jueves, 21 de agosto de 2014

En donde la memoria arda

Ricardo Ariza: el cotidiano quehacer de memorar

Desde temprano, la poesía de Ricardo Ariza se ha nutrido de una clara y  persistente vocación memoriosa. Atravesado desde el origen por la experiencia y el ejercicio simultáneo de la imaginación, el quehacer de memorar soporta y articula sus poemas. Combinados en dosis minuciosas, el recordar y el recrear disponen la fórmula idónea para restituirle a la existencia una vivacidad inaugural.
Estos rasgos, a su vez, sustentan la precoz y sostenida madurez de su obra: cruzada por presencias cuya raíz se hinca lo mismo en el pasado que en el porvenir, por ella circula una profunda conciencia del devenir y, al mismo tiempo, la convicción de que la vida es mucho más que un mero transitar hacia la muerte. Presencias del pasado, presencias del futuro: la alquimia operada por el autor de estas páginas desemboca en el hallazgo de una temporalidad ajena a la dictadura del calendario.
Aquí, lo que ocurrió y lo que habrá de venir se incorpora sin discordias al caldo sustancioso del poema. “Hoy es siempre todavía”: la divisa machadiana permea cada línea de este libro; y su influjo le transfiere, a quien aprende a detenerse en ellas, una inmediatez y una frescura más bien raras en nuestros días, tan marcados por la imposibilidad y la catástrofe. De la mano del poeta el lector descubrirá, en alianza con su propia historia, que el ayer y el porvenir están cargados de presencias.


Eduardo Hurtado

lunes, 24 de septiembre de 2012

Edición especial de fotografía

Artetipos # 72. 
Desde algún lugar de las barrancas morelenses.

Portada



02

A sabiendas de que en el mundo del arte, septiembre es por excelencia el mes de la fotografía–a pesar de que Fotoseptiembre como festival se realiza formalmente cada dos años-, en esta edición número 72 de Artetipos les presentamos una muestra del trabajo de 8 fotógrafos contemporáneos radicados en Morelos. Asimismo les acercamos un texto introductorio del fotógrafo y psicólogo Efrén Galván, que lleva por título “La fotografía como arte visual (un punto de vista)”. Sin más preámbulos y esperando que sea de su agrado, damos paso al material visual.



03

Observar, un talento
Ricardo Vinós

Es cosa sabida que entre los recursos de composición del fotógrafo figura un sentido de la oportunidad. En lenguaje sencillo, un buen fotógrafo es un fotógrafo con suerte. El mejor fotógrafo compone mediante la suerte, su suerte, que ha de ser consistentemente muy buena en lo que a captar imágenes se refiere. La suerte no se aprende, pero puede ser buscada. Y fotografiar tiene que ver con observar, un talento que puede cultivarse: dime qué miras y te diré quién eres.

Observar algo que sucede es ya labor compositiva del fotógrafo en trance de captar una imagen de eso que pasa con su cámara. Observa, invade, registra. Rasga el tiempo. Le saca la foto a la historia de la gente y las cosas, succiona su alma, y si el fotógrafo ha tenido suerte, el alma sacada del tiempo se transmuta en una imagen que produce emociones, que penetra el ojo y se incrusta en el corazón a la velocidad de la luz.

Sabina Berman en su casa. México DF.
Raúl Busteros, en el Panteón Español de México DF.
Ana María Pecanins con un cuadro del pintor Bartolí, en su galería, México DF.





04 y 05



La  Fotografía como Arte Visual
(un punto de vista)

Efrén Galván

Cuernavaca se conoce prácticamente en todo el mundo por su (casi siempre) maravilloso e indiscutible clima templado y primaveral. Sin embargo, actualmente es mucho más que eso (tanto positiva, como negativamente). Pero Cuernavaca podría  ser reconocida  también y más justamente por su ambiente  cultural, por su variada atmósfera estética. Por su clima… artístico.
Cuernavaca (todos lo sabemos) es cuna y/o refugio de artistas, tanto nacionales como extranjeros; prácticamente en todas las disciplinas hay tantos artistas como taxis… o más, afortunadamente.
Dentro de este abanico de disciplinas artísticas, particularmente las artes visuales ocupan un lugar destacado en Morelos, y dentro de las artes visuales, la fotografía  tiene un lugar justamente ganado, tanto por el número de fotógrafos, como por la calidad de los mismos.
La fotografía es hija de la pintura y madre del cine. Es un invento sorprendente, una herramienta fantástica que por su utilidad y versatilidad, ha transitado y servido de manera (yo diría imprescindible) en muchas disciplinas, a lo largo de su muy corta historia. Es una herramienta fundamental en: La fotografía científica, que tiene como objetivo la realidad. La fotografía de prensa, que tiene como objetivo la verdad. La fotografía publicitaria, que tiene como objetivo la venta de un producto. Finalmente la fotografía de autor o artística, que tiene como objetivo la creación estética (y no con esto me refiero a lo bello, solamente). Sin embargo, intentar situar a la fotografía como arte no ha sido fácil. Para esto tendríamos que diferenciar y aceptar que “La  fotografía como técnica, fue un recurso que primero resolvió diversos problemas prácticos, y que tal vez por su origen  “técnico -pragmático”, tuvimos tanto problema para aceptarla como capaz de generar arte.
La fotografía de autor o artística mira hacia otro lado, es un fin y un bien en sí misma. El arte es “inútil” (no utilitario). Pero, fundamental, en y para la vida del hombre,  como individuos, nos expande y sobretodo nos humaniza. De esta forma, desde este lugar, lo que define lo artístico es la calidad, la cualidad, la creatividad, la originalidad y/o el aporte plasmado en su resultado, en su producto ético-estético, y su objetivo está en su más alto nivel en la creación.
Pero una disciplina y su técnica por sí mismas no pueden determinar el carácter de artístico o no artístico de un producto, esto lo da -fundamentalmente- su ejecutante,  aunque también en ocasiones, es verdad… el azar.
Me explico… El arte no puede surgir de la técnica solamente, ésta es más bien su herramienta, su vehículo, un recurso más que aprovecha el artista. También es claro, y tenemos que aceptar, que el arte, y por lo tanto el artista, tienen de principio un problema  grave, su definición.
Es muy complejo lograr definir estos dos conceptos (como cualquiera de las  preguntas fundamentales del hombre: La vida, el amor, la muerte  etc.).
El artista, ¿nace artista? No lo sé… Pero lo que sí podemos al menos plantear, es que el artista se hace a través de sus distintos quehaceres en el tiempo, y en sus distintos espacios, en ellos se moldea y se modela su particular y singular historia, a partir de todas sus vivencias, en su entorno físico en su entorno social, sexual, económico, cultural y etcéteras. Éstos conforma su personalidad, intelectual, emocional y por supuesto -y por lo tanto- su ética y desde ésta… su estética. A esto se suman los estudios formales, las disciplinas aprendidas y técnicas ejercitadas. La técnica es de esta forma (y en muchas ocasiones) la que facilita, la que permite la aparición del resultado estético. Sí, pero no es con ni con mucho, su único origen, ni el principal factor que determina lo estético, o lo artístico. El artista (sea lo que queramos entender por esto) es el factor base, el motor principal del milagro de la creatividad, de la creación, indicador y objetivo final del arte.
La técnica (como ya mencionamos) es una herramienta y como tal, está al servicio del artesano, del científico o del artista; con ella se pueden hacer estupideces o maravillas, es  neutral. Y es el ejecutor (en nuestro caso el fotógrafo) quien se sirve de ella para crear un producto,  sea una maravillosa y creativa imagen, o una imagen mediocre o banal. Dentro de la técnica, el instrumento base del fotógrafo, como sabemos, es la cámara (con sus muy diversas características), y puede ser muy importante, sí. Pero el fotógrafo es lo  fundamental, lo esencial para un resultado, no la cámara (solamente).
Es por esto que un artista visual tendrá que enriquecerse con muchas vivencias de toda índole, y también convivir con otras disciplinas, como la poesía, la literatura, la música, el teatro, el cine, etc., etc., para conformar -y a través de mucha, mucha chamba- moldear y modelar su sensibilidad, su esencia estética, que posteriormente, al reunirse con la técnica  -en este caso fotográfica-, poder lograr así conformarse, configurarse como un artista visual; sin esto será un técnico visual y esto (es muy importante aclararlo), no es malo, ni menor, es simplemente distinto, y con otros objetivos generalmente útiles y prácticos (como ya mencionamos), actualmente indispensables para la vida practica del hombre . De este modo el artista visual tiene que tener clara su diferencia en cuanto a objetivos y comprometerse en su compleja y variada formación técnica, sí, pero también  preocuparse de su enriquecimiento cultural, así como de su compromiso social y humanista.


06



TE MIRO 
Irma Zermeño ©

Te miro. Vuelve la infancia. Esa emoción agridulce de lo circense.
Te miro y los ojos gritan lo que el maquillaje camufla o crees que logra esconder.
Ese blanco, empastado, te frunce; ese sombrero lleno de sirenas y conejos, tan de mago en el que pareces llevarlo todo como una petaca de tu vida entera, en el que cargas héroes, ardillas; sombrero que aspira a escalera al cielo, a ruta de los sueños.

Tus ojos gritan, no puedo evitarlo; a mí, eso siento, que gritan para mí de una manera que vivo como exclusiva. Tu mirada me pesca.
Parecen sostener mi atención las arrugas, los surcos de los años, lo torcido que asoma en tu dolor, lo ajeno y lejano que te encuentro, un coctel entre lo absurdo y lo ridículo, a ratos.

El lugar tan común del payaso triste, la imagen tan manida del payaso y la lágrima que le escurre, que le corre el maquillaje, más que eso, el acento en la emoción desgastada.

Tu gracia, me digo, radicará en los días que no has de untarte la piel a contracorriente; estará en los gestos de tu piel sin disfraz; en las noches que te tiras, cerveza mediante, sin esperar que tu colorida cara haga reír a alguien o haga llorar a otro alguien. O a nadie, ni tu risa forzada ni tu, tan estudiada, espontánea bribonería.
Quizá ahí está tu gracia, cuando no apelas al escondite, cuando tu lucha es la de los hombres que pagan renta y besan al hijo antes de dormir y el niño no tiene que aplaudir ni darte unas monedas.
Cuando dejas el sombrero y muestras las canas; los años que adoloran en la suma, cuando sueltas el peso de los huesos cansados, de los chistes gastados, cuando la mano puede olvidarse de agraciar con ademanes; cuando te permites ser ese que se lava la cara y a quien no acompañan ni la gracia ni la chispa, y que sabe, aun, que no lo consigue por mucho que repita el intento, que no, que lo sabes, que dueles más de lo que quieres aceptar. Que no, que ser payaso no tiene tanto chiste, que no es chiste vivirte así y que es ahí, ahí mismo, donde está tu herida, donde mana ese espectáculo que hiciste propio, ése, que te inventas.
Y que dejes ese rojo labial. Y que dejes de resanarte la fachada y, que tus cejas sean sólo unas cejas y en ese sombrero dejes los daños. Y te olvides de perseguir conejos.


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 El río de tu gracia
 Irma Zermeño ©

El hambre y la coquetería, de la mano. El exceso de adorno y la frescura de la juventud, abrazados. Contrasta tu transparencia con tu pintartetanto, con la gracia que te inventas y, es curioso, que ni falta te hace, que aun, bajo del disfraz, asoma tu frescura, tu aroma a nuevo, tu abrirdeojos, el rabillo de asombro que la niña no dejó de lado, el milagro de ver en ti que crecer no lo echó fuera, que tu niñez, aunque pretendas tanto, huele a reciente, que tu imagen travesuraytrabajo, tu urgencia y tu aquémededico, y tu miraquécoquetasoy  y tu miraesmichamba y que no, que no, que no has soltado a la niña o mejor: que la niña no supo soltarte.

Y ahí, bajo el overol, tu chispa; el río de tu gracia que corre y tus ojos que bailan. Y no necesitan la máscara de pestañas ni ninguna otra, sólo tu risa toda. Cuánta dignidad hay en tu intento, cuánto arcoiris en tu brillo, cuánto sol, cuánta primavera y color a nuevo.


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lunes, 10 de septiembre de 2012

Seminario Cultural #71

Desde algún lugar de las barrancas de Cuernavaca, Mor. México.


¡VIVA EL SANTO SEÑOR ZAPATA!


Víctor Gochez




Editorial
Fotoseptiembre


Fotoseptiembre es un festival que se realiza con la finalidad de promover la fotografía en todo el país, así como la conexión del movimiento fotográfico de México con el exterior. 
Es más que un festival tradicional que se realiza en un solo lugar y con una programación definida por un solo centro; es un festival que convoca a todo el país a festejar este arte durante todo el mes de septiembre.
A partir de 1993, uno de los referentes más importantes de la fotografía en México este festival, que cumple en este año su décima edición, continuando un modelo cuya permanencia y viabilidad se basan en la colaboración entre la comunidad de fotógrafos y artistas, la sociedad e instituciones culturales tanto nacionales como internacionales, mismas que han colaborado y sumado esfuerzos desde su primera edición para realizar de manera bienal el mayor festejo de la fotografía en América Latina. En el seminario cultural Artetipos tendremos la próxima quincena, un número especial de fotógrafos radicados en el estado de Morelos. 


PORTADA


02


COLUMPIO
La diversión del conocimiento científico, 
en un ir y devenir de ideas.
Por Oscar Rodríguez

*"El Genio humanista, Leonardo Da Vinci".
*"He ofendido a dios y a la humanidad; porque mi trabajo, no tuvo la calidad que debió haber tenido".
*"Reprende al amigo en secreto y alábalo en público".

Elegantes y maravillosas frases que nos dejó el buen Leonardo Da Vinci, y a petición de algunos amables lectores y seguidores de mi aguardentosa voz, me pidieron que escribiera sobre este personaje, como resumen de un programa en Radio UAEM, titulado "Despertar con-ciencia" que conduce mi amiga Susana Ballesteros.
Mucho se conoce del genio y artista; sin embargo, esta vez quiero relatarles algo que pocas veces se menciona de él y que es justamente su Humanismo (en su caso, con "H", mayúscula).
Cerca del Palacio de Vinci (próximo a Florencia), hijo de Catrina y Pietro de Antonio nació ese "bastardo" llamado Leonardo,  -que estoy seguro más de uno, lo hubiera querido tener como hijo legítimo- el 15 de Abril de 1452. Su primer dibujo se trató de un dragón, que escupía fuego y que le pidió un campesino. El padre lo vendió a Milano Cola, por mucho mejor precio y a nuestro amigo que lo solicitó, simplemente el padre de Leonardo le dibujo el clásico corazón con la flecha cruzándolo, el niño Leonardo rondaba los ocho años… tiempo después fue alumno del maestro Verocchio (teniendo como compañeros a Sandro Botticelli y Perugino, entre otros), a los 20 años pinto a "Sta. María de la Nieve", luego estuvo con Ludovico Sforza donde pintó "La adoración de los magos” - que no terminó, como muchas de sus obras- y "La Virgen de las rocas"; trabajó como ingeniero y urbanista cuando fundó su academia; después trabajó como arquitecto e ingeniero militar… de esa etapa son "La virgen y el niño con Sta. Ana" y "San Juan Bautista", luego estuvo al servicio de César Borgia - etapa donde tuvo excelentes reflexiones con Maquiavelo- pintó "La Batalla de Anghiari"; posteriormente de 1503 a 1506 y luego de 1510 a 1515, trabajó en su famosísimo cuadro titulado "La Gioconda", murió de 69 años, el 2 de Mayo de 1519.
La información que aquí comparto, viene de mi pasión por conocer a este "Genio" y de 8 biografías distintas; expongo aquellos datos donde coinciden todas; se dice que al menos profesó 13 profesiones (anatomista, arquitecto, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista), han pasado a nuestra cultura obras como "La Última Cena", "La Gioconda", el famoso "Hombre de Vitruvio" - donde manifiesta las proporciones anatómicas, el carro de combate, el helicóptero, el submarino y hasta el automóvil-. Un joven que lo acompañó muchos años, a quien le denominaban "Salai" que significaba el demonio, jovencito muy travieso, un poco gustoso de sustraer lo que no le pertenecía, pero que siguió a su maestro con devoción, prueba de la belleza de cara, quedó plasmado en el cuadro de "San Juan Bautista"… Leonardo fue acusado de sodomía, aunque nunca fue demostrado (mucho se ha escrito al respecto, pero francamente no me parece que sea relevante, si era o no homosexual).
Sus escritos ocupan cerca de 20 000 páginas, de la cuales sólo se conocen alrededor de 13 000 (las otras están en posesión del Vaticano) y se pueden apreciar en Louvre, España, Inglaterra, Milán -entre otros- . El multimillonario Bill Gates es poseedor de parte de estas páginas y pagó una suma de 38 mil millones de dólares; donde se relata la escafandra, el códice sobre el vuelo de los pájaros y una obra de hidráulica, sobre el secado de lagunas.
Hacia 1490 hizo su experimento sobre "la ontogenia, recapitula la filogenia", era capaz de doblar herraduras con cada mano (de las cuáles una dibujaba y escribía; mientras que la otra pintaba), inventó un sistema para memorizar rostros y colores (de hecho el ahorcamiento público de Savoronola, se encuentra dentro de su obra), dormía entre 2 y tres horas, era vegetariano por decisión y amor hacia los animales; hay muchas anécdotas por su respeto a los niños y los ancianos, para sus estudios anatómicos profanó tumbas y es famosa su lira de plata con cabeza de león, en la cuál componía música y cantaba con voz excelente; además de su belleza corporal, la paz que irradiaba este genial hombre, quedó plasmada en varios relatos de quienes tuvieron la oportunidad de conocerle.
Les dejo con algunas de sus maravillosas frases, llenas de sabiduría y humanismo (por cierto, también inventaba adivinanzas):
"Así como una jornada, produce un dulce sueño, así una vida bien usada, causa una dulce muerte".
"Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales; pues su brutalidad, supera la de ellos".
"Quien de verdad sabe de lo que habla, no encuentra razones para levantar la voz".
"Quien no castiga al mal, ordena que se haga".
"En cuanto nace la virtud, nace contra ella, la envidia y antes perderá el cuerpo su sombra, que la virtud su envidia".



03



UN AGUJERO DIMINUTO EN LA PARED

Efraím Blanco

Creo en la existencia de los duendes, pero procuro no hablar mucho de eso. Prefiero evitar el tema porque siempre me hace quedar mal. Apenas le cuento a alguien de la existencia de alguno de ellos y no vuelven a visitarme en meses. Los pequeños bastardos. Les tengo un cariño especial, excepto cuando es la época del mes en que necesitan abastecer su alacena y empiezan a robarme cosas. El mes pasado les dio por secuestrar al gato. El felino se llamaba Señor Kawamura. Un digno apellido oriental.
El lindo Kawamura era serio y valiente como todo un guerrero samurái. Cuando los duendes se lo llevaron ni siquiera maulló para pedir ayuda. Vinieron cinco de esos pequeños hombrecitos y lo cargaron con una facilidad pasmosa. Yo leía un libro de cuentos y apenas puse atención al rapto. Lo confieso. Los miré alejarse por un rincón del cuarto hasta encontrar un agujero diminuto en la pared. Por allí pasaron de uno en uno. Luego, con una cuerda, jalaron a la mascota hasta cruzar por la grieta. El minino me miró con aires de resignación hasta perderse de vista.
Días después regresaron los duendecillos. A veces, aún dormido, escucho sus pequeños pies trastabillar entre los libros. Se insultan en voz baja cuando algo sale mal, pero son generalmente muy organizados. No dejan huella de nada. Al parecer esta temporada debían almacenar más comida que la de costumbre. Sospecho que en las épocas de vientos fuertes necesitan más alimento. Lo digo porque esa vez se llevaron a mi mujer. Ella tampoco opuso gran resistencia. De alguna manera sabía que la cosa tenía que ser así y se dejó llevar. Esa ocasión fueron diez los pillos. Semidormido, me di cuenta de todo pero apreté los ojos para no hacer ruido. Mi señora, tan cansada la pobre, ni siquiera se daba cuenta de lo que ocurría hasta que la pasaron por el agujero.
De unos meses para acá el departamento ha estado de lo más tranquilo. Aunque los domingos en la tarde me da por extrañar a mi gente. A veces transmiten cosas en la tele que quisiera comentar con alguien y ella ya no está. Tampoco Kawamura. Los duendes sí. Se sientan en el sillón y se adueñan del control remoto para buscar sus programas preferidos. Les gusta ver canales de noticias desastrosas y se destornillan de risa. Preparan palomitas de maíz en el horno de microondas. Cuando se aburren simplemente desaparecen por el resquicio de la pared.
Si me asomo al agujero por donde se escabullen oigo el bullicio de su pequeña ciudad. En ocasiones paso noches enteras escuchando su fiesta y muero de risa con los chistes que se cuentan por las callecitas de Ciudad Duende. Son unos malditos comediantes. He pensado que las cosas no pueden seguir siempre así. En una pequeña bodega guardo una gruesa manguera. Sería cuestión de abrirla a máxima presión y dejarlos ahogarse lentamente. Mueran pequeños bastardos. Sin embargo cuando estoy a punto de hacerlo pienso en mi amor y en el pobre de Kawamura que no sabe nadar. Tengo la esperanza de que sigan vivos y los enanos los necesiten para ayudarlos a cargar cosas, o quizá divertirse con ellos sin hacerles ninguna maldad. Eso es lo que pienso. O eso es lo que deseo.
            Los meses han pasado y he olvidado ir al trabajo. El teléfono lleva días desconectado y la chapa de la puerta ya no funciona. Estoy encerrado. Hay más duendes de lo normal. Ya no uso el control de la tele. Ahora me gustan un tanto más los programas de noticias y mi labor del día consiste en preparar la comida para mis huéspedes. Estoy siempre al servicio de ellos. A veces vienen cuando estoy dormido y pienso que van a llevarme. Pero no lo hacen. Así que espero. Me gustaría volver a ver a mi mujer. También al bueno de Kawamura. Quizá un día me roben los duendes. No diré que no me asusta. Pero les tengo un cariño especial.


Efraím Blanco
Es egresado del Diplomado en Creación literaria de la Escuela de Escritores “Ricardo Garibay” del Estado de Morelos (ICM/SOGEM). Estudió Letras Hispánicas en el CIDHEM. Ha publicado los libros de poesía “El alma de las cosas”  e “Imaginando sueños” y los libros de cuento “Estos pequeños monstruos” y “Absurdos”. Sus poemas y cuentos aparecen en diversas antologías; Ha publicado textos en periódicos estatales y nacionales, páginas de internet y revistas como Voz en Tinta, Atemporia, El Perro Andaluz, México Volitivo, ConVersa y La Piedra. Primer lugar de Poesía en los Juegos Florales Cuernavaca 2010. Tiene una columna literaria semanal titulada “En el ápice” en el diario el Regional de Morelos. Aparece en la selección de 100 autores del concurso hispanoamericano de minificción de la web hipérbola.org
Recientemente se hizo merecedor del XI premio nacional Juan José Arreola 2012 que otorga la ciudad de Guadalajara.




POEMA 1

DASEIN
La niña flor
Mónica Gameros

Cascada de palabras, cartonera
Colección 2011, Vol. 7


VII

América te he dado todo,
ahora no soy nada
Allen Ginsberg

América, mis raíces vienen de la tierra negra
& a la tierra negra he devuelto la semilla blanca.

Esto que soy, este montón de huesos,
convertidos fueron sobre el canto del viento;
se tornaron juego, palabras, suspiros;
todos se cubrieron de ego:
me calzaron, me vistieron, me domaron y luego
me abandonaron al tiempo
& me quedé con el canto escurriendo por mi mano.

América, esta mancha blanca, esta sangre depredadora,
esta idea tuya de la vida:
me hace nudo la calma,
me rompe cada mañana.

Al amanecer de mi memoria lo estalla;
me deja en silencio,
me resguarda en medio de la pesadilla humana.

América, del trigo vengo & el maíz está en mi sangre:
soy mar, del río caigo. Soy espada, soy jade:
soy guerra, violencia, amor impuesto,
una oración nocturna ante la duda absurda.

Si canto, las cañadas estallan.
Si bailo, los ríos sangran: no sé tejer la tierra,
no sé bailar para unir al universo,
no veo el ombligo del fuego nuevo: tu lengua
se me escapa.

América, soy niña, flor, tierra negra;
en el vacío monto sobre el terrible silencio.
El paisaje es roca, las ciudades histeria, los gusanos
delirio que traga viento.

Soy duelo, moneda rota, semilla perdida.
Soy una roca  pintada por la mano de una niña;
soy palabra en medio de la niebla,
una cruz blanca en la guerra,
una granada que cae entre tus hijos.

Sigo siendo la prueba de tu derrota.

En mis manos, en mis piernas,
veo a las mujeres humilladas en tiempos de guerra;
en mis ojos veo los del depredador furtivo:
demonio blanco de oscura mirada,
de cabello negro, de piel nevada,
de implacable deseo.

A morir vengo; exploro mis polos, descifro mis códigos,
doy trazo a mi paso.

Sueño con dar dirección a mi aliento en el universo;
sigo contemplando la belleza de otras dimensiones
donde soy la niña flor, la tierra negra, el aire volcánico,
el agua marina, el fuego de estrellas.

Allá, soy la voz de la niña que se hunde en las nubes
para alcanzar las palabras vueltas mariposas en ruta al sur,
invasoras de la miseria humana.

Allá, soy hoja seca migrante de la brisa,
una  gaviota atrapada en la tempestad,
un grano de arena cayendo desde una estrella en agonía.

Me reconozco en el dolor de la tortuga sobre la arena.

Destilo violencia.



04 y 05






Caminamos entre surcos y veredas
Por Carlos Freeman
caufree@hotmail.com

Caminamos entre surcos y veredas. Muchas veces tropezamos, pero nunca con la misma piedra. La aventura de lograr un proceso (muchos) de desarrollo regional nace -así debe ser- en el pueblo. Resulta del compromiso que refleja y expresa el campesino que ha dejado de serlo para engrosar las innumerables filas del asalariado mexicano; último eslabón en la cadena de mercado, que interconecta a una pléyade de centros de intercambio y consumo. Esto cuando la suerte acompaña; cuando no, se engrosa entonces el ejército laboral del desempleo. Cuando el buen barbón Marx lo anunció, muchos decidieron no creer: EUA proveerá, pensaban. Lejos estábamos de imaginar que en el seno mismo del sistema de reproducción de capital imperialista, anidaba la semilla de su propio desnivel; se requieren pobres para que existan ricos y aquellos han multiplicado su número, mientras éstos se reducen al mismo tiempo que crecen sus arcas.
Por allá de los 70´s, Raúl Prebish izó la bandera Cepalina; institución que nace de la interpretación honesta del Modelo de Desarrollo Sustentable. Muchos han sido sus logros, pero lamentablemente han sido más sus fracasos. Sus fracasos se explican en el mismo lugar donde nacen nuestros esfuerzos: en el pueblo. Cada pueblo latinoamericano está sujeto a su propia especificidad, dueño de su propia historia y de sus propias contradicciones.             
La avanzada Cepalina se enfrentó, así, al robusto esquema del Estado-Nación, aquel Leviatán panzón que reproduce los mismos paradigmas de viejos gobiernos. El intentar aplicar los mismos modelos que probaron su efectividad en Brasil, Venezuela, Chile y Cuba, no garantiza que en las regiones mexicanas obtenga los mismos resultados. Apuntando más arriba; la consigna Foxista de fomentar la producción agropecuaria es vana; si ésta no se acompaña con la apertura de mercados a nivel local, regional, nacional e internacional.
Nuestro campo es fértil y verde, la tierra es obediente y generosa, nuestras manos son fuertes y hábiles. Sin embargo, acude a la cita el otro gran obstáculo del desarrollo regional: la mentalidad agachada del México Profundo. Aun siendo dueños y artífices de nuestros propios medios de producción, carecemos de las nociones mínimas de organización comunitaria, que nos permitan acceder a otros estadios de gestión y auto gestión. La dependencia hacia el Gobierno y sus programas sociales es tal, que si ésta no existiera, las milpas ya se hubieran secado hace décadas; ocasionando lágrimas de montañas venerables, que antaño rebosaban en sus faldas de huertas y campos de cultivo, terrazas agrícolas y acueductos que permiten el flujo del agua, para dar de beber al verde que nos sustenta.
De nuevo la aventura, pero ya no basta navegar con títulos universitarios en la búsqueda de apoyo: lo que ahora resulta necesario es la necedad. La Sra. Edith, de Marcelino Rodríguez, así lo manifiesta: "Si yo no fuera necia, no habría logrado nada". Y es mucho lo que ha conseguido. Hoy, su destino le depara un viaje, quizá el último, hacia EUA, con la intención de aliviar el vacío que dejó su esposo, a causa de un accidente absurdo. Lejos se llevará su necedad y seguro estoy, que serán los gringos quienes ahora la aprovechen. Mientras tanto, aquí seguiremos caminando entre surcos y veredas, con la bandera de la necedad en el pecho.


Compañeros todos
 Adán Echeverría
Mérida, Yucatán
 Feménite



La pecera
Sofía compró los peces porque vio atrapada su angustia en esos ojos. Detrás del cristal de la pecera, esos globos saltones atrapaban las preguntas que ella acostumbraba hacer al vacío. Sintió la vista acuática recorrer su piel, los párpados caídos, las mejillas tersas, bajar por el cuello hasta entrar por el costillar, golpear el plexo para que la respiración regresara intacta y poder sentirse viva.
La noche anterior a la compra aún tenía las marcas de insomnio en la cara por el terror a sentirse presa de un amor enfermizo que ya no compartía. Tenía razón la soledad: era prisionera y los reclamos de su esposo la iban avejentando. Le llenaban la cara de surcos que, por más cremas que utilizara, le arañaban el rostro, volviéndole una anciana treintañera.
De aquel amor inaugural que la había enfrentado a sus padres, a los compañeros de escuela, no quedaba más que la sombra de aquel “Es mi decisión” que dijo apretando puños con los ojos fijos en un futuro prometedor. Ahora los peces, que una tarde de domingo compró en un tianguis, le muestran su rostro detenido en las burbujas. Gotas de aire del universo acuático suben a la superficie y revientan liberando el grito fantasmal que Sofía siente necesario.
Aquella tarde, que hubo de transcurrir entre gritos y amenazas, fiel a la costumbre de su esposo, Sofía decidió quedarse en el parque del centro de la ciudad para ver corretear las aves tras las migas de arroz, intentar una sonrisa al mirarlas desprender sus plumas mientras levantan un tenue vuelo, huyendo de las manitas de los niños que las alimentan. Esperaba que el hombre con el que vivía se calmara y le hablara al teléfono portátil. Mientras tanto dejaría que el calor la consumiera, ofreciendo el rostro al sol. Era preferible el calor incendiario a ser consumida por la angustia de permanecer en casa.
No importa perderlo todo. Ese hogar que han adornado a su capricho, el auto deportivo, el cuerpo delgadísimo producto del gimnasio por las tardes y las clases de baile en el club social. Los múltiples regalos e incluso el trabajo en las mañanas le sirven para huir del aburrimiento. El hastío se enreda cual nauyaca entre sus piernas, apretando el corazón con las escamas del tedio.
Tampoco importó la amenaza de divorcio. Él estaría con ella siempre. Lo había dicho en la iglesia junto a las promesas mutuas. Incluso lloró al ver realizarse el sueño de tener a la niña que siempre había amado. Vivía para recordárselo. Si a eso pudiera llamarse amor. Sofía quizá ya no lo intentaba, no quería hacerlo; no estaba segura si el sentimiento de salir del hogar paterno fue amor por este hombre o arriesgarse a una vida nueva. Cómo llamar a la relación que los mantenía juntos al borde del estallido que los conducía a los golpes. “No eres mi dueño”, solía gritarle a su esposo después de cada pleito.
Pedro estaba conforme con lo poco que ella le daba. Aquel hombre de cejas cerradas, dientes apretados y pómulos secos sólo necesitaba saber que él la amaba y eso, ni ella ni nadie podría evitarlo: “Te lo doy todo y nunca dejaré que te vayas”, decía la voz por el teléfono. Sofía se seca las lágrimas al regresar a casa, nuevamente doblegada. Intenta permanecer a salvo detrás de esa muralla de recuerdos con que aquel hombre pone candados a sus salidas.
De regreso a casa Sofía anduvo cinco cuadras para llegar al tianguis donde se exponía la venta de animales para mascotas. Miró un conejo. Sostuvo en sus manos a un curie. Se quedó atrapada en el verde plumaje de los loros, y la escandalera de los periquitos australianos le arrancó la risa casi en el olvido. Entre jaulas, ladridos y pelos de gato, escuchó la voz sobre los tímpanos. Su propia voz que había querido mantener encerrada y ahora le hablaba a través de los ojos de los peces dorados, subía con las burbujas de aire estallando como un eco sordo hasta sus tímpanos. Los peces dorados la miraban con sus ojos acuosos, en cuya oscuridad Sofía observó su alma atrapada arañando la superficie. Presa dentro de esos ojos, dentro de la pecera, en su propia casa, en el interior de su cuerpo.
A dónde huir, cómo sostenerse si él siempre se encarga de todo. El trabajo se lo había conseguido un amigo de su esposo. Pedro la llevaba y la iba a buscar sin contratiempos. Ni un minuto más en la oficina después de la jornada.
Con la pecera en el sitio que le ha escogido, cerca de la ventana del jardín, permanece horas, sentada, mirando el ondular de sus dorados cuerpos. En el fondo de los ojos mira el encuentro con su amante. Las escapadas por las tardes cuando su esposo trabaja. Invitarlo a casa y manchar las sábanas del matrimonio. Aquel amor que pronto se hartó de la indecisión y una madrugada se alejó diciendo: lo tienes todo menos aventura, eres una niña aburrida sin intención de rescatar su vida. Y después del No te vayas, recuerda la respuesta: Ya vendrá alguien más.
Tenía razón. Las imágenes se precipitan entre las burbujas: diversos rostros la hacen gritar en el espejo, pintarlo con labial, romperse las uñas para abrir las puertas del hartazgo. Las persecuciones con que sueña, amenazada: te encontraré donde vayas. Su corazón late apresurado. Le duelen las muñecas, moradas por los apretones, el maquillaje cubre los malos tratos, el labio roto, los lentes oscuros, el disfraz de femme fatal que oculta la violencia doméstica en que sobrevive.
Sofía junto a la pecera todo el día, absorta, comiendo yogurt con miel y bebiendo pequeños sorbos de té de jazmín. No piensa más que en la voluntad de sentirse viva, y el sexo no ha sido esa posibilidad. Ha paseado la casa reconstruyendo cada adorno y el momento de adquirirlo, cada historia con esos hombres que horadaron su cuerpo para rescatarla y que sólo consiguieron enterrarla mas en su mutismo, en su miseria.
Empaca sus cosas en un maletín de cuero y regresa junto a la pecera. Mira los peces ir y venir en el encierro del cristal. Su esposo llegará en cualquier momento, con su cara de felicidad por verla sobre la cama, doblegada. Durmiendo o llorosa con el insomnio de siempre. Ya no será así.
Baja de nuevo, corta una fruta y se queda mirando los peces dorados. No quiere huir a escondidas, quiere verlo de frente y decirle adiós. Ha apagado las luces de la casa para no mirar el cadáver de la tristeza que se derrama por la escalera. La puerta pronto dejará caer los cerrojos que anunciarán su llegada. Su partida.
Quita el oxígeno a la pecera y derrama en el agua dos puñados de sal. Espera mientras recorre cada espacio de lo que pudo ser su hogar, pasa los dedos por las paredes, sale al patio, mira las cerradas ventanas de su dormitorio, va hacia la cocina, abre los cajones, la alacena, se detiene frente al refrigerador y lo desconecta. El tiempo camina lentísimo y Sofía busca evitar los espejos de la sala.
Regresa junto a la pecera. Mira como la respiración de los peces empieza a atragantarse. Engulle la pulpa de la fruta. Se queda fija en la mirada de los peces y ve extinguirse la luz de esos discos jugosos donde se petrifican los colores y se abandonan los brillos. Para Sofía el pasado ha muerto con los peces. Pronto la puerta se abrirá.
Allá va. Es él, ha llegado. Gira el picaporte.
Sofía se levanta con decisión. El maletín de cuero en la mano. Su futuro relumbra en el cuchillo que ha quedado entre las cáscaras y el bagazo de la fruta, ahí, sobre la mesa.

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Lo que el diablo me dijo…
Dos tipos de cuidado

-ángel armenta lópez


Generalmente cuando nos hacemos fan de alguna banda o de algún cantautor, seguimos sus pasos hasta el final, sus obras, sus variantes y sus proyectos alternos, a pesar de que las emociones brotan desde el vientre, solemos ser críticos con sus etapas decadentes, así como maravillarnos y ponerles altar a lo que consideramos sus obras más perfectas.
Ahora en lo personal lo que disfruto es ver a mi artista favorito en colaboración con otro artista, que si no es de mi gusto total, sí es del nivel, y con quien haciendo tal mezcla, los resultados suelen ser maravillosos, así que hagamos un recuento de los duetos que han movido la tierra, desde algunos irónicos, como los más raros e inimaginables.
Hace tiempo, en mi búsqueda infinita sobre el jazz, conocí a Sun Ra; un músico (obviamente negro) de los más ácidos, su música siempre fue estrafalaria, así como la forma en la que se movía en los escenarios, su vestimenta africana y sus épicas apariciones en vivo, hacían de Sun Ra una leyenda. Sun Ra decidió invitar a otro locochón a grabar un disco que lleva por nombre “Meets Sun Ra” y hablo del viejo musicólogo John Cage, famoso por su acto de quedarse en total silencio frente a una orquesta y de espaldas a un auditorio, dando la orden de permanecer en total y absoluto silencio. Este disco cuenta con sólo 2 canciones, las cuales rayan en la experimentación, la improvisación y el jazz, una combinación explosiva para esos viajes internos.
Otro de los grandes discos que fueron cocinados a dueto, fueron los de Robert Fripp y Brian Eno, ambos en sus proyectos principales, como es King Crimson, Eno en Roxy Music y de manera individual hicieron cosas de altura. Cuando ambos se juntaron, revolucionaron los métodos de la electrónica, más al estilo Wendy Carlos, utilizando el llamado “sampleo” que son cintas interpoladas para usarse de forma repetitiva y de maneras contagiosamente rítmicas. Los discos fueron: “No Pussyfooting” y “Evening Stars” ambos son la cúspide de sus ideas sin dejar de lado su sello rockero y fuerte de improvisación.
Otra de las agrupaciones que sigo de cerca, es a la banda chicana Psycho Real y ese hip hop tan espeso y mugroso con todo el “mexican style”, tirando barrio siempre grueso, preciso y macizo.
Sus líricas siempre tirando al barrio, contra la tira o en pro de la población latina, la manchadez de los gabachos y los sinfines de retratos que se ven desde la esquina de un barrio. La colaboración llegó con una banda michoacana, de esas que le cantan a las ranflas y al perico, los Razos de Sacramento, famosos por su odio abierto al pasito duranguense, y su canción “quiero ponerme bien pedo” y la canción que grabaron junto lleva por título “la loquera” una mezcla de hip hop rasposo y el método lirico del norte, explosión pura para los barrios bajos.
Otras rolas que vale la pena mencionar son las canciones “CIA” y “Vomit Express” de Bob Dylan y Allen Ginsberg. Roger Eno (hermanito de Brian) y Peter Hammill que lleva por nombre “The appointed hour”, un disco para meditar y estimular el alma.
O aquella banda mítica inglesa llamada “Lord Sutch and Heavy Friends” que reunió a los requintos estrellas ex Yardbirds Jimmy Page y Jeff Beck, el baterista del Zeppelin Bonham, el piano de Nicky Hopkins quien colaboró con los Rolling Stones, y todos estos muchachos para hacer un conjunto rotativo (parecido al del voleibol) donde se deja muy evidenciado la técnica y el estilacho británico. Vale la pena escuchar este intento de maquinaria perfecta que llega a tener momentos de lucidez, pero que quedó como un pretencioso proyecto de rock.
Para cerrar con broche de oro me gustaría explicar un término que al parecer está mal empleado, hablo del término “piratería”; hoy en día le llamamos a todo aquel producto que no cumple con un perfil dentro del mercado formal, tal mercado es tan amplio que nada se escapa a la falsificación o al engaño, sobretodo la música, sin embargo, en los 60  y 70  se forjó ese término por los astutos que metían a los conciertos grabadoras y se fusilaban alguna presentación en vivo, por obvias razones, la calidad del audio eran pésimas, aunque hay algunas cintas que han sido remasterizadas (irónico) y que han salvado ese sonido primitivo de aquella noche y de aquella tocada, por ejemplo, existe un disco pirata de Jimi Hendrix, Jim Morrison y la bruja cósmica Janis Joplin. También un concierto de los Doors por una gira en Estados Unidos, y el concierto que pasó a ser leyenda de Morphine meses antes de que Mark Sadman muriera en Italia.
Así podemos pasar la noche recordando duetos que rompieron los bordes de proyectos establecidos, uniéndose para lanzar semillas que terminaron por sacar tallos que algunos aún siguen tocando el cielo.
Por cierto, ¿ya escucharon a José Alfredo y a Chavela?


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lunes, 27 de agosto de 2012

Seminario cultural

Artetipos desde Cuernavaca, Morelos. México. #70

PORTADA



02




Lo que el Diablo me dijo…
FREE PUSSY RIOT

Ángel Armenta López

La música, así como las demás expresiones artísticas a partir del siglo XVIII, pretenden cumplir con funciones sociales, culturales y políticas; sinceramente, yo no lo creo necesario. Existe todo un debate en relación a si existe la obligación o no de llevar acabo dichas funciones. Lo que me queda claro es que la música se ha llevado de punta a punta, los hilos de esa falsa máscara de la sociedad. Creo que de eso se trata a la hora de pensar en voz alta, creo que de eso se tratan las formas de convivencia entre nosotros, la tolerancia, el respeto y la honestidad nos encaminarán a formar una sociedad libre, la cuestión aquí es, qué tanto de ello ejercemos, no sólo como músicos, como pintores o escritores, sino como seres humanos.

Quede claro que en el aspecto social, ya no se trata de cómo luchar o cómo no luchar, sino de cómo vivir, es decir, hoy en día nos vemos superados por la información de masas, por el acceso a ella y las múltiples formas de “comunicarnos” donde la imagen ha sustituido al símbolo, donde lo mediático ha superado al autoconocimiento y donde todo ya está prefabricado; sí, incluso las artes y las formas de protesta y de lucha… tal como lo dijo Nietzsche: “Hablamos como debemos, comemos como debemos, escribimos como debemos y hasta hacemos revolución como debemos”, y es verdad, en el mundo observamos formas de protesta que se quedan en los tinteros.

En el caso específico de la banda de punk Pussy Riot, la cosa va un poco más allá. Si somos cuidadosos, nos encontramos con la transgresión de un lugar “sagrado”, de un espacio moralmente restringido, un altar que para los ortodoxos, lo es Todo, sin embargo, es hora de que en pleno siglo XXI y en un país de “primer mundo” como Rusia se dé por enterado, y aún más, que se asuma un carácter de pluralidad y no de hegemonía. Alguien tiene que explicarles a estos señores, dueños de la religión y la fe, que su Dios, no es el mío ni el de mucha gente, es decir, que existen las diferencias y se tienen que hacer vale. No podemos seguir permitiendo y solapando actos de uniformar a la sociedad y mucho menos a la cultura, esta última como un fenómeno dinámico y cambiante.

Habrá quien diga que las tres integrantes de las Pussy Riot se merecen su condena de dos añotes, por transgredir a la religión y a la fe de los creyentes… otros no, sobretodo aquellos que creemos que para el desarrollo sano de una sociedad y de cada uno de los individuos, se tiene que ejercer el libre albedrio. Analizando los hechos ocurridos en el pasado mes de febrero, donde en ropa interior las Pussy Riot cantaron una “oración” en contra de Vladimir Putin dentro de una iglesia hortodoxa, por las muestras de apoyo de la iglesia hacia su campaña, me pregunto, ¿qué no es más ofensivo que la religión siga teniendo que ver con el gobierno de todo un país? ¿Bajo qué normas morales y éticas se gobernará a un pueblo?  ¿Con las de la religión del presidente?

En México este tema ya lo conocemos, el PAN, siendo un partido político mocho y agachón, se escudaba en la religión católica para decirnos que los abortos eran malos aunque la madre corriera riesgo, aunque se quemaran libros de sexualidad en primarias, sumándole el terror que causaba entre sus filas, los matrimonios gay, y todo, porque la religión no se ha emancipado del Estado.

Entonces, estimado lector, hasta dónde se puede enjuiciar el acto de las Pussy Riot como un acto de atentar contra la fe, contra los creyentes, ¿no es, mejor dicho, que un sector dominante nos hace creer que ellos poseen la verdad, y los demás estamos tarados?  A mí se me hace mucho más grave y peligroso el hecho de no aceptar las diferencias en una sociedad, que cantar contra los mismos manchados de siempre. La iglesia y el Estado están a la orden de la hipocresía, del poder y de las mentiras.

Para finalizar, creo que es importante señalar que si queremos ser realmente subversivos, tendremos que actuar lo más humanamente posible, vivimos en un sistema tan deshumanizado, donde las diferencias no existen, donde la intolerancia predomina, y sobretodo, el poder sigue en manos de quienes en nombre de la política y de Dios, siguen haciendo de este mundo un lugar de mentirosos, fascistas y tiranos.


03


Memorias del Subsuelo
Mario Salazar Parra

*¿Tiene algún color la melancolía?


La lluvia moja la ciudad. Las calles se encuentran semidormidas teñidas de gris.

No es un día domingo de sol y fiesta. Es sábado 18 del mes de agosto de 2012. Antes de salir de casa leí un poco los periódicos para espantar el tedio en un acto de disimulación  contra los fantasmas que siempre vuelven para recordarme que sigo preso y a merced de las imágenes perdidas en un tiempo laberintico y sin salida.

Sin embargo, hay imágenes que parecen retratos cada vez más amarillos como una naranja cuando se pierde en un azul en lontananza… desde niño supe y sentí que la vida en la mayoría de las ocasiones va contra nuestros más vivos deseos:

Es el campo de fútbol de la Estación. Esa tarde llovía. Nuestro equipo infantil se preparaba para disputar un campeonato. Nos vestíamos para la pequeña guerra, en el fondo las casas de cartón, los perros aullando a nadie… los viejos y altivos árboles esperando con paciencia el ferrocarril eran el escenario para el desarrollo del partido. Pero algo fallaba; el árbitro no aparecía. La lluvia continuaba persistente  con necedad fastidiosa.

Nos metimos a la cancha. El balón de cuero y correa no botaba encharcado en el agua barro… yo levantaba la mirada a cada momento en busca de un guiño de sol entre las nubes… ¡no aparecía!
Pasó un poco más de media hora esperando que las cosas cambiaran. El frío dilataba nuestros movimientos cada vez más torpes.

Regresamos a vestirnos cuando nos ordenó el profesor de la escuela, con las cabezas mojadas y los rostros de no haber encontrado algo perdido parecido a un hito de alegría y sol. Se suspendió el partido. Mientras nuestros rivales se retiraban vi a lo lejos unos jóvenes  que buscaban entre la basura residuos de cerveza y alcohol…

Tiempo después, cuando ya no podía correr a la misma velocidad de un niño o de un joven, leía en un libro (Genio y Artista de Emil Ludwig) sobre las obras escultóricas y las pinturas de los grandes artistas plásticos sobre la melancolía, expuestas en los grandes museos de la vieja Europa. Con toda su belleza y plasticidad no se comparan a la vivencia infantil que me hizo conocer el sentimiento frustrado de aquella tarde y que dicen se parece a la melancolía. Existen cosas imposibles de explicar, sin embargo, desde ese tiempo cuando escucho esa palabra la veo vestida de un color amarillo pálido.

La imaginación no tiene ni conoce límites, va más allá de nuestra razón… al menos en apariencia, sale fuera de contexto y vuela sin brújula y sin control, nos hace sentir un estado placentero o nos pone un muro infranqueable.

Juan Carlos Onetti  construyó su Puerto de Santa María, otros escritores han inventado ciudades, sitios, que en un principio sólo a ellos les pertenecía.
A mí se me pierde un lugar entre un sueño o algo inventado que de manera reiterada aparece cuando menos lo espero: Son las tres de la mañana. Camino por varias calles de la Ciudad de México… hay muchos negocios abiertos y, cierto, no hay mucha gente… Se supone que estoy en un sitio algo escondido frente a la Avenida Juárez. Veo los aparadores donde venden libros. Me asombro de tanta iluminación en estas horas de la noche. Veo títulos y busco el nombre de los autores. Sin embargo, tengo la tentación de entrar a una cafetería que recién descubro. No lo hago. Sigo caminando y descubriendo colores fuertes en medio de la madrugada. Todo es una rara armonía. Escucho el chirriar de los viejos tranvías de los años cincuenta y sesenta. Transitan lentos con sus colores amarillos, con franja verde. No descubro a través de sus ventanales ningún rostro; Todo es silencio y el tiempo no se resbala con la velocidad de un reloj con su segundero ruidoso… me pongo enfrente de una galería admirando un cuadro que se llama la embarcación de los locos; todos sus rostros se encuentran exaltados, frenéticos y decididos desafiando el mar que amenaza con hundir la nave. Su ropaje es del siglo dieciocho. Llevan laureles en las cabezas.

Finalmente, entro a un lugar lujoso donde existen muchos libros en los anaqueles. El compendio del mundo, me dice una joven mujer que se encarga de atenderme al tiempo que me pregunta sobre el título del libro que busco. Me encuentro asombrado, no atino a responder a su pregunta de inmediato. Ella insiste, le sugiero lo que busca la mayoría de nuestros clientes al tiempo de mostrarme una lujosa pasta de uno de ellos. Veo el título: Cómo regresar al excitante mundo de los sentimientos en pleno siglo XXIII. Parece un recetario en donde se muestran muchos colores de las pastillas. Al verme petrificado por la falta de saber en realidad de qué se trata, me explica; El asunto es muy simple, señor. En el siglo pasado la humanidad entró en la plenitud de la robotización y hoy pagamos las consecuencias los más jóvenes y los niños. Hemos perdido en nuestro cerebro –la neurociencia- dicen los científicos ancianos, las fibras más delgadas que lo habitan y en donde radicaban nuestras sensaciones y sentimientos. Los robots nos siguen desplazando… ¡hoy son los que mandan y gobiernan en nuestras acciones! Como ve, este libro es clandestino y pocos saben de su existencia…

Me pierdo en la ubicación del tiempo y del espacio. Prometo volver a la brevedad posible para darme tiempo y reaccionar sobre los últimos acontecimientos. Con desenfado se retira dándome la espalda al ver que no reacciono.

Me retiro del lugar buscando el centro de la ciudad. Camino mucho y me voy por las calles extraviadas sin encontrar el sitio de referencia o de algún edificio conocido, sigo admirando sitios y lugares.

Cuando desaparecen las imágenes me interrogo sobre la posibilidad de haber estado en dicho lugar o es un sueño recurrente, me produce un sentimiento de melancolía cuando me desprendo de las imágenes pero de algo estoy cierto, existe un hilo conductor y amarillo entre el juego de fútbol cuando niño y la ciudad nocturna que no acabo de descubrir y sigo inventando cobijado en el mismo sentimiento de melancolía infantil perdida en un campo de fútbol.

P.D. Para mis amigos Francisco Flores Castro y Enrique Provence; también para Armando Espejel y su esposa Virginia Martínez… para Concepción.


Ochentas "reloaded"
Por Carlos Freeman
caufree@hotmail.com


La trama parece lejana. Lo es. Data de mediados de los años 60, cuando nuestro país se preparaba para entrar en una vorágine social, económica y política que no conocía. Atrás habían quedado los sueños ácidos de nuestros padres -sobre todo de aquellos cosquilludos - y el mundo laboral los reclamaba; cambiaron sus pantalones acampanados, rasuraron sus melenas y se alargaron las faldas. Las oficinas se llenaron y ahora era Travolta y no los "Rolling" quienes rifaban. "Saturday Nigth Fever" fue también en México, un despertar amable, de la tremenda cruda sesentera. Insertados de improviso en una agenda urbana/laboral que a muchos les pareció monótona, se dedicaron al fino arte de la procreación, amparados por el mítico Manual de Carreño.

Después del acelere y a causa también de él, llegó por fin la famosa Generación X, los nacidos entre finales de los 60 y hasta principios de los 80. Éramos muchos y se nos acusó de ser apáticos, desertistas, agachados, apolíticos, etc. Incluso se nos bautizó como los resultados imprecisos del "babyboom", un directo resultado de la teoría de la transición demográfica. Nuestra infancia era moderna desde lo tradicional, pues aún nos tocó jugar físicamente con otros niños en las calles, con juguetes de madera y plástico; los juegos eran todos de una simpleza, que rebosaba una felicidad tangible en cada rostro sucio, en cada par de manos ansiosas. Muy pronto llegó esa época cosmopolita que significaron los 90, cuando aquellos otrora cosquilludos melenudos, faldascortas de los 60, mostraron las primeras señas de una adultez, que se vio acelerada a causa de la entrada en flor de sus primeros hijos. Los primeros visos de una modernidad acelerada y lo primero que dio claras muestras de nuestro próximo futuro electrónico, fue el legendario "Atari". Con él crecimos, con él nos sentimos groseramente modernos.

La trama es ahora. Comienza con los primeros puentes que creó el "Internet", la inmediatez de la comunicación, el contacto barato que después terminó siendo "a tiempo real", cuando las citas personales se fueron convirtieron en citas "on-line" y al final, también rescatando el cara-a-cara, mediante el video. Aquel "latinmail" cavernícola ha evolucionado al "Facebook" y al "Twitter", excelentes embajadores de la nueva realidad, que impone nuevos cursos. Hoy, una nueva mentalidad socio colectiva ha empezado a desechar, los viejos paradigmas de la oscuridad próspera, que significa el pasado. Pasado viejo, antiguo. Pasado sabio que tuvo que re-crearse y volver a nacer, dueño ya, de estos nuevos paradigmas que dictó la vida moderna. Y la vida es dura para el intelectual moderno; la vida es ruda con aquellos "babyboomers", quienes vimos al pasado, juntarse con el ahora. La vida de los libros vs las redes sociales. El aquí y el ahora y allá lejos, la primitiva manera de compartir y acceder a la información.  Pensándolo bien, estimo que nuestros años ochenta han regresado; seguimos siendo testigos de una revolución tecnológica, que también entonces nos impactó y nos sacó de una realidad para insertarnos en una nueva.

Hoy ya son lejanas muchas tecnologías y regresa el sentimiento de soledad, ahora enmarcado en un torbellino de comunicación. Hoy es difícil estar aislado; pero también es complicado encontrar esos momentos de soledad que reivindican el carácter del hombre. Vivimos hoy una época similar a nuestros ochenta, pero al revés, pero desde otro pináculo. Hoy los ochenta regresan, sólo que ahora lo hacen, conectados a una red global y reproducen viejas estéticas, viejos mercados, viejas maneras de hacer política y sociedad acelerada. Hoy vivimos los ochenta recargados. Ojalá aquel "babyboomer" tenga los elementos necesarios para sortear la tormenta.


04 y 05




Sin límite de tiempo
¡Lucharán… de dos a tres caídas…!
                                                                                                                   

Efrén Galván   
  
La lucha siempre ha existido; existe desde los orígenes del mundo, es de hecho, uno de los motores  que ha permitido el desarrollo y la evolución (tanto filo, como ontogenéticamente) de la vida en la tierra, es por ella que sobrevivió el más fuerte, el mas hábil: "el mejor". También producto de ella, el hombre (y la mujer por supuesto) se han desarrollado y sofisticado, a través de la lucha. Luchamos por el alimento, el territorio, el sexo y la reproducción. A esto le podemos agregar otras refinadas luchas...  morales, religiosas, intelectuales, sexuales, de género, sociales, culturales y políticas. Aunque algunas  de estas luchas (habríamos de reconocer) no siempre son éticas, no siempre justas, y en ocasiones francamente absurdas. 

Pero La Lucha como deporte-espectáculo (que es la que nos ocupa) junto con el Atletismo, son probablemente los deportes más antiguos y populares de la humanidad, sus orígenes se pierden en el tiempo y el espacio, ya que todas las culturas y en todas las épocas, de una u otra forma se han practicado. Pero tal vez, el origen de la lucha se encuentre en los Egipcios, los Etruscos , los Griegos y particularmente (por su majestuosidad e importancia social ) con los Romanos, en el imponente Coliseo, con sus gladiadores luchando por su vida y/o su libertad ,contra  esclavos y /o contra una muy variada gama de bestias.

Los Romanos estaban claros, sabían que un pueblo tiene dos necesidades básicas. La primera es la del cuerpo, sin alimento muere el hombre. Sí pero el hombre tiene otra necesidad, y ésta es probablemente la que nos define como seres humanos. Esta necesidad no radica en el cuerpo solamente, se encuentra fundamentalmente en el alma (sea lo que queramos entender por esto). El hombre sin diversión, sin entretenimiento, sin fiesta, sin arte, sin alegría, y sobretodo sin cultura, también muere; se muere de hastío, de aburrimiento de tristeza y depresión, sumido en sus múltiples problemas, dolores, penas y carencias cotidianas.

Actualmente La Lucha Libre (término aportado por México ), además de ser parte de la cultura del pueblo, es un vistoso deporte- espectáculo que (y no por decir espectáculo sugerimos que es falso sino todo lo contrario), nos representa y se nos muestra como metáfora de muchas actividades que realizamos diariamente , La Lucha es entre El Bien y el Mal, entre el héroe y el villano ,entre los rudos frente a los técnicos, entre la máscara y la cabellera, finalmente nos presenta y representa nuestra propia vida, con sus glorias y sus tragedias, con sus triunfos y  sus derrotas.

Así, la lucha como espectáculo (supuestamente distinto a nuestra realidad) paradójicamente actúa (como en pocas actividades) igual que una metáfora de nuestra propia realidad: La lucha Libre lo tiene todo, y como cualquier otro espectáculo (o como nuestra realidad cotidiana) cuenta con un escenario, poderosas luces, suntuosos vestuarios, máscaras, capas, botas, todo esto realizado por expertos, con gran creatividad y vistosos colores, para dar paso a la acción, al happening de arte efímero, ya que todo esto puede ser destruido, desgarrado o roto, se puede perder la cabellera o la máscara  y con cualquiera de estas pérdidas... el poder  (como Sansón). Pero de entre todo este mágico mundo, particularmente la máscara nos fascina, de entrada, por ese misterio que imprime,  por la curiosidad y el des-control que nos produce, lo que en ella se oculta. Sí... oculta pero al mismo tiempo revela, es otra cosa, nos muestra lo que oculta, se cubren para revelarse ante sí, lo que  oculta nos oculta, sí… pero así nos permite mostrar el misterio y la profunda intimidad de nuestro alter-ego. La mascara permite ser lo que no se es en el mundo real, pero que también somos, permite exhibir lo que ocultamos y ocultar lo que exhibimos  y como un psicoanálisis instantáneo, nos cubre para por fin así descubrirnos.

Quiero agradecer a los hijos de La Saeta Morelense y a su familia, por las fotos, programas y revistas prestadas, así como por la valiosa información, útiles datos y enriquecedoras anécdotas, de su padre ya fallecido. Sirva pues, esta modesta reflexión, como merecido reconocimiento a la lucha libre en México y particularmente a los luchadores (en todos los sentidos) del estado de Morelos.   


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Todos los fragmentos…
Mar Gasca, pintora


Mi trabajo se centra en las formas orgánicas y en los materiales encontrados en la naturaleza. Me atraen las formas, los colores y las texturas en los cuerpos de los organismos vivos, la trama estructural de los mismos, que simulan una red, que muestra pero contiene lo que hay detrás o dentro de ella.

Cuando comienzo a pintar, pienso en un elemento primordial de la imagen, patrones corporales, y a la par decido qué soporte conformará la composición, para que la forma final de la pieza tenga una congruencia con el elemento que elijo al inicio, y que voy desarrollando conforme trabajo la pintura en su totalidad. Al emprender el trabajo, doy espacio para que la pieza hable por sí misma, que las estructuras y sus fragmentos tomen presencia.

En el caso de las piedras, me interesan por sus elementos estructurales y formales, sus colores dan pie a la pintura, me atraen por ser un soporte natural y más allá de poder singularizar a una piedra, la descontextualizo y le doy otro uso, me gusta mover el material hacia un campo distinto al suyo, pero que de algún modo pertenece.



Semblanza

Mar Gasca Madrigal, nace en México D.F., el 22 de marzo de 1986. Cursa la carrera en Artes Plásticas en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. En 2009 recibe la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en Morelos, categoría jóvenes creadores en la disciplina de gráfica. Ha trabajado en el Taller de Grafica La Siempre Habana en la manufactura de grabados de artistas como Sergio Hernández y Vicente Rojo. Colabora en la exposición titulada "Homenaje Nacional a Adolfo Mexiac". Jardín Borda, Cuernavaca, Morelos. Ha publicado su obra en diferentes medios impresos y electrónicos. Actualmente vive y tiene su taller en Cuernavaca, Morelos.



Fichas técnicas de las obras.


Obra reciente.

·        Cera, 2012
            Encausto sobre piedra

·        Seda, 2012
Encausto sobre piedra
29 x 26 cm

·        Ceronte, 2012
Encausto sobre piedra
24 x 36

·        Bajo el agua, 2012
Encausto sobre piedra
29 x 21 cm



Obra anterior.

·        Telaraña, serie “Fósiles Primeros”, 2011
Acrílico sobre piedra

·        Mosca, serie “Fósiles Primeros”, 2011
Acrílico sobre piedra.



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