sabe y se murmura.[2]

Comparable en temática y en tono al poema de Quevedo:
Aquí murmuran los arroyos
Porque han dado en perseguirlos:
Que hay muchos de buena lengua,
Bien hablados y bien quistos.[3]
Admiramos igualmente, que ambos compiten de tú a tú. Nadie sale vencedor, porque los dos siglos destellan sus armas con análoga destreza y sagacidad.
La vida es un cigarrillo,
Hierro, ceniza y candela
Unos la fuman de prisa
Y algunos la saborean.
Manuel Machado
La poesía española de principios de siglo XX canta sus liras comprometidas con ensalzar su utilidad vital y se despliega desde el arraigo en la vida práctica.
En el mismo sentido, a Antonio Machado lo identificaremos con reflexiones sistemáticas de la vida inmediata. De ahí que Machado haga cantar con sabiduría a su personaje Mairena:
(Mairena, en su clase de Retórica y Poética)
-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: “Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa.” El alumno escribe lo que se le dicta.
- Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
- El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle.”
- Mairena. – No está mal.[4]
El epígrafe de Antonio Machado que antecede a la discusión en estas páginas enseña que la actividad poética puede y debe suspenderse en el aquí y ahora. Aporta un aurea de inmediatez a sus cantos. La propia obra poética de Machado apuntaría en ese sentido. Especialmente, Campos de Castilla se inscribe en tal tentativa. [5]
Desde la perspectiva que nos invita a pensar Souto, las cosas no podían aparecer más claras. Se trata de una generación y una literatura entreverada con la vida misma, con la circunstancia, con el entorno, con el presente:
Los escritores del 98 son un grupo de más o menos amigos compartiendo una común actitud ante el Desastre, en efecto, una generación literaria. Se adentran en lo nacional y lo castizo, son sobre todo intelectuales y reflexivos. En suma: prefieren el fondo sobre la forma. [6]
En ese sentido, Miguel Hernández reivindica, ejerce y refresca la lira mestiza, Por su parte, Antonio Machado se desvive por las acciones simples que nos definen. Ambos convergen, sin embargo, en exaltar la armonía y confluencia de nuestros diarios avatares, menores y próximos. Sin embargo, por antonomasia, Miguel Hernández es el poeta de lo cotidiano.
Pero volví en seguida,
mi atención a las puras existencias
de mi retiro hacia la ausencia atento,
y todas sus ausencias
me llenaron de luz el pensamiento.
A esta generación de escritores le interesa poner en claro la poesía de la calle, de la cotidianeidad. Durante la infancia Miguel Hernández asiste a tertulias, se echa sobre costales a leer El Quijote, mientras escucha las discusiones de los asistentes. Es la época en que Ramón Sijé, su entrañable amigo, le provee de libros en préstamo o regalo. En su juventud, amanece poeta y canta a su pueblo, a su provincia.
Luis García Montero reivindica a Hernández consciente de su paso efímero por la vida, quien sin embargo, atreve atisbos en que se decantan por igual una catarata de pensamiento y poesía.
Miguel Hernández escribió mejor en la culpa y la necesidad que en el himno y la certeza. El desvalimiento sexual y la miseria afectiva consolidan la maestría formal de su carnívoro cuchillo y de su rayo amoroso. En un cuaderno escolar va copiando breves poemas escritos con dificultad, maravillosos poemas que suponen una renovación originalísima del neopopulismo que tanto habían utilizado Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación del 27. [7]
Su obra Perito en lunas, cargada de reminiscencias castizas, rústicas y rurales, fue abriendo la senda de la consolidación poética a la que aspiraba desde joven. Esta obra le fue presentada por Hernández a García Lorca, quien advirtió en ella un zarpazo de tigre preso. Lo cierto es que Miguel Hernández intimó con él, tanto que, a cierto tiempo de aparecer el libro, le escribió quejándose acerbamente de la indiferencia de los críticos, carta a la que García Lorca contestó con palabras consoladoras. Le dice:
No se merece Perito en lunas un silencio estúpido, no. Merece la atención y el estímulo y el amor de los buenos. Eso lo tienes y lo tendrás porque tienes la sangre de poeta y hasta cuando en tu carta protestas tienes en medio de cosas brutales (que me gustan) la ternura de tu luminoso y atormentado corazón.
Miguel Hernández expresa en las obras tempranas una composición, una lira y pensamiento asentados en lo inmediato. Llegamos a notar incluso un arraigo en lo adyacente. Poesía de mí. Poesía de ti. Poesía para aquí, para ahora, conmigo y contigo. Poesía mía y al mismo tiempo de todos. Se trata, en todo caso, de una poesía para la vida cotidiana.
A ese respecto, el poeta Hernández lo expresará contundentemente: “Me dedico única y exclusivamente a la canción y a la vida de tierra y corazón adentro.”[8] Ese corazón adentro reivindica la entrañable tierra en la que vive el poeta. Significa una valoración de las experiencias que le tocó vivir.
Miguel Hernández escribió el poemario perfecto cuando dio al público El rayo que no cesa:
¿No cesará este rayo que me habita
El corazón de exasperadas fieras
Y de fraguas coléricas y herreras
Donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta tarea estalactita
De cultivar sus duras cabelleras
Como espadas y rígidas hogueras
Hacia mi corazón que muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota:
De mí mismo tomó su procedencia
Y ejercita en mí mismo sus furores.
Esta obstinada piedra de mí brota
Y sobre mí dirige la insistencia
De sus lluviosos rayos destructores. [9]
El rayo que no cesa expresa la imaginería ante la cotidianeidad. Los hechos más sencillos son planteados como respuesta y denuedo, como pasión que se aviva, como estatización del entorno. Se trata de una obra de aliento superior, una pieza de orfebrería sutil, un dispositivo de exactitud sublime en la que el carcelero sonetístico es burlado. En estos versos la pasión se desborda y echa a andar en cualquier dirección, con tal de avanzar. Reclama para ello la experiencia de la libertad. Asume un camino que se renueva a cada trecho.
Miguel Hernández definirá su poética en los siguientes términos: “Se necesita ser minero de poemas para ver en sus etiopías de sombras sus indias luces.”[10] El halo de misterio aclara que su poesía no es encomienda de ingenuos. El ingenio es exigible, tanto como la tensión métrica. En este sentido, reivindica la confección sutil del oidor de las estrellas y luna.
Destaca en esta poética el incansable e insobornable afán de enaltecer al campo, con lo que se determina su poesía de la vida libre, sencilla y rica. Sus versos exaltan la vida, afrentan a la muerte, la asedian y la persiguen. En sus líneas no deja lugar al estupor, al pavor, sino a la valentía. El poema de Hernández dice:
Quiero morirme riendo,
no quiero morirme serio;
y que me den tierra pronto…
pero no de cementerio.
No quiero morir –dormir-,
no quiero dormir muriendo
en un estéril jardín…
¡Yo quiero morir viviendo! [11]
Morirse no es un fin de la vida sino una experiencia como otras. En su épica de lo cotidiano, la vida vence a la muerte. No descubrimos miedo, estupor, sino gallardía. Canto a la vida, denostación de la muerte, celebra a las oportunidades abiertas, a las posibilidades, al horizonte cargado de futuro.
Leo un fragmento del libro Vientos del pueblo, del cual José Manuel Caballero Bonald expresara que “se trata de uno de los libros más emocionantes, limpios y fervorosos que ha producido la poesía española en la primera mitad del siglo XX”.[12] Dicen los versos:
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me avientan la garganta.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba. [13]
La admiración por este modo de vida con énfasis en el presente hace cuestionar lo prominente de las hazañas y heroísmos inalcanzables. La piedad y el amor se hermanan en las inmortales páginas del poeta alicantino. Así, Miguel Hernández prefigura una crítica del grandilocuente canto épico al modo de Hölderlin.
Si te suelto
en el aire,
oh limón
amarillo,
me darás
un relámpago
en resumen.

Pensamiento de aquí, de ahora, de nosotros. Es catarata de pensamiento y poesía deambulando en El hombre acecha y en Cancionero y romancero de ausencias. En estos poemarios, se sucede incontenible el canto para el consuelo del sentimiento trágico de la vida. Los hechos cotidianos, y su impacto en nosotros, cobran importancia en sus versos. Lo íntimo sale a la luz, de manera que las preocupaciones del día a día las desbordan y encuadran. Los problemas locales son sublimados, en el problema fundamental del hombre ¿Cómo llevar la vida?
Pintada no vacía:
Pintada está mi casa
Del color de las grandes
Pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
A donde fue llevada
Con su desierta mesa,
Con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
Sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
Elevará su sábana
Su intensa enredadera
Nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
Detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza. [14]
La crónica inabarcable del mundo cotidiano que circunscribe al poeta así lo atestigua. Se canta al pozo; se revela un camino; aparece mostrado el arrollo; se interesa en desprender la memoria, en oposición al vértigo de la civilización. Hay un incesante e inextinguible desperdigamiento de rememoraciones. Cualquiera referiría a sus cosas personales si se tratara de rememorar el hogar. Nos hace pasar de la casa en general al hogar entrañable e íntimo que nos alberga.
El poeta va del amor hasta enfrentar a la guerra, pero para despreciarla. Si escribe de sus entrañas y entuertos es para rechazarla. Sus poemas de la guerra aparecen como exaltación de la vida en medio del desgarramiento que procrea entre trincheras, barracas y pantanos inhóspitos. Es ante todo himno de paz, de amor, de vida y esperanza.
Tristes guerras,
Si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
Si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
Si no mueren de amores.
Tristes, tristes. [15]
En innumerables páginas no queda duda de su pronunciamiento contra la guerra. El poeta ha experimentado en carne propia lo que ello significa, de manera que su aborrecimiento es genuino y se constituye en un canto a la paz. Es la reflexión poetizada sobre la existencia del hombre. Según la opinión de José María Balcells, esta obra se enmaraña con sentimientos encontrados. “Un oscuro presagio funeral flota de continuo sobre el palpitar del poeta, y el vivir, el amar y el morir pugnan con idéntica insistencia por dominar su aliento.”[16]
Adicionalmente, es preciso referirnos a la discusión filosófica de la época, por supuesto conocida por el poeta. El mismo James en Pragmatismo afirma que:
Esa filosofía que es tan importante para cada uno de nosotros no es una cuestión técnica, sino nuestro sentimiento, más o menos inarticulado, de lo que auténtica y profundamente significa la vida. Sólo se obtiene parcialmente de los libros; es nuestro modo individual de percibir y sentir todo el empuje y la energía del cosmos. [17]
En sintonía con James, en la obra Del sentimiento trágico de la vida Unamuno afirma algo en este sentido que podría recordar el principal objetivo de la filosofía pragmatista, porque para Unamuno el “hombre de carne y hueso” es, al mismo tiempo, el principal objeto y el sujeto de la filosofía. Asimismo, “los pragmatistas piensan que una filosofía que se aparte de los genuinos problemas humanos (…) es un lujo que no podemos permitirnos”. [18]
En efecto, también cree Unamuno que la filosofía debe estar al servicio del hombre concreto porque es éste mismo el quien filosofa. El mismo Miguel de Unamuno, en 1913, afirma que la filosofía no es algo abstracto, distante y ajeno:
Así como un conocimiento científico tiene su finalidad en los demás conocimientos, la filosofía que uno haya de abrazar tiene otra finalidad extrínseca, se refiere a nuestro destino todo, a nuestra actitud frente a la vida y al universo. Y el más trágico problema de la filosofía es el de conciliar las necesidades intelectuales con las necesidades afectivas y con las volitivas. [19]
William James y Miguel de Unamuno son los máximos ejemplos de su propia actitud: de su afán por articular el pensamiento y la vida. Para William James una idea es verdadera si es verificada por la experiencia —vida—, para Unamuno, el criterio de la verdad es la vida: “me escribe rogándome aclare o amplíe aquella fórmula que allí empleé de que debe buscarse la verdad en la vida y la vida en la verdad”. [20]
Miguel Hernández, lector atento, participa de la atmósfera intelectual y libre del orbe abstracto y huyendo también del pensamiento aletargado de teorías, en el pueblo hablará de frente, ante sus oídos confesará en sovoz sus cuitas, junto a su andar, deambulará los sueños. Se expresa la poética de corazón adentro que suscribe en las palabras de una dedicatoria a Vicente Alexandre:
A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pensar soplados a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de un imponente modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidos al pie de cada siglo. [21]
En el pueblo se sentirá a sus anchas. El poeta esperará lectores en el pueblo. Se reconocerá en la entraña de su savia. Únicamente en él descansará las armas. En este contexto, la guerra es el monstruo al que debe apresarse. Monstruo de mil cabezas que mientras se mueve desmorona ilusiones y utopías.
Llegó con tres heridas:
La del amor,
La de la vida,
La de la muerte.
Con tres heridas viene:
La del amor,
La de la vida,
La de la muerte.
Con tres heridas yo:
La del amor,
La de la vida,
La de la muerte. [22]
La de Miguel Hernández no fue una vida breve, sino intensa. Espléndida, radiante, regocijada y astuta. Nunca brumosa, sino insumisa. Juan Ramón Jiménez salva al poeta de la ignominia, cuando le dedica las siguientes palabras:
Los poetas no tenían convencimiento de lo que decían. Eran señoritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El único poeta, joven entonces, que peleó y escribió en el campo y en la cárcel fue Miguel Hernández. [23]
Todo a su alrededor tiembla, se estremece y resplandece. Le interesa el himno de la circunstancia, no el de la exaltación épica. Se convierte en un prosélito de la comarca. Escribirá de la tierra, del aquí, del ahora. En “Llamo a los poetas”, su mejor poema escrito en tiempos de la guerra, Miguel Hernández se confiesa un ser solitario, necesitado de cariño. Sólo el amor hace la restauración propicia en esos días aciagos:
Tu risa me hace libre,
Me pone alas.
Soledades me quita,
Cárcel me arranca.
Boca que vuela,
Corazón en tus labios
Relampaguea. [24]
Como hemos intentado mostrar, Miguel Hernández apuesta por desafiar el carnívoro cuchillo con el rayo amoroso que no cesa. El amor lo salva definitivamente del olvido, del dolor, de la cárcel y de la muerte. Sus versos suenan a pensamientos nuestros, al reflexionar habitual, a próximos entusiasmos y sencillos placeres.
Reconcilia en catarata poesía y pensamiento que estimen y, asimismo, amen la vida cotidiana para degustarla consuetudinariamente, sin prisa, pero también, sin pausa.
Bibliografía
A. A. V. V.,
Antología de la generación del 98, Selección, estudios y notas por Agustín Muñoz-Alonso López, Madrid, Santillana 1996, 176 pp.
Berrocal, Alfonso,
“Miguel Hernández y María Zambrano. Lectura de un poema y una artículo”, consultado el 13 de marzo del 2010, en internet en: http://www.miguelhernandezvirtual.com/xml/sections/secciones/biblioteca_virtual/pdf/actas_ii/relaciones_literarias/30alfons.pdf
Hernández, Miguel,
El rayo que no cesa,
Viento del pueblo,
Cancionero gitano,
Cancionero y romancero de ausencias,
Poesías últimas, 1933-1941
Machado, Antonio,
Poesía y prosa. Biografía. Barcelona, Editorial Bruguera 1984, 576 pp. Edición de José Luís Cano.
[1] Véase Arturo Souto Alabarce, “Introducción a la poesía española del siglo XX”, en CIDHEM Boletín Informativo del Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, Año 3, Núm. 8, diciembre 2008, pp. 5-6, p. 5.
[2] Miguel Hernández, citado por José María Balcells, Miguel Hernández, Barcelona, Editorial Teide 1990, 138 pp., p. 46.
[3] Francisco de Quevedo, Obras Completas. Poesía Original. Edición de José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta 1963, p. 860.
[4] A. A. V. V., Antología de la generación del 98, Selección, estudios y notas por Agustín Muñoz-Alonso López, Madrid, Santillana 1996, 176 pp., p. 122.
[5] Véase Antonio Machado, Antología poética. Incluye Campos de Castilla, Barcelona, Editorial Óptima 2001, 206 pp. Y Selección poética de Antonio Machado, México, Editores mexicanos unidos 1990, 120 pp.
[6] Arturo Souto Alabarce, “Introducción a la poesía española del siglo XX”, opus citatus, p. 6
[7] Luís García Montero, “El tiempo amarillo”, en Revista El País semanal, núm. 1745, Domingo 7 de marzo del 2010, p. 48.
[8] Cfr. José María Balcells, opus citatus, p. 58.
[9] Miguel Hernández, El rayo que no cesa, pp. 362-3.
[10] Miguel Hernández, citado por José María Balcells, Miguel Hernández, opus citatus, p. 34.
[11] Miguel Hernández, El rayo que no cesa, p. 371.
[12] José Manuel Caballero Bonald, citado por Alfonso Guerra en “El político. Inocencia y compromiso”, en Revista El País semanal, núm. 1745, Domingo 7 de marzo del 2010, p. 42, supra.
[13] Miguel Hernández, Vientos del pueblo, p. 67.
[14] Miguel Hernández, El hombre acecha. Cancionero y romancero de ausencias, edición, introducción y notas de Leopoldo de Luís y Jorge Urrutia, Barcelona, Nueva Estafeta 1979.
[15] Miguel Hernández, Cancionero y romancero de ausencias, opus citatus, pp. 635-6.
[16] José María Balcells, Miguel Hernández, opus citatus, p. 34.
[17] W. James, Pragmatismo, pp. 55-56.
[18] José Nubiola, “Pragmatismo y relativismo”, p. 52.
[19] Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, Barcelona, Editorial Origen 1983, p. 118.
[20] Miguel de Unamuno, “Verdad y vida” (1908) en Mi religión y otros ensayos, p. 264.
[21] Miguel Hernández citado por Alfonso Guerra en “El político. Inocencia y compromiso”, en Revista El País semanal, núm. 1745, Domingo 7 de marzo del 2010, p. 42, infra.
[22] Miguel Hernández, Cancionero y romancero de ausencias, opus citatus, p. 618.
[23] Juan Ramón Jiménez citado por Alfonso Guerra, opus citatus, p. 43.
[24] Miguel Hernández, Cancionero y romancero de ausencias, opus citatus, p. 654.

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Arribaron cinco autores
peruanos al Museo del Escritor

La Embajada del Perú entregó acervo cultural de Ciro Alegría, Manuel Scorza, Leónidas Yerovi, Nicolás Yerovi y Luis La Hoz, quienes se unirán a un sinnúmero de escritores incas que ya se encuentran en el recinto.
El Museo del Escritor recibió recientemente obras de los autores peruanos Ciro Alegría, Manuel Scorza, Leónidas Yerovi, Nicolás Yerovi y Luis La Hoz, con las que se acrecentará el acervo literario de aquel país, al añadirse a una serie de autores cuyas obras ya están se encuentran en el recinto como son Mario Vargas llosa, José B. Adolph, César Vallejo, Ricardo Palma, Oswaldo Reynoso y Washington Delgado, entre muchos otros.
La donación se realizó el pasado jueves primero de marzo, por la Embajada de la República del Perú en coordinación con la Fundación René Avilés Fabila, promotora del Museo del Escritor, y la Delegación Miguel Hidalgo del Distrito Federal, que dio albergue al recinto.
Ciro Alegría Bazán (Marcabal Grande 1909 - Lima 1967), fue un novelista, político y periodista, alumno de César Vallejo y militante de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que le costó dos estancias en prisión (en 1931 y en 1933) y su posterior exilio en Chile en 1934. Es uno de los máximos representantes de la narrativa indigenista.
En ese periodo escribió la parte más significativa de su obra y ganó tres premios literarios con otras tantas novelas que lo consagraron como novelista: La serpiente de oro (1935); Los perros hambrientos (1938) y El mundo es ancho y ajeno (1941); también publicó un libro de cuentos: Duelo de caballeros (1963).
A su muerte, su esposa publicó dos novelas inconclusas tituladas Lázaro (1972), de contenido político, y El dilema de Krause (1979). También conviene destacar sus colecciones de relatos: Panki y el guerrero (1968); La ofrenda de piedra (1969), relatos andinos; Siete cuentos quirománticos (1978), escritos en Estados Unidos y Puerto Rico; y El sol de los jaguares (1979), relatos amazónicos. En 1976 aparecieron unas memorias bajo el título Mucha suerte con harto palo.
Manuel Scorza Torres (Lima 1928 – Madrid 1983) fue novelista y poeta de la Generación del 50, de extraordinaria vitalidad y lucidez frente a los más acuciantes problemas de la sociedad peruana en ese entonces. Uno de los más altos narradores perteneciente al Indigenismo o Neoindigenismo peruano, junto con sus compatriotas Ciro Alegría y José María Arguedas.
Ganó los dos primeros premios en los Juegos Florales del IV centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (1952) y obtuvo Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano (1956) por "Las Imprecaciones", su primer poema, publicado en México tres años antes.
En su obra narrativa, encuentra el espacio ideal para expresarse sobre los problemas sociales del Perú como "Redoble por Rancas", la "Balada" (igualmente llamado "La Guerra Silenciosa"); "Historia de Garabombo el Invisible" (1972), "El Jinete Insomne" (1977), "Cantar de Agapito Robles" (1977) y "Tumba del Relámpago".
Dejó de existir a los 55 años, en el momento en que su obra estaba en su apogeo después de publicar su última novela, "La Danza Inmóvil". En la aurora del 28 de noviembre de 1983, el Boeing en que viajaba se estrella antes de llegar al aeropuerto de Barajas (Madrid).
Sergio Nicolás Leónidas Yerovi Douat (Lima 1881 – Lima 1917) fue un poeta, dramaturgo y periodista autodidacta. No pasó por universidad alguna. Toda su vida lo dedicó al periodismo y a la literatura. Murió asesinado frente al local del diario La Prensa de Lima, donde había trabajado ininterrumpidamente desde 1903.
Su soneto "Recóndita" fue convertido en vals cambiándole de nombre, llamándolo unas veces "Golondrinas" y otras "Amor bohemio".
Además del periodismo y la poesía que fueron publicadas bajo el título de Poesías líricas (1921), incursionó en la dramaturgia con obras como La de cuatro mil que fue un sonado éxito tanto de público como de la crítica; Álbum Lima (1904), Tarjetas postales (1905), Domingo siete (1907), La salsa roja (1912); y La pícara suerte (1913).
Leonidas Nicolás Ramón Yerovi Díaz (Lima 1951) es un poeta, periodista, dramaturgo, novelista y humorista, nieto del poeta Leonidas Yerovi. Director de Monos y Monadas, Semanario festivo y de caricaturas, fundado y dirigido en 1903 por su abuelo, que fue clausurado en 1993 por el gobierno de Alberto Fujimori.
Entre sus obras poéticas se cuenta Mapa de agua (1971), Crónica de ciego (1973), Después del vino (el amor o la siesta) (1974), Penetrándote (1976), Quiero morir soñando (1978). En colaboración con Luis La Hoz, Sol sin Dios (1982).
Y entre sus novelas: Más allá del aroma (Bogotá, 1998). Su circulación en el Perú fue prohibida por la dictadura en represalia por sus críticas periodísticas al régimen dictatorial. La casa de tantos (Bogotá, 2001), Serie Las aventuras del detective Mariano Bidasoa: El caso de La Tarjeta amarilla (Lima, julio del 2004), El caso de El Hombre Engaña (Lima, octubre del 2004). También es autor de varias obras teatrales.
Luis La Hoz (Lima 1949). Poeta, editor y promotor cultural. Su obra poética consta de: Ángel de hierro (1984), Los setenta (1985), Los adolescentes (1987), El antiguo ardor (1993), la antología personal Oscuro y diamente (1998), Los poemas de Federico (2003), Una flor amarilla (2004), Geografía inútil (2006) y Cosa de nadie – 100 poemas (2010). En 1989 publicó Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.  33 poetas suicidas, antología copiada luego en Madrid y Bogotá. En 2007 publicó un nuevo trabajo antológico: 10 aves raras de la Poesía Peruana.




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